Feria

Almería rinde pleitesía a su Santa Madre

  • La tradicional procesión de la Virgen del Mar, que partió desde su Santuario y cierra la Feria de Almería, recorrió las principales calles de la capital Miles de fieles la acompañaron en su caminar por la ciudad

ALMERÍA rindió ayer pleitesía y demostró su devoción a la Virgen del Mar, patrona de la capital. Los almerienses se han volcado con su Madre arropándola en su caminar por las calles de la ciudad repletas de fieles que no han querido perderse el acto con el que la Feria de Almería se despide hasta su edición de 2014.

La puerta del Santuario de la Virgen del Mar, desde donde dio comienzo la procesión, se abría a las siete y cuarto de la tarde. Aparecía entonces la cruz de guía. Tras ella los representantes de la hermandad de la Santa Cruz del Voto de Canjáyar, de la Borriquita de Gádor, del Cristo del Perdón del mismo municipio y varias más como la de la Virgen del Rosario de Roquetas.

Seguidamente en el cortejo los representantes de las hermandades y cofradías de la capital. Encabezaba la comitiva la asociación de la Virgen de la Luz seguidamente de las del resucitado, El Camino de Araceli, La Caridad... y cerrando las hermandades de pasión los miembros de La Soledad. El resto de la comitiva la conformaban las hermandades de gloria, como la de la Virgen del Carmen de Pescadería o la de la Virgen de la Consolación de Tices.

Rompía el cortejo la banda de música Santa Cecilia de Sorbas, que puso la nota musical como ya ha ocurrido en muchas ocasiones. De hecho, esta agrupación suele ser fija en la Semana Santa de la ciudad y en la Semana Grande en honor a la patrona. También participó en la procesión la Banda Municipal de Almería.

La puerta del Santuario seguía abierta, pero la Virgen no hacía su aparición. Cada vez más almerienses en los alrededores del Santuario. Pero antes de su salida debían aparecer para incorporarse a la comitiva los representantes de las hermandades filiales de la Virgen del Mar de Barcelona, Madrid y Sevilla. Tras ellos, los miembros de la Hermandad de Almería con su hermano mayor, Elías García Amat, a los que seguían un grupo de acólitos turiferarios y ceroferarios y el padre Antonio, prior de los Dominicos, que custodian el santuario de la patrona.

Entonces sí, las campanas resonaban y comenzaba asomar por la puerta del Santuario el trono con la imagen de la Virgen del Mar, adornado con nardos blancos. El trono era portado a hombros por un grupo de 68 valientes horquilleros que seguían las instrucciones del capataz.

Tras la salida de la imagen de la patrona se lanzó una amplia batería de cohetes y fuegos. Los aplausos y los vivas a la patrona resonaron con fuerza. Con la Virgen ya en la calle salían del templo el cabildo almeriense con el Obispo Adolfo González, al que seguían el alcalde de la ciudad, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador junto a sus concejales del equipo de gobierno, excepto Pablo Venzal. Tras ellos, una representación de la oposición en el Consistorio. También al completo el equipo de gobierno de la Diputación al que seguía el subdelegado del Gobierno, Andrés García Lorca, y un representación de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Con toda la comitiva en la calle comenzó la procesión General Tamayo, Federico García Lorca (Rambla), Javier Sanz, Rambla Obispo Orberá, calle Navarro Rodrigo, Paseo de Almería y Plaza Emilio Pérez (Circular).

Aquí se vivió uno de los momentos más emotivos de esta procesión con un castillo de fuegos incluido. Con la imagen de la patrona mirando hacía al mar se entonó el himno de la patrona que fue entonado por muchos de los miles de almerienses que presenciaron este momento que se completó con unas palabras de alabanza y oración por parte del Obispo.

Tras esta parada solemne, la procesión continuó por las calles Gerona y Álvarez de Castro hasta alcanzar la Plaza Virgen del Mar, donde antes del encierro del trono con la imagen de la Madre de los almerienses se cantó la Salve y el obispo impartió una bendición a todos los fieles que este año han decidido arropar y rendir pleitesía su protectora, la Virgen del Mar.

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