Feria

Una feria donde destacó el toro

FORMATO tradicional de feria al uso. Tres festejos mayores, una de rejones y el festejo de noveles conformaron una nueva feria almeriense en donde, a tenor de esa palabra llamada crisis, se ha venido a menos en cuanto a festejos celebrados.

Recién terminada, da desde luego la impresión de que sobre el ruedo de la Avenida Vilches han dejado más cosas los toros que los toreros. Entendamos que dentro de la globalidad, porque sí es cierto que hubo triunfos rotundos de matadores de toros, que dejaron constancia de porque pertenecen a ese grupo de toreros importantes dentro del escalafón.

Pero seguramente convendrán conmigo en que el nivel ganadero de la feria se ha ido elevando tarde tras tarde hasta culminar en una muy importante corrida de Torrehandilla y Torreherberos, a la que no le dieron desde luego cumplido toreo ni Juan José Padilla ni el mismísimo Fandi, quien se iba por la Puerta Grande del coso a pesar del sofocón de las autoridades, al no lograr el mínimo de trofeos exigidos en un mano a mano, tan ilógico como pestiño resultó por parte de los dos anunciados el citado encuentro. Si tenemos en cuenta la progresión de la feria en cuanto al aspecto del ganado, recordaremos por orden secuencial, una interesante y bien presentada novillada de erales de López Gibaja con la que el murciano De La Torre mostró las mejores maneras de todos los actuantes, aunque se apuntaron también al carro de pasear trofeos el jerezano Andrades y el malagueño José Antonio Lavado.

El coso almeriense registró ese día un lleno muy singular, que desde luego no fue la tónica después para el resto de los festejos.

Ese ha sido sin duda un aspecto a resaltar, porque la feria tenía al menos dos carteles de fuste en todo su cogollo como para haber alimentado el tendido con otro aforo más importante. Un discreto tercio de plaza registró el primer día del abono, le siguió al día siguiente los tres cuartos de plaza que le puso el cartel más rematado del serial y volvió a dejarse ver bajo el mínimo del primer día, en los consiguientes festejos que remataron serial.

Ganaderamente, la feria justificó su primer éxito serio con Manzanares como protagonista destacado ante una deslavazada corrida de Juan Pedro Domecq con un remiendo cinqueño de Parladé que no tuvo clase ni son para que Fandiño justificara nada. Con un toro muy noble y otro muy interesante, Manzanares se fue a hombros con el importante argumento del esfuerzo como gran figura de un cartel que se había quedado sin Morante, previo el comienzo de la feria.

La feria conocería al día siguiente el gran triunfo de otro de los gallos del escalafón. Julian López 'El Juli', justificaría su cachédentro de la feria estando muy importante con un lote serio y encastado de Garcigrande y Domingo Hernández. Una corrida que, en conjunto, elevó a cotas de interés el juego que sus astados ofrecieron sobre el ruedo. Corrida encastada que contempló además la mejor entrada de público de la feria. No fue de extrañar, por cuanto el remate de la terna con Ponce y Perera, ofrecía desde luego argumentos como para irse a los toros.

Tres orejas cortó el de Velilla de San Antonio, con un toreo muy suave al noble toro que hizo segundo en la tarde y otra labor más encastada para dar respuesta al interesante ejemplar que hizo quinto.

Ponce pasó de puntillas esa tarde estropeando una decente labor con la espada a su primero y desistiendo de mayores esfuerzos con el que segundo de su lote con el que no se encontró a gusto.

Perera, quiso y no pudo con el sexto y cortó una oreja de peso a su primero por una entonada labor.

La corrida de Torrehandilla y Torreherberos fue un auténtico lujo de encierro bien presentado, toros encastados y bravos que en general derrocharon actitudes de corrida importante.

Se pensó en un duelo de banderilleros con Fandi y Padilla mano a mano pero aquello no terminó de salir a la superficie. El zamarreo que se llevó Padilla en el tercero de la tarde desbarató todo y para colmo el jerezano no tuvo lo que se dice su tarde.

Fandi, aprovecho que el Pisuerga pasaba en forma de algarabía por el tendido y entre los numeritos del sombrerito y muy poco toreo hacia adelante , protagonizó una polémica salida por la Puerta Grande al cortar dos orejas por separado.

En cuanto al festejo que cerró el abono cabe destacar también a otro buen encierro de sangre murubeña que trajo el salmantino Sánchez y Sánchez y con el que Pablo Hermoso de Mendoza y Leonardo Hernández rubricaron la feria yéndose por la Puerta Grande, en una tarde donde el que más hizo por descorrer el cerrojo de la puerta de la Avenida de Vilches fue el palco presidencial con tres facilonas orejas, una a cada uno de los actuantes.

Con el último del festejo, la feria se fue certera camino del desolladero. De ella queda sin duda más toro que torero para el recuerdo.

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