Feria de Jerez

La última tómbola del ferial

  • Desaparecen poco a poco los más tradicionales puestos de papeletas y azar. Del gran éxito de 'la Chochona' a un negocio tocado de muerte

 Nos quitan las tómbolas. Perdemos a esos grandes y talentosos charlatanes, listos como el hambre, voz de radio y gran convicción para atraer al personal. Ni se ven los obligados paseos por el recinto cargado de gigantescos y molestos peluches. Pues ya no hay charlatanes ni tomboleros de renombre. Es la especie en extinción. ¿Será posible una feria sin una dichosa y molesta tómbola?

Y no lo digo yo; lo dice Celia, la propietaria de la única y última tómbola que se ha instalado sobre el asfaltado de la calle del infierno, que eso sí que es un infierno de calor y sofoco. Que cuenta Celia que esto de las tómbolas ya no es lo que era, que ha estado en Sevilla con dos tómbolas y ni lo comido por lo servido, que lo de la crisis y esas cosas modernas han acabado con  el ‘chiringo’, que este año ha puesto una en la feria de Jerez y puede que el año próximo ni éso... 

Y Celia sabe lo que se dice: Lleva desde los catorce años de aquí para allá, de feria en feria, en esa peculiar vida nómada del tombolero y la prole. ¡Sabrá Celia de esto! Esta mallorquina lo tiene muy clarito: “Es verdad que se nota en el bolsillo, pero creo que lo que más daño puede hacernos son los ‘chinos’. Me cuesta una vida vender diez papeletas a alguien que consigue hacerse con un peluche u otro artículo y luego te dice: ‘¡Pero si en los ‘chinos’ me cuesta la mitad!’ ‘¡Pues váyase al ‘chino’!’, le contesto. Eso es muy frecuente. “No saben, además, que mis juguetes están homologados, no como los de los ‘chinos” No sólo eso: los precios de alquiler de espacio que imponen los ayuntamientos son otro cáncer: “Más de tres mil euros he tenido que pagar yo este año por este sitio. Sume a eso los otros muchos gastos, luz, transporte... Mire a mi alrededor: puestos de tiro, de dardos, de carreras de camellos... Y, yo aquí, que no me he estrenado desde que abrí esta tarde”.

Adiós, pues, a la tómbola y a su significado. Adiós a la ‘Chochona’, la muñeca más famosa y golosa de la feria, allá por los ochenta. O a ‘Pikachu’, al valiente ‘Perrito piloto’, a Winnie the Pooh o a Bob Esponja. Este año es la simpática cerda ‘Peppa Pi’ la estrella del momento.  

Pues este es el plan que uno se encuentra cuando llega hasta ‘Tombolay’, la tómbola de Celia, esa trabajadora mallorquina que  sigue vendiendo boletos allá donde va. Va a acabar la feria y se marchará a probar suerte en la de Córdoba. Más tiempo en la carretera que en su casa. Pues ya poco nos queda de la tradicional tómbola que conocimos. Adiós a las tómbolas y a sus protagonistas, auténticos profesionales del micrófono que muestran un arte singular: “Ese, el hombre de las gafas... El de las gafas... Que no se esconda, que se acerque y pruebe suerte con las papeletas. Que tengo aquí los regalos calentitos...” 

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