Fabuloso ambiente ayer en la inauguración del Festival. El poder de la música y el hechizo de Granada consiguieron lo que en otros entornos parece imposible o, al menos, difícil. Era agradable y esperanzador ver al primer teniente de alcalde, Francisco Ledesma y a su tocayo el socialista Paco Cuenca saludarse de manera amistosa y entre sonrisas. También ver llegar a Paco Puentedurea y a Luis Salvador, de Ciudadanos, apretando manos y con excelente talante. En el concierto se sentó en actitud cómplice junto al alcalde, José Torres Hurtado y su mujer Nani, demostrando que una comida con gambas y jamón endereza cualquier desencuentro. Aptitudes esperanzadoras para lo que van a ser los próximos cuatro años a nivel político en nuestra ciudad.

El grupo 'universitario' también estaba de excelente buen humor. La nueva rectora, Pilar Aranda, está ilusionadísima con su cargo y a la espera de tomar posesión para abordar el curso que viene con toda la energía. Saludé a Juan Cruz Guevara, feliz con el reciente estreno de sus obras por la ONE en el Auditorio Nacional de Madrid y con el éxito de su Nana en la voz de Ainhoa Arteta. Ángela Barrios tampoco faltó a la cita, mientras Paco Cuenca decía que el Festival es lo que diferencia Granada y le da nivel y no el botellón. Él es amante del Fex, donde va con sus hijos. Lo acompañaba María de Leyva. Tampoco faltó Mar Villafranca. José Torrente, diputado de Cultura en funciones está contento y satisfecho de los años que ha pasado en su cargo, ahora que abandona la política, al menos por el momento.

Entre las parejas glamourosas que siempre da gusto ver están la directora de Loewe Teresa Valverde y su marido Chico Manzaneque Dávila Ponce de León. Los acompañaba Caminca Carrique.La firma Loewe siempre ha estado unida a la belleza de nuestro Festival. Otra pareja guapa y agradable es la que forman Carmen Alcanchel y Fran Muñoz, director general del Ayuntamiento y presidente del Colegio de Veterinarios. Buen .ambiente y mucha gente respaldando el evento más importante del año en Granada, mientras los gatos de la Alhambra asisten silenciosos al trajín de conversaciones y brindis. Como debe ser.