Fórmula 1

Carey, Bratches y Brawn: un triunvirato en pos de la renovación

Ross Brawn junto a Nico Rosberg.

Ross Brawn junto a Nico Rosberg. / román ríos / efe

Cuando el grupo estadounidense Liberty compró los derechos el primer cambio fue el organigrama. Bernie Ecclestone fue sustituido por un triunvirato para renovar la competención: Chase Carey, Ross Brawn y Sean Bratches, es decir, un CEO, un director deportivo y otro comercial para quitarle el polvo a la Fórmula 1.

El bigote daliniano de Chasey Carey (lo lleva para tapar una cicatriz) no pasará inadvertido en el paddock. Hábil negociador, fue el encargado de cerrar la adquisición de los derechos de la NFL y se convirtió en la mano derecha del magnate australiano Rupert Murdoch. "Hay problemas por todos lados. No se comercializa el deporte, no facilitamos a los aficionados conectarse con el deporte a través de las plataformas existentes y las relaciones con los patrocinadores son unidimensionales.

Las dos últimas décadas de la Fórmula 1 no podrían entenderse sin el nombre de Ross Brawn. Como director técnico de Benetton acompañó a Michael Schumacher en sus dos primeros títulos (1994-1995); en Ferrari fue uno de los artífices de una de las eras más gloriosas de la escudería italiana: los cinco títulos consecutivos de Schumacher, entre 2000 y 2004; y su última incursión del británico como director deportivo fue con Brawn GP, su propio equipo, que en 2009 ganó el campeonato con Jenson Button. Brawn estuvo al mando de Mercedes hasta 2013 y sentó las bases para que la escudería estableciera un dominio absoluto en las tres temporadas siguientes. Paradójicamente, el ingeniero británico deberá combatir esa hegemonía para volver a seducir a los aficionados. "No queremos perder a los seguidores clásicos, sino darles una oferta aún mejor. Y además queremos entusiasmar a nuevos seguidores", dijo a la cadena Sky. Para ello, Brawn propuso la posibilidad de establecer un límite en el gasto de las escuderías, de modo que disminuyan las diferencias entre los equipos. La idea fue polémica en el pasado. "Se han discutido los límites presupuestarios. La gente dice que no funcionan, pero nunca lo han intentado", afirmó.

El trío lo completa Sean Bratches, que hasta 2015 fue vicepresidente de ventas y márketing de la cadena deportiva ESPN, que con él al mando se convirtió en la conocida marca global que es hoy, con distintas ramificaciones y una notable presencia en Internet. En ese sentido, la designación de Bratches llega para concentrar fuerzas en el que fue el punto más débil de la Fórmula 1 en los últimos años con Ecclestone: los medios digitales. En rigor, puede que sea desde allí que el gran circo se reconcilie con su público y gane terreno entre nuevas generaciones.

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