No tiene un coche abrumadoramente superior como en las últimas temporadas, pero sí el más fiable y ahí podría estar la clave del nuevo título de Fórmula 1 que acaricia Lewis Hamilton con Mercedes. El triunfo del británico el domingo en el Gran Premio de Japón unido al abandono de Sebastian Vettel, por un problema de bujía en su Ferrari, dejaron el campeonato virtualmente sentenciado. La principal pregunta no es ahora quién será el campeón, sino cuándo lo conseguirá Hamilton.

El inglés cuenta con 59 puntos de ventaja sobre el germano a falta de cuatro carreras (100 puntos en juego) y tendrá su primer match point el 22 de octubre en el Gran Premio de Estados Unidos. Para conseguirlo necesitará ganar en el circuito de Austin, donde venció en cuatro de las últimas cinco ediciones, y que Vettel sea como mucho sexto. O ser segundo y que el alemán no supere la novena posición.

"Cien puntos son muchísimos, todo puede pasar", dijo un precavido Hamilton. También Vettel, siempre optimista, prometió seguir luchando hasta el final. Sin embargo, lo ocurrido el domingo en Suzuka parece haber sido el golpe de gracia en el campeonato. Los problemas de fiabilidad de Ferrari terminaron de hundir a la escudería italiana.

El problema de bujía que obligó a Vettel a abandonar en las primeras vueltas en Japón es el último inconveniente que suma Ferrari en una gira asiática para el olvido. En Malasia los problemas de motor lo obligaron a salir desde el final de la parrilla de salida, aunque logró después un meritorio cuarto puesto. Y en Singapur el alemán protagonizó un choque múltiple con su compañero Kimi Raikkonen y con Max Verstappen (Red Bull) que lo dejó fuera. Todo ello fue aprovechado al máximo por Mercedes, que a pese a no tener un coche tan dominante como en años anteriores se encamina a su cuarto título de pilotos consecutivo.

"Sólo en mis sueños podía pensar con una ventaja así. Ferrari nos ha planteado una dura batalla todo el año", dijo Hamilton en el podio de Suzuka. "Quiero dar las gracias a los componentes del equipo por el fantástico trabajo que han hecho y por ser tan meticuloso. Por eso estamos teniendo esta fiabilidad y estos resultados", añadió.

Pese a la frustración, Vettel no quiso criticar a los ingenieros de Ferrari. "Ser críticos es parte de nuestro trabajo, pero debo protegerlos. Los chicos han intentado dar lo mejor. La velocidad está, pero a veces suceden estas cosas", lamentó. El piloto alemán está cumpliendo apenas su tercera temporada en el equipo que admira desde la infancia, pero su sueño de lograr el título vestido de rojo, de momento, tendrá que esperar.