Su madre siempre le dijo que de mayor sería abogada de pleitos pobres o actriz, y no se equivocó. Desde los 25 años se ha paseado por la piel de muchas mujeres, hasta encontrar su alter ego en Claudia, la neuróloga de Hospital Central.

-Acabo de leer que lo que peor lleva de su labor como actriz, son las entrevistas. ¿Por qué teme tanto a los periodistas?

-No es que os tema, pero si que es cierto que, en ocasiones, la vida de una es el papel  más difícil de interpretar. De todos modos, aunque no pierdo el pudor, creo que ya me voy acostumbrando a esto de las entrevistas...

-Hablando del “papel de su vida”, ¿qué daría por convertirse en una ‘chica Almodóvar’?

-Me parece que Pedro entiende muy bien el universo de lo femenino y me encantaría poder trabajar con él. Es uno de nuestros mejores directores y daría lo mejor de mí misma trabajando con él, no por ser ‘chica Almodóvar’, sino por encarnar esos personajes que describe.

-A las órdenes de Miguel Bardem se convirtió en La mujer más fea del mundo. A pesar de esta fiebre de ‘Bettys’, ¿no cree que el mundo de la interpretación es algo superficial?

-A mí no me lo parece. Más bien me posiciono del lado contrario, porque no creo en interpretaciones superficiales, sino en actores superficiales. Eres lo que actúas. La feminidad de la mujer es un universo maravillosamente complejo, y a pesar de que sé que se escribe muy poco para nosotras, el cine nos ha regalado papeles preciosos.

-Aun así, ¿siguen quedando  caras bonitas a las que se les abran todas las puertas del estrellato?

-No lo sé, dímelo tú, que conocerás más famosos. Yo sólo te puedo hablar de mi caso  y te aseguro que no he hecho otra cosa más que trabajar. No ha habido papel que haya realizado para el que no haya hecho un casting previo. La apariencia física de uno sólo determina en qué tipo de personaje puedes encajar y en cuál no, pero no puede acotar tu talento.

-Scarlett Johansson critica que Hollywood ponga fecha de caducidad a las mujeres. ¿En España es igual de complicado permanecer a flote ?

-En nuestro país, al igual que en el resto de la industria cinematográfica, se escriben muy pocos personajes femeninos aunque, en general, la industria europea es menos tirana que Hollywood. Recomiendo a todo el mundo un documental que versa sobre este tema, Buscando a Debra Winger, dirigido por Rossana Arquette.

-Si retrocedemos en su biografía nos encontramos con que no siempre deseó pisar las tablas, e incluso llegó a licenciarse en derecho. ¿Alguna vez ha fantaseado sobre cómo sería su vida si se hubiese dejado arrastrar por esta segunda vocación?

-En realidad estudié relaciones laborales y ejercí durante varios años como laboralista en un despacho que montamos con otros profesionales, nada más terminar la carrera. No me dejo nada en el tintero, disfruté muchísimo durante esos años. Sin embargo, mi verdadera vocación es ser actriz y esta profesión es, junto a mi familia, toda mi vida.

-Ahora que habla de su faceta ‘casera’, fuera de los platós es una mamá normal y corriente. ¿Es posible compatibilizar el trabajo en televisión con la maternidad?

-¡Claro que sí! Yo opino que es posible compatibilizar cualquier trabajo con la maternidad. Los actores tenemos una logística distinta, pero sólo es cuestión de organizarse, te lo garantizo.

-Y el papá –Iván Sánchez–, ¿se involucra normalmente en los cuidados de Jimena?

-Por supuesto. Somos una pareja moderna.

-¿Cómo lleva compartir también la escena con él en Hospital Central?

-¡Es fantástico poder coger juntos las vacaciones! Además, apenas compartimos trama, con lo cual en el trabajo casi no nos vemos.