Bailarina, primero, actriz, más tarde, Mónica Cruz parece haber seguido los pasos de su hermana Penélope en el mundo del espectáculo pero lo cierto es que, desde muy pronto, lo tuvo muy claro: quería ser artista. Así que, a partir de ahí, no hizo sino luchar por abrirse hueco en una profesión complicada donde, además, cuenta con un referente mundial tan destacado como lo es la esposa de Javier Bardem. Sin embargo, a la pequeña del clan de "los" Cruz, dicha situación no parece haber supuesto inconveniente alguno y, más bien al contrario, con mucho trabajo y empeño se ha ganado un lugar propio, al menos -y de momento-, en nuestro país. Reclamada por Rosa Clará como imagen de la firma Aire, Mónica reapareció en Barcelona, la semana pasada, avanzando una colección 2011 con la que reconoce haberse sentido "muy cómoda" y "muy favorecida".

-Contemplándose de esta guisa… ¿Imagina cómo será su traje de novia?

-Bueno, no es algo que te planteas hasta que sucede. A día de hoy, desde luego que no pienso en eso aunque estoy segura que, al llegar el instante, te hace ilusión y es un proyecto bonito.

-Al menos sí pensará cómo será la boda, ¿no?

-Pues irá en función de la ceremonia por la que me decantara. Lo que sí tengo claro es que Aire te da todo tipo de modelos para elegir.

-¿Le gustaría diseñar este tipo de prendas, quizás?

-Me encantaría. Son como vestidos de fiesta y quedan preciosos puestos.

-¿Es el día del matrimonio el más feliz para toda mujer?

-No. El día más feliz para cualquiera de nosotras es ése en el que le ves la cara a tu bebé. Y, posteriormente, todo lo que viene detrás, lo que conlleva el paso el tiempo, por supuesto.

-Ya que saca a relucir esta cuestión, imagino que todos los periodistas le preguntarán ahora por el embarazo de su hermana…

-(Risas) Sí, imaginas bien…

-¿Y qué dice al respecto?

-Que estamos contentos y felices. No puedo comentar más nada…

-¿Le molesta que le interroguen tanto sobre Penélope?

-Mira, a mí molestarme, no me molesta pero me puede llegar a enfadar que no se entienda que cada uno tenga su vida privada.

-Entonces, espera a su primer sobrino o sobrina…

-Sí, y no sabes la ilusión que me hace. Estoy tan feliz…

-¿No se anima a seguir sus pasos?

-Más claro incluso que la boda, desde que tenía diez años, es la experiencia de la maternidad. Eso es algo que no me quiero perder.

-¿Familia numerosa?

-No lo sé. Uno sólo, desde luego que no. Por lo menos dos o, si puede ser, mejor tres. Tengo dos hermanos y, la relación con ellos, es maravillosa. Sin mencionar desgracia, imagina que te pasa algo... Por lo menos, tienes a alguien ahí que forma parte de ti.

-Ustedes es que son muy piña, ¿verdad?

-No podría entenderlo de otra manera y no asimilo que, por ejemplo, unos hermanos, no se hablen. En mi familia nos hemos criado así y, lo demás, es secundario. De hecho, a mí me emociona más lo bueno que le pasan a ellos que, tal vez, lo mío.

-¿Sigue creando, junto a Penélope, sus líneas de ropa?

-Sí. Eso es una cosa que a mí, desde siempre, me ha llamado la atención y, en mi época como bailarina -que han sido más de dos décadas-, se ha reforzado por la importancia que tiene el vestuario en este campo. No me considero diseñadora pero sí puedo aportar mi experiencia y, que tenga la oportunidad de hacerlo, me parece un regalo. Va en paralelo a mi trabajo como intérprete.

-¿Y les da lugar con tantas obligaciones a ponerse juntas manos a la obra?

-Por supuesto. Nos repartimos la mitad del total cada una y, además, vamos aportando ideas. Tenemos reuniones de siete horas y me lo paso fenomenal. No me puedo quejar.

-¿Más propuestas laborales pendientes?

-Pues, aparte de continuar la colaboración con la marca japonesa para la que hacemos bolsos y joyas -de las que presentamos en breve la primera colección-, también empiezo con la cuarta temporada de Águila roja.

-¿Figura Hollywood en su horizonte?

-Me seduce más la estabilidad que he alcanzado en Madrid. Ahí tengo mi casa y la tele es un medio que me apasiona. La etapa durante la que bailé, estuve demasiado fuera.