Fiona Ferrer

"La prepotencia no va conmigo"

  • La creadora del programa 'Supermodelo', uno de los referentes de la moda en España, triunfa con 'Waku girls', novela de la que la autora podría ser cualquiera de sus protagonistas... o todas a la vez.

Desayunar con Fiona Ferrer es algo que desearían la mayoría de los amantes de la moda en nuestro país puesto que la empresaria es uno de los iconos más admirados de un sector al que pertenece desde que nació. Y es que con un padre, Juan Ferrer, presidente que fuera de la Pasarela Gaudí y, una madre, Mietta Leoni, gran modelo, parecía claro que la hija de ambos tenía un destino escrito aunque no exento de esfuerzo, formación y lucha. Toda la que ha tenido que acometer la responsable del recordado programa de televisión Supermodelo y, ahora, autora de Wacu Girls. Una historia que, gracias a las redes sociales -y al poder mediático de su creadora-, vendió la primera edición a las 24 horas tan solo de salir al mercado. Fiona, casada en 2009 con Jaime Polanco, es capaz de eso… y de mucho más.

-¿Qué tal se siente en la piel de una persona famosa? ¿Es una popularidad buscada?

-No. En todo caso ha sido producto de mi profesión. Lo social y lo personal han terminado juntándose pero, sea como sea, espero ser más conocida por lo que hago que por quién soy.

-Empresaria, presentadora, escritora… ¿Puede con todo?

-(Risas) Es cierto que toco muchos palos pero lo que me siento de veras es lo primero: empresaria. Lo de escritora me da un poco de miedo y el resto va relacionado. Nací en una familia de la moda pero entendiendo esto como un proyecto empresarial, una forma de vida.

-¿Le preocupa la imagen de superficialidad que existe sobre este sector?

-La moda es una industria y, en España, de las más fuertes. Tenemos grandes firmas como Mango, Inditex… Es superficial como lo podría ser cualquier otro terreno. Lo importante es construir tu parcelita y no dejarte llevar por tonterías.

-¿Es usted nuestra Anna Wintour?

-No… (risas). Bueno, si eso significa que tengo algo que decir y que se me escucha, me encantaría la comparación. Si es porque soy inaccesible y distante y que los diseñadores se echen a temblar cuando me vean, te aseguro que no me reconozco en esa imagen. Puede gustarte más o menos una colección pero hay que respetar el trabajo y tener sensibilidad hacia la gente. Quien hoy está arriba, mañana puede no estarlo. La prepotencia no va conmigo.

-Precisamente la editora de Vogue en América aparece, junto a otros muchos nombres, en su libro…

-Hay de todo. Realidad y ficción pero sí se describen situaciones que he vivido directamente. A Anna, por ejemplo, la he visto muchas veces en desfiles. Al final, una Wacu girl es una mujer de verdad que intenta cumplir sus sueños y que está viva. Alguien que busca un compañero que la ayude pero que no la fuerce. Cuando hice Supermodelo promocioné a algunas chicas guapísimas, que llevé a Nueva York y París, y que nunca dejaron a novios que les cortaron las alas. Tenían 18 ó 19 años. Ninguna sigue con ellos y, además, se han quedado en el camino.

-¿Es una indirecta que le manda a su propio marido?

-Bueno, si él me organiza la vida como a una reina, lo mismo le digo que sí (risas). No me toca más remedio que trabajar para mantenerme. Ésa es la realidad. Tengo un equipo que depende de mí y, cuando necesito una camisa, hay que tirar de la tarjeta de crédito. No se puede bajar la guardia sin que eso signifique, por otro lado, convertirse en una obsesa.

-Se nota que tiene carácter…

-Personalidad. Mucha. Me han costado mucho las cosas. Soy muy exigente y, como buena wacu, muy perfeccionista.

-¿No será wacu-mamá?

-(Risas) Claro. Algún día. Sin lugar a dudas, vamos… De momento tengo un conejo que me regaló mi madre en Navidad como indirecta para que fuera practicando (risas).

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