A sus 44 años no solo es uno de los actores favoritos del público sino que, además, está considerado uno de los más atractivos. Pero Jordi Mollá -quien, curiosamente, debutó en el cine español con Penélope Cruz y Javier Bardem en Jamón, jamón (1992)- también domina, más allá de su faceta interpretativa, otros campos artísticos como el de la pintura tal y como, recientemente, ha demostrado con una exposición en La Mostra de Venecia. Un auténtico 'hombre del Renacimiento' que, a estas alturas de su vida, ha encontrado el siempre difícil equilibrio personal.

-Tiene tantos frentes abiertos que no sabría encajarle en uno solo…

-Bueno, a veces he dicho que mi mujer es la actuación y, el resto, amantes que revitalizan esa relación y, como la primera está de acuerdo… (risas).

-O sea que es infiel por naturaleza, ¿no?

-Con las artes podría decir que sí. Con las personas no. Yo, a los 24 años, no me di cuenta pero todo empezó a la vez: mi primera película, mi primer corto como director, mi primer dibujo…

-¡Y eso que iba para algo que no tenía nada que ver con su actual profesión!

-Para contable. Lo que pasa es que el futuro es tan incierto… Sea como sea, tenía claro lo de ser actor pero, ante mi familia, la condición era estudiar.

-¿Le ha merecido la pena?

-Hombre, claro (risas). He tenido varios renaceres. Son muy dolorosos porque cambias de piel y la de abajo es sensible. En Barcelona, por ejemplo, tocaba en un grupo y en un concierto, mi padre -que vendía ajos, patatas y cebollas-, vino a decirme que me habían aceptado en la Escuela de Teatro.

-Dos décadas después es usted considerado un icono sexual… ¿Qué le parece?

-Me hizo gracia. A los 26 me hubiera sentado mal pero lo bueno es que te reconozcan. Ahora, con mi edad, eso me provoca una sonrisa y hasta me hace sentir más guapo… (risas).

-¿Se lleva bien con el paso de los años?

-Como todo el mundo. Hay cosas maravillosas y otras que no tanto. Eso sí, vas descartando lo que no te interesa y, en mi caso, he aprendido a reírme un poco de mí mismo. Durante mucho tiempo me he tomado demasiado en serio.

-¿Por qué de Jordi Mollá, a nivel privado, se sabe tan poco?

-Porque he querido preservar ciertos aspectos de mi carácter. Tuve una compañera sentimental muy conocida y eso no fue algo buscado. Era más joven y aquello me asustó. Si una situación parecida volviera a repetirse sería un boom de popularidad pero imagínate, por ejemplo, que estuviera con Charlize Theron… Sería 'el novio de Charlize Theron' y eso no lo quiero.

-Por cierto, hablando del 'universo hollywoodiense'… ¿Cómo le va en América? ¿Coincide con Penélope y Javier?

-Ellos son "superestrellas". Nos conocemos desde Jamón, jamón que fue el pistoletazo de salida de una nueva generación… ¿Quién iba a decirnos que, el futuro, nos tenía preparadas tantas sorpresas?

-¿Contento del balance de su recorrido?

-Sí, aunque todo no es de color de rosa. Del Jordi de hace dos décadas me queda el ímpetu. No me he transformado en un 'señor'. Ni tengo hijos, ni me he casado. Creo que los próximos diez años serán muy importantes aunque tampoco voy a volverme loco ni voy a obsesionarme con nada.