José Sánchez Faba fue incinerado ayer tarde en el crematorio del cementerio de San José de Granada. El que fuera el primer presidente de la Diputación provincial de la democracia falleció el martes con 94 años de edad (Cartagena, 1923). Ejerció como magistrado en la Audiencia Provincial y fue presidente de Cáritas.

Sánchez Faba recaló en Granada en 1968, tras terminar la carrera de Derecho en 1946 y ejercer como juez en Vera, Orihuela y Ceuta. Llegó para ser magistrado de la Audiencia Territorial.

Antonio Jiménez Blanco, en 1979, le propuso ser candidato a la alcaldía de la capital por la Unión de Centro Democrático (UCD), partido que le gustaba al ver en Adolfo Suárez a la persona capaz de llevar a cabo la Transición en España. Al final no optó al sillón de la Plaza del Carmen pero fue nombrado presidente de la Diputación (1979/83). En la institución provincial fue recordado por la notable labor de acercamiento y ayuda a los pueblos.

Cuando la UCD se ve abocada a la desaparición, José Sánchez Faba regresó a la carrera judicial y se incorporó como presidente de la Audiencia de Toledo. Añoraba Granada y regresó como presidente de la sala de lo Contencioso Administrativo para jubilarse en 1991. Posteriormente vuelve a la actividad hasta 1994 como magistrado suplente al ser designado por el Consejo General del Poder Judicial.

Su profunda moral cristiana y su preocupación social y de servicio a los demás le llevó a ser presidente de Cáritas nacional en el año 1997, cargo en el que se mantuvo hasta 2003. Ya en Orihuela presidió una institución dedicada a recoger a niños necesitados; en Ceuta fundó Cáritas Diocesana; en Toledo fue dirigente de Acción Católica y en Granada presidió el patronato de San José Obrero, institución que sostenía comedores para obreros y estudiantes. En 1994 asumió la presidencia de la Plataforma Provincial del Voluntariado de Granada y en el año 1994 fue nombrado director de Cáritas Diocesana de Granada. El 1999 recibió el premio Príncipe de Asturias como presidente de Cáritas.

Abandonó la vida pública para atender a su esposa, Virginia Aguilar, enferma de Alzheimer.