Granada

Castellano admite que debió ser más comprensivo con la oposición en Loja

  • El ex alcalde pasa su primera jornada fuera del Ayuntamiento y destaca que se cierra una etapa "muy intensa y enriquecedora"

El pasado sábado acabó una etapa en la historia democrática de Loja. Se ponía fin a un ciclo político protagonizado por el socialista Miguel Castellano, quien ha estado los últimos 12 años al frente del gobierno municipal. Tres mandatos de los que se lleva muchos buenos momentos.

Afirma sentir melancolía, aunque no pena, por haber dejado su espacio de trabajo y asegura que se cierra una etapa "muy intensa y enriquecedora" de la que ha aprendido mucho. "La Alcaldía es como una universidad de la vida porque estás en contacto con mucha gente y variados problemas", asegura.

Entre todos los proyectos no duda en quedarse con el hospital como su "gestión estrella". "No hay mejor gestión porque se trata de la salud, que es lo más importante". Aunque asegura que en política el éxito también está en los pequeños detalles: "Cuando uno ve la sonrisa de alguien cuando se ha resuelto un problema es un éxito individual". Los peores momentos los pasó con los problemas que no ha resuelto "porque no eran competencia mía o porque no podía".

Castellano cree haber sido un alcalde muy en contacto con la gente, algo que los ciudadanos le han recompensado con cuatro victorias consecutivas. Aunque defiende que la labor de regidor también se realiza fuera de la Alcaldía y del municipio. "Quien quiera hacer política doméstica en Loja se equivoca. En Granada, Madrid o Sevilla se toman decisiones que luego se proyectan en positivo en la ciudad", afirma.

Dice que no se arrepiente de ninguna decisión, pero admite que muchas cosas se podrían haber hecho de otra manera. "Eso significa reconocer errores sin necesidad de lamentarse, sino con vocación de resolverlos en un futuro".

Castellano afirma que una de las cosas que se podrían haber mejorado es la comunicación con los grupos de la oposición "aunque ellos no querían tenerla conmigo", afirma. En más de una ocasión, tanto el PP como CpL le acusaron de ser autoritario y prepotente. Reconoce que su talante tendría que haber sido "más comprensivo" con ellos, aunque justifica su trato: "Cuando la oposición te lleva al juzgado y a la permanente descalificación personal uno se vuelve más visceral", asegura.

Sobre el pacto que le ha desalojado, tiene claro que estaba "acordado antes de las elecciones" y que PP y CpL "han representado un teatro". Y sobre su sucesor, el popular Joaquín Camacho, dice que carece de experiencia.

Por último, respecto a su futuro, se muestra abierto a seguir en política pero descarta ser el delegado de la Junta en la provincia.

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