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Cervezas Trapenses: respetando normas centenarias

  • Producto exclusivo. Es una de las cervezas más preciadas del mundo, elaborada en once de los 171 monasterios que existen

  • Solo están disponibles siguiendo unas estrictas condiciones

Cervezas Trapenses: respetando normas centenarias

Cervezas Trapenses: respetando normas centenarias

No son muy numerosos y están repartidos en pocos países. En Bélgica hay seis de ellos, los otros se encuentran en los Países Bajos, Austria, Italia y Estados Unidos. Estas cervezas son generalmente turbias, de fermentación alta, con la excepción de La Trappe Bockbier que es una lager fuerte.

La orden trapense tiene su origen en el monasterio cisterciense de La Trappe, en Francia. Existieron varias congregaciones cistercienses durante muchos años, y cerca de 1665 el abad de La Trappe sintió que las reglas de los cistercienses se estaban relajando. Por ello, introdujo unas nuevas reglas estrictas en la abadía -incluyendo que únicamente se pudiera beber agua- y nació la Estricta Observación. Desde entonces, se han suavizado varias normas de la Orden.

En el siglo XIX, la cerveza fue elaborada en monasterios franceses siguiendo la Estricta Observación y más tarde fue introducida en los monasterios belgas. Los trapenses, como muchos otros religiosos, elaboraban cerveza para poder sufragar su labor. Muchos de los monasterios productores fueron destruidos durante la Revolución francesa y las Guerras Mundiales.

La creciente popularidad de las cervezas trapenses a lo largo del siglo XX ha hecho que empresas cerveceras sin conexión con la Orden etiqueten sus cervezas como "trapenses". Pero para proteger su renombre y la autenticidad de sus productos, los trapenses registraron las marcas de sus cervezas y crearon la Asociación Internacional Trapense.

Así, las cervezas deben ser preparadas respetando los criterios definidos por la Asociación Internacional Trapense si quieren poder llevar el logo Authentic Trappist Product (ATP), emitido por esa asociación.

Las cervezas deben cumplir los siguientes requisitos: El producto debe producirse dentro de los muros o en las proximidades de la abadía; el producto debe ser producido por o bajo la supervisión de la comunidad monástica y la operación debe estar subordinado al monasterio y su cultura monástica; los ingresos serán usados para el sustento de los monjes y para el mantenimiento del monasterio. Lo que sobre debe destinarse a obras sociales.

Todas las cervezas trapenses son de fermentación alta, y generalmente acondicionadas en botella. Las cervecerías trapenses emplean varias nomenclaturas para distinguir las distintas cervezas que producen principalmente basadas en su graduación alcohólica.

El sistema más conocido es aquel en que las cervezas se denominan Enkel/Single, Dubbel/Double y Tripel/Triple. Estos términos guardan relación de forma aproximada con la cantidad de malta empleada y la densidad original (original gravity en inglés) para una Dubbel y una Tripel, anotando en las barricas dicha información. Las Enkels ya no se elaboran como tal.

Los colores también pueden indicar los distintos estilos, remontándose a la época en que las botellas no llevaban etiquetas y tenían que identificarse a través de la chapa o tapón.

Algunas cervecerías/abadías producen pocas cantidades y de manera exclusiva, como es el caso de La Abadía de San Sixtus de Westvleteren (Bélgica), cuyos monjes han descubierto que una cadena de supermercados vende su cerveza por 9,95 euros. Ante ello, los monjes de este monasterio del siglo XIX han acusado a la marca de supermercados holandesa Jan Linders de violar sus "valores éticos" por vender la cerveza, ya que no está permitida su reventa. Y es que, sin el conocimiento de la abadía, la empresa había estado vendiendo tres tipos de cerveza -consideradas de las mejores del mundo por Rate Beer- por un precio seis veces superior al cobrado por los monjes.

Un portavoz de la abadía explicó que "un precio de casi 10 euros por botella va en contra de los estándares éticos y los valores que defienden los monjes. Todos los amantes de la cerveza saben que los trapenses de Westvleteren no persiguen la maximización de las ganancias, solo producen tanta cerveza como sea necesario para su sustento. Todos los beneficios obtenidos van a la caridad de la abadía".

Según las reglas de esta abadía, la cerveza, producida por 20 monjes, solo está disponible siguiendo unas estrictas condiciones, como reservar por teléfono y decir la matrícula del coche con el que recogerás las botellas. Además, según el sitio web de la abadía de Saint Sixtus, aquellos que deseen comprar botellas de Westvleteren no pueden revenderlas. "Están a la venta solo para particulares, por lo que cada comprador se compromete a no vender más la cerveza".

Como señala la propia web de la abadía, un comprador puede reservar una caja de 24 botellas cada 60 días. El precio de cada envase varía según el producto: la rubia de 5,8% cuesta 35 euros, la Acht (oscura) de 8%, 40 euros; y la Twaalf (oscura) de 10,2%, 45 euros.

A pesar de las normas que establece la propia abadía, el supermercado vendió las cervezas, según indicó un portavoz de Jan Linders, para recompensar a los clientes leales. El propio portavoz dijo que tan solo se podían comprar un máximo de dos botellas a la vez del stock total de 300 cajas de 24 cervezas (7.200 en total). Aunque vendieron las cervezas por un precio muy superior, desde el supermercado aseguraron que las ganancias eran insignificantes ya que necesitaban pagar a proveedores no identificados.

El director de marketing de la cadena de supermercados, Gineke Wilms, explicó que "la cerveza se compró a través de una serie de enlaces, por lo que el precio se elevó". Según el propio Wilms, tan solo "teníamos muy buenas intenciones y respetamos la exclusividad de la cerveza enormemente".

En España, El Monasterio de San Pedro de Cardeña, en Burgos, conocido por su pasado cidiano, escribe un nuevo capítulo en su historia al ser el primer espacio monacal español en producir cerveza trapense. Un hito, además de un proyecto empresarial, con el que los monjes de la abadía burgalesa pretenden emular a los monasterios belgas y estadounidenses que fabrican algunas de las cervezas más conocidas del mundo.

'Cardeña' da nombre a la primera variedad de cerveza trapense de España y parte de un proyecto gestado por el propio padre abad, el padre Roberto Iglesias, quien hace dos años comenzó a darle vueltas a la idea de producir una cerveza propia. Algo que ya es hoy una realidad. La comunidad de San Pedro de Cardeña ha tomado la decisión de comenzar un proyecto similar al de abadías "hermanas" que producen cerveza desde hace siglos para ayudar a la supervivencia de la comunidad y afrontar los gastos. Una idea con sello propio inmortalizado en una cerveza que ya puede comprarse en la tienda del monasterio, en el mesón aledaño y que pronto se llevará a algunos espacios de la ciudad basada en la norma trapense de elaboración cervecera. Una fórmula que, según los maestros en este tipo de bebida, hace que la bebida sea "única".

"Nuestro monasterio está unido en una asociación trapense y ahora en este proyecto", destacó el padre José Luis, perteneciente a esta comunidad, que no logra esconder su entusiasmo en dar un "paso adelante" y dar vida a un proyecto que busca "conseguir los medios económicos para el mantenimiento de la comunidad y de su patrimonio histórico, además de ayudar a los necesitados".

'Cardeña' es ya una cerveza con sello propio. El cervecero escocés Bob Maltan, maestro cervecero muy experimentado, es quien ha interpretado a la perfección el tipo de cerveza que ahora está ligado a Burgos y a la comunidad de Cardeña. Así ha elaborado una cerveza de estilo trapense belga "con carácter y personalidad, de alta fermentación y con segunda fermentación en botella". En los próximos meses se decidirá la comercialización de la bebida, que hasta la fecha puede adquirirse en la tienda anexa al monasterio.

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