Granada

El Clínico hace las maletas

  • El San Cecilio trasladó ayer a 49 pacientes al Campus, poniendo fin a su concepto de hospital. Sólo quedan servicios que irán al Virgen de las Nieves o al Materno.

Una sensación de tristeza y melancolía estaba ayer detrás de los nervios que los trabajadores del hospital Clínico disimulaban ayer durante el traslado. Se terminaba así su concepto de hospital, su casa durante muchos años. Porque aunque viejo, era como un hogar para muchos, tristes también por separarse, además, de muchos compañeros. Ahora emprenden un camino diferente. Unos coincidirán de nuevo en el Campus. Otros cambiarán de servicio pero podrán seguir viéndose allí entre pasillos o en la cafetería. Y otros cambiarán directamente de centro. Por eso, la sensación era agridulce entre los que se iban y los que se quedaban, aunque al final también reconocían que esperan las mejoras de un nuevo hospital y una nueva experiencia. 

 

La jornada de traslado afectaba a 49 pacientes ayer en el Clínico. Los de los servicios que se prestarán en el PTS. También se llevaron otros al Virgen de las Nieves, a su nueva ubicación. 

 

El operativo se activó a las siete pero en las plantas la actividad empezó mucho antes. No tenían claro el orden de salida, lo que obligó a agilizar la preparación de pacientes en algunos casos, pero todo salió rodado. Tenían experiencia en reaccionar rápido.

 

En la planta de Vascular, por ejemplo, apenas eran cuatro pacientes. Ya no había más ingresados. No ha habido cirugías esta semana y se han dado altas previas al traslado. El primero en salir fue el marido de María Castillo, de Torvizcón. Llevaban una semana ingresados y aseguraban estar muy bien atendidos, lo que esperaban continuar en el nuevo hospital. Tras él, los otros pacientes en pocos minutos, tras lo que se quedó vacía la sala y comenzaron las despedidas. Había que recoger las habitaciones, el material, y sobre todo cerrar el capítulo de historias vitales en ese hospital.

 

Lo mismo que una planta más abajo, en Neurología. Loles Sola, enfermera supervisora, organizaba el traslado de sus pacientes. No quería parar ni un minuto para no pensar más de la cuenta en la realidad que le esperaba. "Yo abrí esta sala y ahora la cierro", decía mientras besaba a sus pacientes y les deseaba suerte. Ella irá a Reumatología en el nuevo hospital. Ahora, en el Clínico, los dos servicios compartían sala y en el Campus se separarán por planta, un "separación obligatoria" que las tenía en vilo.  Otra veterana, Teresa, que empezó a estudiar en 1975, lleva diez años en la sala. Para ella fue duro despedirse, sobre todo de Loles, la que la fichó. "Llevamos aquí toda la vida", decían.

 

Así se fueron trasladando todos los pacientes, cerrando salas y escribiendo los últimos capítulos de la historia del hospital. Aún quedan pacientes de los servicios de Pediatría, Ginecología, Cardiología, Digestivo, que se cambiarán de hospital más adelante hasta vaciarlo definitivamente.

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