concienciación Jornadas realizadas por el área de gestión sanitaria sur de Granada

Ejemplos de donantes de vida

  • Donantes, trasplantados y profesionales se reúnen en Motril para debatir las situaciones que se producen cuando se plantea la posibilidad de realizar una donación

Cuando a Ángel Martín le comunicaron que su esposa, con la que estuvo estado unido casi toda la vida, había fallecido, él no se lo podía creer. Veía cómo seguía respirando, que su corazón seguía latiendo. No había oído hablar nunca de la muerte cerebral.

Estaba muy unido a su mujer, ya que gestionaban entre los dos una cafetería en la plaza del Tranvía por lo "que estábamos juntos al cabo del día más de 15 horas en el negocio", recuerda y aún se emociona cuando se acuerda ella, tanto que se le entrecortan las palabras. Los médicos le preguntaron si quería donar sus órganos, pero que había que decidirlo de forma rápida, antes de 48 horas. "Yo lo consulté con mis dos hijos mayores y pensamos que "ella está muerta pero puede salvar vidas".

A esta misma decisión llegó Yolanda Jiménez que perdió a su hija con tan sólo 6 meses de vida. "El desenlace era previsible y creía que tenía que poner algo de alegría en medio de tanta tristeza", opina.

Ángel y Yolanda participaron recientemente en una jornada de concienciación organizada por el Área de Gestión Sanitaria Sur de Granada, a fin de sensibilizar a la población de la comarca sobre la importancia y el valor de esta solidaria práctica.

A los dos familiares de personas fallecidas donantes de órganos se le sumaron dos personas transplantadas en un debate que tuvo lugar bajo el lema "Las dos caras de la donación". Además, dos profesionales del equipo intrahospitalario de transplantes del Área Sanitaria también explicaron sus experiencias en este campo.

La actividad, presidida por la delegada de Salud de la Junta de Andalucía en la provincia de Granada, Elvira Ramón, se inició con la proyección del cortometraje En el lado de la vida: Historia de una donación, protagonizado por la actriz Candela Peña, que narra los distintos pasos que se vive en el proceso de la donación.

El coordinador del servicio de transplantes del área, Raimundo García, explicó que, según había observado, en la mayoría de los casos la donación de órganos ayuda a los familiares a superar los duros momentos de la pérdida de un ser querido. Es como si les aportara esperanza.

Carmen Reyes, otra de las profesionales contó desde su experiencia laboral que había pasado por todos los servicios sanitarios, desde la UCI hasta el quirófano de extracción hasta la unidad de implantes y que también se hace duro para las personas que trabajan en el hospital. "Cuando después de pasar las 7 horas del turno con una persona, ésta fallece, vives una situación de fracaso, como profesional llegas a sentir empatía y notas la pérdida como si se tratara de tu hijo o de tu hermano, lo pasas mal, en cambio cuando te colocas en el lugar de quien recibe el órgano es otra sensación muy distinta".

Esta sensación de felicidad la vivió Montse Sánchez, quien ha estado conectada a una máquina para recibir diálisis durante 14 años. "En cuanto salí de la operación, era otra persona: tenía una energía, una vitalidad que antes no tenía, ya no notaba la sequedad en la boca", relata.

Pero Montse también tuvo que sufrir lo suyo, recuerda que en su primer trasplante a los 9 días lo rechazó. "Tuve que aprender a convivir con la enfermedad, lo primero era la diálisis, no pude finalizar mis estudios, cuando alternaba con mis amigos y ellos pedían un cubata, yo tenía que conformarme con tomar agua".

Lola García también relató su experiencia personal como persona trasplantada de hígado y recuerda con muchos nervios los días después de la operación: "tenía miedo de que no saliera bien". Cuando acabo el debate se bajó de la tarima y se fundió en un cariñoso abrazo con una doctora que le había ayudado en su tratamiento.

Todos ellos, incluido el presidente de Alcer, la Asociación de Lucha Contra las Enfermedades Renales, Federico Maya, animaron a las personas que se niegan a donar los órganos de sus allegados fallecidos, en torno al 20%, a que se pongan en el lugar de los trasplantados, porque "hay que ser valientes y dar vida a la vida".

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