pasado con presente incluido

Elodia Campra, la voz de la poesía

  • Durante muchos años ha organizado recitales en donde ha leído poemas de todos los grandes de la lírica

  • Consiguió, con Juan de Loxa, el Premio Ondas por su programa radiofónico sobre la cultura granadina en los años setenta

Los años apenas han afectado a su lozanía facial ni tampoco a su estatura. Tiene la nariz carnosa, los mofletes densos y los ojos azules de mar en calma. Y su voz… su voz es un poema de Ernesto Cardenal, de Rosalía de Castro o de Javier Egea, poetas a los que les gusta recitar. De poderosa presencia, esta mujer piensa que no es demasiado importante para salir en estos perfiles que hago cada domingo. "¿A mí? ¿Y yo que he hecho para merecer esto?", preguntó cuándo le hice la propuesta. Lo mismo que se sorprendió cuando el pasado año fue galardonada con el premio de la Feria del Libro: "Es algo que no esperaba", dijo a los periodistas. Tiene la modestia como bandera y le gusta el anonimato, que siempre ha practicado entre los miles de recitales que ha organizado para dejar a la gente ensimismada leyendo poemas que han escrito los grandes. Vivía retirada de todo y de todos hasta que hace unos meses murió Juan de Loxa, una de las personas que más han influido en su vida y con la que colaboró estrechamente durante los casi 30 años que duró el programa Poesía 70. "Cómo no voy a salir ahora a recitar los poemas de Juan", dice para justificar su reencuentro con los escenarios. Si a la poesía hay que ponerle una voz, esa es la de Elodia Rodríguez Campra, aunque en los carteles siempre se cae su primer apellido.

Música clásica

En un salón coqueto, deslumbrado por un sol primaveral que entra a borbotones por las ventanas de un piso de la calle Almona del Campillo, ella está sentada con su blusa azul larga de botones de madera, y sus ojos y pendientes del mismo color. Elodia produce una sensación de soledad llena de orgullo entre libros, cuadros y discos de música clásica. "Lo que más me gusta es escuchar música clásica, a Bach y Beethoven sobre todo. Eso me ayuda a vivir".

Elodia Campra nació en Almería en 1951. Su infancia la vivió en un ambiente en el que a los niños se les hacía callar o escuchar los poemas que recitaban su madre y sus tíos. Su madre también era poeta y publicaba sus versos en la prensa y pequeños libros que editaba. Ahí fue donde nació su condición de rapsoda, palabra que ella odia y que prefiere sustituir por lectora de poemas. Como tenía voz de radio, cuando era adolescente entró a colaborar en la COPE de Almería, aunque sus miras profesionales estaban en la capital de España. Alguien le propuso que viniera a cubrir un hueco laboral en la COPE de Granada cuando tenía 18 años. Y aquí se vino para hacer de todo, desde grabar anuncios, pinchar discos y hasta ser locutora de informativos. Todavía tenía la vista puesta en Madrid cuando se cruzó en su vida Juan de Loxa, un joven universitario que convenció a los responsables de la emisora para comenzar a emitir un programa cultural todos los domingos por la noche que aunara poesía joven española e iberoamericana con copla, flamenco y otras voces de la canción latinoamericana. Y comenzó a trabajar para ese programa.

-Juan sabía muy bien como vadear la censura, lo hacía de manera muy sutil y por nuestro programa se colaba los nuevos aires que surgían en la cultura y en los movimientos estudiantiles. Fue una etapa preciosa. Utilizábamos la literatura más libre y la censura no se enteraba. Yo ponía la voz pero la imaginación la ponía Juan. Allí dieron a conocer sus primeros pasos literarios Antonio Muñoz Molina, Javier Egea, Álvaro Salvador, José Carlos Rosales, Justo Navarro, Carlos Cano, Joaquín Sabina… En fin, mucha gente que después ha sido importante en la literatura o la música… De Sabina recuerdo cuando fue a nuestro programa con su primer disco. Eran tiempos en los que dabas una patada y salían cien cantautores. Pero Sabina era también un poeta y a mí me gustaba mucho. Luego se fue a Madrid y allí triunfó con La Mandrágora.

Poesía 70 nucleó y revolucionó la nueva cultura granadina, por ese motivo recibió nada menos que un premio Ondas en 1982. Cuando comenzó a emitirse en 1967 quedaba mucho para que llegara la democracia y eran tiempos difíciles para la creación, tiempos en los que los censores hasta pedían las retransmisiones de los partidos de fútbol con 24 horas de antelación. Juan y Elodia se empeñaban en darle voz camuflada bajo los efectos de la poesía a muchos cantautores que practicaban la canción protesta.

-Fue entonces cuando surgió Manifiesto Canción del Sur, con el propósito de reivindicar un movimiento de canción protesta con raíces puramente andaluzas, tal como se estaba haciendo en Cataluña o en el País Vasco. A este movimiento pertenecieron Carlos Cano, Antonio Mata, Enrique Valdivieso, Enrique Moratalla, Nande Ferrer, Raúl Alcover, Miguel Ángel González, Ángel Luis Luque… Si me olvido de alguno, que perdone. Juan era un genio, sabía la tecla que había que tocar en cada momento. No sólo creó Poesía 70, tuvo otro programa que se llamó Radio-Comic 7 y otro muy surrealista que se llamaba Los discos que Caperucita Roja lleva en su cestita para escuchar en el tocadiscos estéreo de la abuelita"… Jajajajaja.

Poesía 70 desapareció de la programación de la cadena local en 1994, 27 años que Elodia pasó conociendo a fondo la poesía y la música. Recuerda que pasaron por el programa Alberti, Pablo García Baena, Elena Martín Vivaldi, Pepe Infante, Rafael Guillén, Jorge Guillén… "Y hasta Borges. Hay por ahí una fotografía que se ve a Juan de Loxa en la Gran Vía con el escritor argentino".

Un mundo maravilloso

Tiene Elodia una candidez bondadosa con esos rayos de luz que entran por las ventanas. Su rostro marcado de vida aún guarda los rescoldos de su belleza. Me doy cuenta que la vanidad no va con ella. Sus palabras están llenas de la sencillez y cree que siempre es bueno reconocer a otros antes que a ella. Además de su voz, también utiliza las manos para hablar, como complemento necesario para aclarar cualquier duda o reafirmarse en cualquier opinión. Ríe, gesticula y actúa cuando cree que llega el momento. A veces la memoria le hace una jugarreta y se da golpecitos en la frente para intentar que le salga una fecha o un nombre que momentáneamente ha olvidado.

Me cuenta que cuando Poesía 70 deja de emitirse, ella sigue su labor periodística en la emisora, pero se apunta a unos cursos de teatro y expresión corporal. De alguna manera, me cuenta, quería saber todo lo concerniente a la interpretación para leer mejor poesía.

-Se abre ante mí un mundo maravilloso. Era un nuevo reto. Me gustaba mucho recitar, pero quería hacerlo desde lo que sentía, desde lo que llevaba dentro. El problema de los actores que recitan es que sobreactúan cuando leen poemas. Y no es eso. Habrá algunos poemas que lo requieran, pero la mayoría no.

Su arte llega a ser reconocido en la Universidad, donde da clases de lectura y de expresión corporal en Granada y Almería. Y empieza a dar recitales. Lee a Gil de Biedma, a Bécquer, al Lorca de Poeta en Nueva York y del Diván del Tamarit, a Pessoa, a Boscán, a Luis Cernuda a Ernesto Cardenal... También a poetas de más en la actualidad y más cercanos como Ángeles Mora, Teresa Gómez, Daniel Rodríguez Moya, Javier Benítez…

En estrecha colaboración con Ars Nova y Enrique Sánchez Vílchez realiza La luna sobre el agua, Lorca en Primavera, Lorca en Otoño, Dulce reposo de mi entendimiento, Abre la muralla, El renacimiento: lírica y Música, Werther de Goethe, Las 7 últimas palabras de Cristo en la cruz de Haydn dentro del ciclo una hora de cámara organizado por el Centro Cultural Manuel de Falla de Granada y Yo era un Alberti y lo que he visto me ha hecho dos Albertis en las Reales Atarazanas de Sevilla. También trabaja mucho y bien con cuartetos de la Orquesta Ciudad de Granada. Dice que la gente que iba a escucharla sí comprendía su trabajo y había personas que se emocionaban escuchándola.

-Una vez fui a recitar con Esteban Valdivieso al instituto de un pueblo de la provincia. Era para chavales de 15 o 16, algunos de los cuales pertenecían a cortijadas. Nos llevó Carmen Sáez, que estaba en el Instituto de la Mujer. Y no las teníamos todas con nosotros porque no sabíamos cómo iban a reaccionar los chicos. Estuvieron todos embobados. Al final un chico se me acercó y casi llorando me dijo que no había oído nada parecido en su vida. La gente en general sí es muy receptiva cuando leo poemas.

De sus cientos de recitales que ha organizado, dice que hay dos que llevará siempre en su memoria. Uno en el Ateneo de Madrid donde leyó poemas de Clara Campoamor y textos de Victoria Kent y otra en la Mezquita de Córdoba, con textos de Rafael Guillén, en un homenaje dedicado a Antonio Fernández Moreno 'Talismán', el padre de Reinaldo Fernández, en donde dirigió la orquesta Azucena Fernández, también hija del homenajeado.

Hace cinco años Elodia pasó un episodio serio de salud. Algo relacionado con su corazón. Me dice que ella no era consciente de su gravedad, pero que los médicos del Hospital Virgen de las Nieves, -"a los que tengo que agradecerles mucho"- le dijeron que se había salvado de milagro.

Por eso ya no quiere contratiempos en su vida. Siente que ya ha dado todo lo que tenía que dar. Tiene cuatro hijos y ocho nietos, a los que atiende siempre que tiene necesidad de ejercer de madre y abuela.

-Elodia… ¿y tú porque no has escrito nunca poesía? - le pregunto.

-Pues porque nunca me he sentido capaz, siempre he considerado que es un género demasiado importante para mí.

Hasta ahí llega su modestia.

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