L Primer asesinato tras la ruptura del alto el fuego

Funeral de Estado por "un joven maravilloso"

Silencio, dolor y solemnidad marcaron el funeral del agente de la Guardia Civil Raúl Centeno, asesinado el sábado a tiros por miembros de ETA en la localidad francesa de Capbreton. Los Reyes, los Príncipes de Asturias, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición estuvieron presentes en el acto, en el que se impuso al agente fallecido la Cruz al Mérito de la Guardia Civil con distintivo Rojo, y la Medalla de Oro de la Policía Nacional, los más altos distintivos de ambas instituciones.

El avión con los restos mortales de Raúl Centeno aterrizó poco antes de las once de la mañana en la Base Aérea de Getafe (Madrid). El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; el titular de Defensa, Jose Antonio Alonso; el secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho; el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, recibieron a pie de pista el féretro, cubierto con la bandera española y un tricornio. Ocho compañeros del Instituto Armado transportaron a hombros el ataúd en medio de un silencio sobrecogedor.

Tras un breve responso, al que asistieron unos 200 agentes, así como familiares y autoridades, el cortejo fúnebre, formado por 14 coches, abandonó el aeródromo hacia la sede de la Dirección General de la Guardia Civil, donde se celebró el funeral de Estado.

El luctuoso silencio sólo se rompió por los aplausos, primero dirigidos a los Reyes y los Príncipes de Asturias, cuando se acercaron a consolar a los familiares de la víctima, y más tarde, cuando el féretro hizo entrada en el patio de la Dirección General de la Guardia Civil.

Durante la homilía, precedida por los acordes del himno nacional, el vicario general del Arzobispado Castrense, monseñor Ángel Cordero, tuvo palabras de apoyo para los familiares de Centeno y de su compañero herido, Fernando Trapero, víctimas del "trágico y vil atentado terrorista" por el que "todos hemos quedado hundidos un poco en el dolor" cuando, "confiados, esperábamos el final de la violencia", dijo.

El vicario general recordó que en el caso de Centeno y Trapero, el lema de Todo por la patria que tantas veces vieron y vivieron durante su vida, "se cumplió ayer para ambos".

Tuvo palabras de recuerdo para los 206 agentes de la Guardia Civil asesinados por ETA y transmitió a los familiares la cercanía del Papa Benedicto XVI, "profundamente apenado" por los hechos, dijo.

"Enjuga tus lágrimas, madre, y no llores más", afirmó el vicario general castrense tras transmitir su "ánimo y aliento" a los miembros de la Guardia Civil, ejemplo de "entrega y generosidad" y "valientes defensores de la paz" en contraste con aquellos "agentes de muerte" -en referencia a los terroristas-, a los que animó a que "salgan de su ceguera y abandonen la destrucción" .

Los restos mortales de Centeno fueron trasladados al cementerio de La Almudena, donde llegaron poco antes de las tres de la tarde, para ser incinerados en una ceremonia íntima, a la que además de los familiares asistieron compañeros del fallecido.

Un joven "maravilloso y muy tímido" que formaba parte del Instituto Armado desde hacía cuatro años. Así lo definió ayer una trabajadora de la farmacia situada frente a la casa cuartel de la calle Batalla del Salado de Madrid, donde, según comentó a Efe la mujer, residía el agente asesinado. "Le conozco desde que nació. Le he tenido en mis brazos", señaló la auxiliar de farmacia, visiblemente afectada tras acudir al funeral en honor a Centeno, quien, según ella, viajaba a Madrid cada dos semanas.

"Era un muchacho maravilloso, muy tímido. Ojalá le hubiera tocado este fin de semana de permiso", afirmó la mujer con lágrimas en los ojos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios