Granada

Halloween: la Policía recibe 176 llamadas en 9 horas y desmantela 37 botellones

  • Las fiestas en los pisos movilizan a los agentes en una jornada sin incidentes graves

  • El cementerio, a rebosar

Cientos de personas tomaron las calles de Granada la noche de Halloween para vivir una experiencia terrorífica. Ataviados con sus disfraces y mucha pintura invadieron los pubs y discotecas de la ciudad para pasar un buen rato. El problema es que no todos decidieron disfrutar de esta fiesta cada vez más popular en la capital respetando el descanso de los vecinos. Muchos vivieron una auténtica noche de pesadilla no tanto por el miedo que denota la fiesta si no por los ruidos que los botellones provocaron en edificios del centro de Granada y algunos parques. Según fuentes del departamento de prensa de la Policía Local, la madrugada del 31 de octubre fue muy "intensa". En total los agentes recibieron 176 llamadas por distintos incidentes en el turno de 22:00 a 7:00 de la mañana que precisaron de la salida de los agentes hasta en 110 ocasiones. Aunque no hubo conflictos graves-ninguna riña ni heridos de arma blanca-, las mismas fuentes precisaron que se desmantelaron hasta 37 botellones en pisos ubicados sobretodo en el centro de Granada. Una situación que empieza a ser habitual pues son muchos los vecinos que se quejan de la expansión del botellón tras el cierre del botellódromo como ocurre en el entorno de la Glorieta de Arabial donde los vecinos han visto cómo los jóvenes toman las calles cada fin de semana en la zona que fue el germen de esta práctica que incluso motivó la apertura de un espacio espeífico para beber. No sólo se reúnen en la Glorieta. También es común la presencia de grupos en el entorno de la gasolinera de Recogidas, el carril bici que discurre en paralelo a la Circunvalación o las cercanías del Parque Tico Medina.

De los botellones de la noche de Halloween también se hizo eco el grupo municipal popular. A través de su cuenta de Twitter denunciaron la presencia de restos de botellón en una placeta cercana a Alhamar. Una "alerta" que ilustraron con una fotografía de un banco situado con varias botellas y una papelera a rebosar. Aunque, sin duda, una de las calles con mayor afluencia de personas y ruido fue Pedro Antonio de Alarcón. Esta vía se convirtió en el punto de reunión de vampiros, brujas, magos, Power Rangers o maléficas.

Pese a estos botellones, la jornada transcurrió tranquila. Según la Policía Local el plan de seguimiento de los autobuses de Rober para evitar altercados en sus recorridos por la zona Norte disuadió a quienes años atrás no dudaron en cometer actos vandálicos contra la flota. Sí hubo un caso de un grupo de jóvenes que tiraron dos huevos a un autobús sobre las siete de la tarde. Mientras tanto, en el Paseo de los Tristes, donde se celebró una fiesta multitudinaria, tampoco hubo que lamentar ningún incidente. "Supliendo las carencias de Policía Nacional porque hay una merma importante de efectivos desplazados a Cataluña la noche ha sido intensa pero sin ninguna incidencia grave a destacar", sentenciaron.

Además se llevó a cabo un control de los establecimientos para garantizar que cumplen con los horarios que recogen su licencia de actividad así como de acceso o la venta de bebidas alcohólicas a menores. Ya ayer por la mañana los agentes cambiaron la persecución de botellón y las actuaciones para garantizar la seguridad por el control del tráfico fundamentalmente en los accesos al cementerio de San José donde se congregaron cientos de granadinos.

Según detallaron fuentes de la Policía Local, hacia las once menos cuarto de la mañana se tuvo que cortar el tráfico a la altura del restaurante Albanta priorizando el acceso de los transportes públicos -taxi y autobús-para facilitar la llegada al camposanto. Sobre las 13:00 también hubo una afluencia masiva de personas que se agravó porque los aparcamientos eran insuficientes. No obstante, sobre las tres de la tarde el tráfico ya estaba normalizado. A esa hora Germán Recalde seguía vendiendo flores en uno de los puestos situados en los accesos. Las más vendidas, como cada año, son los claveles, las margaritas y las rosas. Aunque el mes de octubre -sobre todo a partir de la segunda quincena- es muy intenso, ayer recibieron un auténtico aluvión de personas.

Un paseo por el cementerio demuestra que la tradición no se ha perdido. "Hoy el cementerio parece un jardín botánico", añadió Recalde, que trabaja estos días en este local como refuerzo. La familia González, que ya había puesto las flores a sus familiares días atrás, volvió ayer a subir al cementerio. Según explicó María Estela, una granadina que había acudido junto a sus hermanas para visitar a su madre, lo normal es que acudan cuando hay menos gente. Pero ayer se acercaron para disfrutar del concierto Música para el recuerdo, mucho más suave que el reggaeton "terrorífico" que sonó fuerte la noche anterior.

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