Granada

Hurtos de abracadabra

  • Aunque apenas se denuncian, los hurtos mágicos generan pérdidas a los comerciantes que los sufren, pues hacen que se esfume parte del cambio

Con la misma destreza que un mago extrae un conejo de una chistera, parte en dos a su ayudante o saca una ristra interminable de pañuelos de colores de la nada, hay personas que hacen desaparecer como por arte de magia billetes del cambio que reciben tras realizar una compra.

Se trata de timadores que se hacen pasar por compradores para llevar a cabo los denominados hurtos mágicos, que aunque apenas son denunciados generan pequeñas pérdidas a los propietarios de los establecimientos donde se cometen.

Según la Policía, los autores de este tipo de hurtos suelen ser mujeres, normalmente de etnia gitana o nacionalidad rumana. Pueden acudir al establecimiento solas, aunque en ocasiones llevan un bebé en brazos para distraer aún más al empleado o van con otra persona que les ayuda en sus maniobras de distracción. Se caracterizan por sus dotes teatrales y por no titubear ni cortarse a la hora de actuar. Son, como se dice coloquialmente, personas con mucha cara y habilidades de prestidigitador.

En la capital, donde este año apenas se han presentado denuncias por hurtos mágicos, son los grupos de Delincuencia Urbana de Policía Nacional (de los distritos Norte, Sur y Centro) los que se encargan de su investigación y esclarecimiento, según precisa el inspector Mario L.G., que pertenece al Grupo de Delincuencia Económica de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Granada.

"El hurto mágico, aunque se llame así, no es un hurto como tal, sino que es más bien un tipo de estafa", aclara el inspector, ya que quienes los cometen "usan el engaño y la distracción" para apropiarse de dinero ajeno. Para llevar a cabo su acción, el timador entra en un establecimiento para adquirir un producto con un billete grande y verdadero, "normalmente de 200 ó 500 euros", con la finalidad de que el cambio sea muy grande. Una vez realizada la transacción, "con cualquier excusa", el falso comprador dice que se arrepiente y pide al dependiente que le devuelva su billete, todo ello procurando que éste no pierda de vista el dinero del cambio para no generar desconfianza.

Una vez que el estafador logra que se le devuelva el billete, hace el truco: devuelve el cambio incompleto sin que el comerciante se percate de nada . "Con la misma habilidad que un mago, logran meterse en la manga o entre los dedos todo el dinero que pueden", explica el responsable policial.

Este tipo de engaños se llevan a cabo "en horas en las que hay una mayor afluencia de clientes, para procurar que exista una mayor distracción para el empleado". Además se dan más en establecimientos que tienen un solo dependiente. "El hurto mágico no es como un tirón, que puede cometerlo cualquiera subido en una moto, sino que requiere que la persona que lo comete tenga lo que popularmente se conoce como caradura", advierte el mando policial, al tiempo que explica que si el timador es descubierto porque el empleado decide contar el cambio, suele desprenderse de los billetes previamente ocultados arrojándolos al suelo disimuladamente. "Los tiran al suelo de forma que cuando llegue la Policía sea muy difícil demostrar que tenían intención de apropiarse de ellos", añade.

A veces, estos timadores llegan a amenazar con enviar a familiares a causar destrozos en la tienda para intentar que el comercio no denuncie. "Normalmente sólo denuncian empleados de establecimientos con cámara que tienen que justificar el descuadre de la caja al dueño", revela el inspector.

Los hurtadores mágicos suelen ser itinerantes, es decir, cambian a menudo de ciudad y actúan en municipios distintos al suyo. Es el caso de Teresa G.M., una mujer, vecina de Ciudad Real a la que le constan 154 detenciones y que está especializada en hurtos mágicos. En su recorrido pasó por Granada, siendo la última vez que fue detenida por hurto mágico el pasado 24 de enero en Alicante, donde pagó una carcasa de móvil que costaba 4 euros con un billete de 100. La mujer obtuvo la vuelta y a continuación dijo que no quería el artículo, ocultando dos billetes de 20 que finalmente aparecieron en el suelo.

Aunque sean muy escasas las denuncias por este tipo de engaños, existen variantes del hurto mágico que sí están dado un considerable trabajo a la Policía Nacional. Dos de ellas se están cometiendo en los establecimientos de compraventa de oro, que tanto han proliferado en los últimos tiempos. En la primera variante, el cliente llega con la intención de vender una cadena de oro auténtica y una vez que la persona que regenta el comercio hace las comprobaciones de rigor -entre ellas el rayado y el corte-, da el 'cambiazo' a la pieza. El timador, sin que el comprador se percate, logra sustituir la cadena auténtica por una exactamente igual que resulta ser una baratija. En la segunda variante, el vendedor llega con un conjunto de joyas falsas pero realizadas con una aleación tan similar al oro que el joyero sólo se da cuenta de que ha sido engañado al ir a fundirlas. Este tipo de estafas han aumentado mucho, así que ojo.

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