Granada

Ladran, luego cabalgamos

Ladran, luego cabalgamos

Ladran, luego cabalgamos

Con la tranquilidad que da el no necesitar promocionar ningún libro porque no he escrito ninguno en mi vida, y tampoco necesito denunciar por celos a otros investigadores por sus actividades porque no soy envidioso y siempre les desearé éxito en sus actuaciones, hagan lo que hagan, porque la vida es muy corta y muy hermosa para perder el tiempo con mezquindades, y aprovechando la generosa invitación de Granada Hoy, me dispongo a puntualizar algunos detalles sobre la fascinante investigación histórica liderada por Víctor Fernández, periodista de raza, y apoyada con entusiasmo por el hispanista Ian Gibson sobre la posibilidad de que un maestro cojo, Dióscoro Galindo, los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, y un tal Federico García Lorca, que al parecer era escritor, estén en la actualidad, bajo el cemento de una fuente en el Parque García Lorca de Alfacar.

Mi cuota de vanidad les aseguro que está absolutamente cubierta por completo después de localizar, mediante georradar y otros métodos geofísicos, la tumba de Miguel de Cervantes en un convento de Madrid, la del Rey Boabdil en Fez (Marruecos), siete víctimas de crimen en España y dos en Colombia, colaborar en la detección de más de 100 fosas comunes en España, Argentina, Colombia y Rusia, las trincheras radioactivas de Palomares, dos aeronaves con víctimas en su interior en Argentina y España, y decenas de trabajos similares. Además de estar condecorado con la Medalla al Mérito Policial ( sin serlo) y felicitado en múltiples ocasiones por la Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía, Policía Foral de Navarra, Gendarmería Argentina y Mossos de Esquadra.

Con Andalucía tengo una relación especial. Aparte de localizar en Fez al ultimo Rey de Granada, Boabdil, he sido condecorado por localizar la hoguera-horno de Ruth y José Bretón, junto con el CNP he trabajado intensamente en varias ocasiones buscando a Marta del Castillo, localicé en Almonaster los cuerpos de María del Carmen Espejo y su hijo asesinados también para el CNP. Y, curiosamente, el mismo día que terminé en Granada investigando el Parque Federico García Lorca, estaba por la mañana con la Policía Judicial y un juez intentando localizar a Ángeles Zurera en Aguilar de la Frontera desinteresadamente, pero por encargo de la Consejería de Justicia de la Junta. La cual, por ley, parece ser que debe proveer a las investigaciones judiciales de los materiales técnicos necesarios.

El motivo de que me interese tanto el tema de los desaparecidos, y me involucre tanto en buscarlos, proviene de que soy nieto de asesinado y desaparecido en la Guerra Civil. Mi abuelo José María Avial fue ejecutado en agosto de 1936 y arrojado al Río Tajo, por tanto desaparecido desde entonces. También por mi amistad con personas relevantes tanto en el mundo forense, como el profesor Francisco Etxeberría, además del arqueológico o con miembros de las distintas ARMH, siempre involucrados desinteresadamente en intentar resolver este dramático e inconcluso tema. Soy director técnico de una empresa geofísica, y experto en georradar y otros sistemas no intrusivos y no destructivos.

Entrando en detalle, y en relación con el asunto de Alfacar, voy a intentar precisar el tema, para evitar las versiones absurdas que estoy leyendo en los últimos días. Aunque yo he intentado explicarlo, no es fácil hacerse entender. En 2009, realice una mínima prospección en el Parque García Lorca. Fue una decisión que tomamos varias personas relacionadas con estos asuntos de exhumación de fosas de desaparecidos , entre ellos miembros relevantes de varias ARMH, algún forense de entidad y arqueólogos e historiadores, perplejos con lo que entendíamos era oscurantismo en la exhumación precisamente y únicamente de esa fosa.

Víctor Fernández me recomendó, aparte de realizar radagramas sobre la zona del Olivo, que mirase en la fuente ya que tenía vagos datos de algún testigo sobre ese punto concreto. Así lo hice, pero lo que se veía al analizar los radagramas era una anomalía con algún tipo de material exógeno, introducido ahí, no geológico, pero no era la señal adecuada de una posible fosa inalterada con material osteológico. Por tanto, en ese momento, las descarte por irrelevancia y me centré en el olivo. Grave error.

Yo daba el tema por zanjado, pero Víctor Fernández, que es muy pesado e insistente, siguió investigando, y molestándome con sus teorías, cuando tuvo la constancia de que no se trataba de una posible fosa sino de que se podría haber introducido en el subsuelo, un saco con restos óseos mezclados con escombros. Después de mucho insistir (aprovecho esta tribuna para pedirle perdón por no hacerle demasiado caso en años anteriores ) revise esos radagramas de 2009 y me percaté de que efectivamente, existen algunos, realizados cerca de la fuente, que podían ser asociados a esa posibilidad, es decir material osteológico y escombros, aportados externamente.

Lo realizado ahora en 2018, y de ahí puede venir cierta confusión, es la reconstrucción de ese posible subsuelo alterado debajo de la fuente mediante la introducción de un saco con material osteológico y escombros, dentro de un saco de aspillera, y bajo un paramento horizontal denso, en un terreno de Toledo, concretamente en Barciente, en las instalaciones de la sociedad arqueológica Gipsia. Este trabajo científico ha sido dirigido y realizado por el doctor de Arqueología Oscar López, uno de los mejores arqueólogos de España. Una vez me comunicó tenía ya preparada la reconstrucción teórica de lo que decían los testigos de Víctor Fernández que podía estar introducido en un saco, pasamos el mismo georradar con la misma antena y la misma calibración sobre esta reconstrucción, que el que utilicé en Granada en 2009. Existe un amplio reportaje gráfico sobre este tema publicado recientemente en un diario de Toledo, que certifica la veracidad de que este trabajo científico realizado en 2018 ha tenido lugar en ese lugar, no en Granada. Aunque aseguro que la reconstrucción ha sido muy fiel al modelo original granadino.

Y aquí viene lo espectacular. Efectivamente las dos señales, son prácticamente idénticas. ¿Esto quiere decir que Lorca, Galindo, Arcollas y Galadí están allí? No necesariamente ni siquiera que a ciencia cierta haya material osteológico humano, puede ser animal u otro tipo de material. Pero es preciso, en mi humilde opinión, verificarlo o descartarlo mediante sondeo arqueológico y forense, cosa que obviamente no estoy capacitado para hacer ni tengo el menor interés. Deberían de hacerlo los profesionales que se dedican a estos menesteres, supongo que bajo supervisión de la Junta de Andalucía.

¿Entonces, dónde está el problema? Se trata sencillamente de verificar que existe en el subsuelo de esa zona, y por supuesto también de la zona donde provengan estos restos. Muy probablemente, al parecer, la zona de la cancela que da entrada al parque, existen testigos vivos que pueden refutar o apoyar los datos de carácter testimonial que cita Víctor Fernández, y que son coincidentes con la investigación que realizó Ian Gibson, desde los años 60 del siglo pasado. Por cierto, época histórica muy poco recomendable para mantener su salud intacta. Hay que ser muy inconsciente o amar demasiado a un poeta para atreverse a ir al sitio de ese asesinato y salir indemne.

¿Es descabellado el asunto? No creo, hay varios testigos que lo afirman, aparte de los datos científicos, y por cierto, lo fascinante son los paralelismos históricos, yo también esperaba encontrar un ataúd con Cervantes reposando dignamente con el Quijote entre las manos… Y estaba en una caja de reducción, mezclado con dieciséis personas más, en el punto mas profundo y humilde del Convento. Los niños de Córdoba no estaban donde los buscábamos, estaban a 500 kilómetros de distancia, en unas cajas encima de la cabeza del comisario que dirigía la investigación, en la sede central del CNP. Por cierto, tanto Cervantes, como en este caso Lorca y sus acompañantes, si se confirmara el asunto, habrían sido salvados de la desaparición eterna…por los albañiles.

Por último, pero no lo último, como dicen los anglosajones, dos cosas. Las formas hay que cuidarlas, aunque estemos muy desesperados y necesitados de atención pública, un poquito de elegancia. Imagínense si yo fuera tan mezquino de ir mendigando páginas de periódicos para denunciar a algún colega de investigación por celos, no lo haría con un libro que hubiese recién publicado bajo el brazo y salir en la foto enseñando la portada. Es un tanto patético que se pudiera confundir un justo anhelo de mantener la legalidad, con ganas de publicitar algún librillo que no interese a nadie, pero más importante aún, hay que informarse bien de las cosas, porque corre uno el peligro de hacer un memorable ridículo tergiversando los datos reales de lo acontecido. Y, por cierto, ¿qué cara se le puede quedar a alguno si los banderilleros, el maestro y el escritor finalmente aparecen bajo la fuente y en un saco de escombros?

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