fiesta | Los estudiantes de medicina en su particular celebración del patrón

Novatos al curry

  • Los estudiantes de Medicina de la UGR celebraron ayer su particular San Lucas, con el tradicional embadurnado Pese al traslado al PTS, la fiesta se desarrolló en el entorno de la vieja facultad

Los libros de Medicina ya están en el Parque Tecnológico de la Salud, pero los alumnos no. Al menos ayer el entorno de la vieja facultad, en la Avenida de Madrid, se volvió a llenar de estudiantes con batas de médico, que celebraron su fiesta de las novatadas al modo más tradicional, con su antigua sede como lugar de referencia y con la Facultad de Derecho como destino final.

Y como es también habitual los estudiantes de primer curso fueron embadurnados de huevo y otros ingredientes comestibles. Pero este año el emborrizado del centenar de alumnos novatos ha tenido un toque de fusión culinaria, al contar con el curry como ingrediente protagonista. Su intenso olor característico invadió ayer las calles de San Lázaro y el Centro hasta horas después de la retirada de los jóvenes.

Un año más los estudiantes de Medicina de la Universidad de Granada dejaron ayer unas imágenes de las que suelen dar la vuelta a España como ejemplo más evidente de la pervivencia del ritual de las novatadas. La Universidad ha rechazado abiertamente estas prácticas, la Policía ha advertido del peligro de sobrepasar ciertos límites y el Ayuntamiento de la capital alertó sobre las posibles consecuencias de ciertas actitudes. Pero los estudiantes de Medicina siguen adelante con su particular celebración del patrón, San Lucas.

La organización de esta fiesta de las novatadas incluyó incluso a unas patrullas estudiantiles de limpieza, que eran los encargados de cubrir y quitar la suciedad al final. Para evitar imágenes de basura como las de otras ocasiones, los organizadores instalaron unos enormes plásticos en la explanada de San Lázaro donde se iba a hacer el lanzamiento de huevos. Pero por mucho que esto fuera así, la ciudad quedó invadida de restos del rebozado y de ese intenso olor a curry.

A mediodía los estudiantes habían quedado citados en la puerta de la vieja facultad de Medicina, en la Avenida de Madrid, para después coger sus respectivas posiciones en San Lázaro. Los alumnos de primero fueron introducidos en una especie de corral, rodeado de cintas. Otros más veteranos se situaban en una zona alta desde donde esperaban ansiosos con cartones de huevos, paquetes de harina y otros botes. En otra escalinata, como espectadores privilegiados, cientos de estudiantes de últimos cursos con batas verdes de médicos.

Todos esperaban la llegada de El Lucas, un estudiante elegido para ser una especie de rey de la fiesta. Llegó en una carroza disfrazado de Buzz Lightyear, uno de los protagonista de la película Toy Story en la que se ambientó ayer toda la celebración de San Lucas.

Los estudiantes escogen cada año una temática para disfrazarse y en esta ocasión fue esta película de dibujos animados. Decenas de ayudantes de sheriff como Woody se mezclaban también entre las batas blancas y verdes, y entre los muchos policías que se habían desplazado allí para controlar el desarrollo normal de la fiesta. Incluso la Policía favoreció que los estudiantes contaran con más espacio al cortar al tráfico algunas calles de la zona próxima a la Facultad, lo que provocó importantes atascos y retenciones en los alrededores.

Mientras los estudiantes de primer curso esperaban el momento del lanzamiento de huevos en su especie de redil, el resto de jóvenes coreaban cánticos como "uno, dos, tres, cuatro, queremos sangre de novato". Una vez que El Lucas dio luz verde, comenzó la lluvia de productos sobre las cabezas de los más jóvenes, que hicieron una melé mirando al suelo para sobrellevar el momento. El resultado fue el previsto, chicos cubiertos de ese rebozado al curry desde el pelo hasta los pies.

Todos los participantes ponían de relieve que la celebración es voluntaria y más este año, cuando los alumnos de primero no fueron sacados de clase, como se hacía tradicionalmente. Ya hace varios años que la Facultad prohibió que nada de esto ocurriese dentro de su recinto, pero este año se ha alejado más aún, pues las aulas quedaban en el otro extremo de la ciudad. Los estudiantes acudieron por convocatoria.

"Es voluntario, pero si no vengo me van a buscar al Colegio Mayor", decía ayer uno de los chicos, momentos después de haber recibido la lluvia de huevos. La mayoría sonreían ante la adversidad, pero alguno iba con cara asqueada y algo arrepentido de acudir a la cita.

Pero la mayoría continuaron su recorrido por la Avenida de la Constitución y las calles céntricas hasta llegar a la plaza de la Facultad de Derecho, donde los estudiantes de Medicina van al tradicional encuentro con los futuros abogados.

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