Peines y cepillos con mango ergonómico, barajas de cartas gigantes, cortaúñas con lupa, ponecalcetines, enhebradores de agujas, platos antisalpicaduras o topes para puertas son algunos de los inventos que buscan mejorar la calidad de vida y dotar de independencia a los mayores, enfermos y dependientes. Precisamente ésa es la misión de las ayudas técnicas, un conjunto de instrumentos que suplen la merma de la actividad de los mayores y hacen más fácil su vida diaria.

En los últimos años estas ayudas son cada vez más variadas y especializadas pero también más demandadas por la sociedad. Incluso se ha conformado un modelo empresarial, como por ejemplo los establecimientos Mundoabuelo, especializados en ellas.

"El objetivo es facilitar la vida diaria y dar autonomía a las personas. Supone otra forma de ver las cosas", explica Armando Fernández, propietario de la tienda Mundoabuelo en Granada, la primera franquicia de España de esta marca.

Además, el envejecimiento progresivo de la población y los datos que aseguran que en unos años España será uno de los países con más personas mayores de 65 años, confirma la futura utilidad de estos productos. "También son tiendas de futuro porque hoy en día la gente trabaja y hay menos tiempo para atender a los mayores, que con estos productos pueden ganar en autonomía y seguridad para la tranquilidad del cuidador", matiza Fernández.

Lo que más se demanda son los accesorios para el hogar, seguido de los utensilios de cocina y las ayudas a la deambulación.

"Suele pasar que vienen buscando un objeto y ven otros que no sabían que existían y les vienen bien", explica Armando, que asegura que cada paciente tiene una situación distinta y requiere de unos objetos diferentes.

Junto a los productos más comunes como los de cocina, baño o de comunicación, también hay un amplio catálogo para la protección de la piel, la incontinencia, movilidad, rehabilitación, podología o estimulación cognitiva para demencias. Todo para conseguir una vejez más fácil.