Granada

Precariedad, avaricia patronal y pérdida de derechos sociales

  • Los datos hacen evidente el rotundo fracaso de las reformas laborales

Precariedad, avaricia patronal 	y pérdida de derechos sociales

Precariedad, avaricia patronal y pérdida de derechos sociales

El enunciado de este artículo parece el título de una película de terror en torno al mundo laboral, pero desgraciadamente es la realidad cotidiana que vivimos desde hace ya algunos años, más concretamente desde las reformas de 2012 y 2013.

En Granada con una ocupación de 326.850 personas frente a las 351.075 personas ocupadas en 2007. Con una tasa de paro de 25,8% y una tasa de temporalidad que del 29,5% en 2012 ha pasado al 34,1% en 2017, de hecho el 95,7% de los contratos firmados en nuestra provincia son temporales frente al 4,3% que son indefinidos.

Nuestro miedo a la pérdida de derechos debemos transformarlo en motivo de lucha No podemos olvidar los continuos ataques al Estado del Bienestar y al sistema de pensiones

Con estos datos se hace evidente el rotundo fracaso de las reformas laborales, aprovechadas por los empresarios para no llegar a acuerdos en la Negociación Colectiva y destruir empleo y el que se crea tiene como notas características la precariedad y la temporalidad provocando un deterioro en el nivel de vida de la población y mayores desigualdades sociales.

La avaricia de la patronal está bloqueando sistemáticamente la recuperación de los salarios y de los derechos de la clase trabajadora. A pesar de que, las empresas están recuperadas del impacto de la pasada crisis económica y financiera y que su situación económica supera ampliamente el mejor momento de crecimiento anterior, ganando 37.000 millones más que en el 2008 y repartiendo 15.600 millones más de dividendos entre sus accionistas, la realidad a la que nos enfrentamos las trabajadoras y trabajadores es que nuestro poder adquisitivo se ha recortado en un 7,5%, llegando hasta más del 15% en los salarios más bajos. Por tanto es necesario que el empresario deje a un lado su egoísmo y se produzca una redistribución justa de la riqueza que se está generando.

Las trabajadoras y los trabajadores de este país hemos sufrido unas durísimas reformas laborales que siguen provocando un reparto injusto de la carga de la crisis, que como siempre la sufre la ciudadanía, especialmente las mujeres que de forma estructural soportan desigualdades como la precariedad laboral y social, la brechas de género y las violencias machistas e institucionales. Una violencia machista y patriarcal como demuestra la reciente sentencia del juicio de "la manada", que ha dejado a las mujeres todavía más desprotegidas, desoladas. Una sentencia que humilla e insulta la dignidad de las mujeres, en una sociedad que adolece de un mal endémico que es su tremendo machismo, presente en las instituciones. Todo ello después de la movilización del pasado 8 de Marzo donde miles de mujeres salieron a la calle para exigir al Gobierno y a las empresas medidas reales y efectivas que combatan la discriminación ante la pasividad que el Gobierno mantiene en políticas de Igualdad. No escuchan el clamor popular que exige igualdad real y efectiva. Hoy más que nunca vamos seguir saliendo a la calle para exigir la puesta en marcha del Pacto de Estado para combatir la violencia de género y reclamar la formación de jueces y magistrados que manifiestan tal insensibilidad hacia el grave problema de la violencia hacia las mujeres, porque en este caso la justicia está de parte del agresor. Y esta sentencia está enjuiciando a las mujeres e impidiendo el avance en su lucha por la igualdad. Por supuesto es necesaria la revisión del Código Penal en materia de delitos sexuales. No se puede consentir.

Y para terminar no podemos olvidar los continuos ataques al Estado del Bienestar y especialmente a nuestro sistema de pensiones que es su columna vertebral . No es cierto que no se puedan revalorizar las pensiones en los términos que han venido haciéndolo desde 1995 hasta 2011 gracias a los acuerdos alcanzados en el Pacto de Toledo. Más de la mitad de las pensiones han sufrido una pérdida real de poder adquisitivo, por eso vamos a seguir movilizando no sólo a los pensionistas, sino al conjunto de la población para poder proteger y conservar este derecho al cual no estamos dispuestos a renunciar.

Nuestro miedo a la pérdida de derechos debemos transformarlo en motivo de lucha ofreciendo una respuesta contundente y movilizadora en defensa de los intereses de la clase trabajadora . La recuperación de los derechos robados y la consecución de una sociedad más justa para las mujeres y los hombres de este país.

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