Granada

Rafael Mariscal, torero de 'güena maera'

  • Miguel Montenegro y Rafael Mariscal fueron dos toreros locales que hicieron época. Muy pocos saben que eran íntimos amigos, pero orgullosos y enfrentados en los ruedos para jugarse la vidaAsí lo dijo Rafael 'El Gallo': "ese granaíno tiene maera de la güena" · Oreja de Oro en su mejor temporada, llegó a triunfar en Madrid aunque el toro Jorobeta le jorobó la tarde de su alternativa en la plaza de Almería

HA muerto un trozo de la Granada taurina. El reciente fallecimiento del torero granadino Rafael Mariscal en el Arroyo de la Miel es noticia amarga, pero nos evoca recuerdos de aquella Granada de los años 50. La del Club Taurino, del Granada puntero en Segunda División y de la Unión Velocipédica que mandaba a Jiménez Quiles a la Vuelta Ciclista a España.

Rafael Mariscal nació en la calle Enriqueta Lozano. Era un torero menudito, bien peinado, bien trajeado, valiente, enamorado de los toros y de las mujeres morenas. No le gustaban las rubias pero sí el color del oro y el brillo de la plata.

Su mayor popularidad la consiguió con aquellos célebres "mano a mano" con Miguel Martínez de los Ríos que se hacía llamar Miguel Montenegro. La Granada taurina se repartía éxitos y fracasos, aplaudiendo o sufriendo, unos con Mariscal y otros con Montenegro. A pesar de que no eran los únicos toreros granadinos que cosechaban éxitos. Lo hacían también Torcu Varón, de Guadix, y Enrique Molina, de Alhama. Aunque las esperanzas fueron a caer en otro Montenegro, Currito.

Mariscal empezó a torear en serio allá por 1950 de la mano de la Escuela Taurina; fue cuando se compró su primer traje de luces blanco y oro con la ayuda de su tío Miguel y de Antonio Álvarez, el del Bar Sevilla; traje que luego le regaló a la bellísima actriz norteamericana Gloria Swanson, que le propuso crear en América una Escuela Taurina. Al final, el traje pasó a las vitrinas de una casa de modelos en Nueva York.

Otro de los trajes de luces y un capote se lo regaló a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Perdón y María Santísima de la Aurora que le nombró Mayordomo de Honor. La devoción de los toreros a santos y vírgenes era una forma de aliviar sus sufrimientos en los ruedos.

Tuvo más suerte de novillero que de torero. Se paseaba por toda España con más palmas que pitos; triunfó en la Monumental de Madrid en 1954, y fue en Algeciras en 1957 donde recibió el mayor de los piropos de los labios de Rafael Gómez El Gallo: "en ese granaíno hay maera de la güena", dicen que le dijo.

En una corrida allí celebrada mató un toro de la ganadería de don Higinio Luis Severino al que le cortó las dos orejas, el rabo y una pata. Todas las expectativas presagiaban una brillante carrera y así lo comentaba el inolvidable periodista A. Cortés.

Rafael Mariscal fue el primer torero granadino en tomar la alternativa, después de un largo paréntesis, pues el anterior fue Lagartijillo que lo hizo en 1903. No fue su mejor tarde la del 27 de enero de 1957. Para empezar se había programado para una semana antes, pero las inclemencias del tiempo obligaron a aplazarla. Fue en Almería; alternaba cartel con Enrique Vera y Juan A. Romero y lucía un precioso terno verde manzana y oro. Sus compañeros cortaron orejas, pero Rafael, a pesar de las tres verónicas espectaculares con las que abrió plaza y a pesar de haberse estado jugando la vida toda la tarde, no tuvo suerte con la espada. Hasta las muñecas se lastimó con tantos descabellos. Toreó bien pero no había manera de clavar la tizona en la joroba de aquel morlaco de nombre Jorobeta. Mariscal fue premiado con la Oreja de Oro, máximo galardón concedido a un torero por su mejor temporada.

Rafael Mariscal y Miguel Montenegro; dos toreros locales que hicieron época. Muy pocos saben que ambos eran íntimos amigos, pero orgullosos y enfrentados en los ruedos para jugarse la vida y alcanzar la gloria.

Se nos va un poco de Granada cada vez que desaparecen estos personajes de nuestro pasado. De aquella Granada del año 57 cuando cayó la mayor nevada del siglo; hasta en la calle Reyes había esquiadores aficionados. Era la Granada de la suerte para el pescadero Capeli al que le tocaron 48.000 duros en la lotería. La Granada de Candi en Segunda División, con la delantera formada por Guerrero, Olalla, Igoa, Vidal y Navarro.

Aquí no caben todos los recuerdos, pero el dedicado hoy a Rafael Mariscal no se nos podía pasar. Hoy los clarines tocan silencio. Que le pongan crespón negro a la Torre de la Vela.

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