SALUD MENTAL

Un mensaje de esperanza

  • El programa del Virgen de las Nieves de Intervención Temprana en Psicosis ha atendido en sus 7 años de vida a 384 pacientes en Granada

En estas consultas no se viste bata. No existen barreras entre pacientes y médicos y, de haberlas, se procura que sean las mínimas. Incluso en las sesiones no hay mesa de por medio, la sala de espera de la planta de Salud Mental del Centro de Especialidades del Zaidín se aleja de la frialdad ordinaria de un hospital y el vínculo profesional paciente es casi de familiaridad. Se trabaja para que sea una relación lo más directa posible en la que en primer lugar se elimina el miedo a ser distinto y los prejuicios adquiridos de estar atravesando por una enfermedad mental. Se acabaron los tabúes y los clichés. El mensaje es claro: hay esperanza.

De toda una conversación, esa frase fue la más representativa. La pronunció Ana Calderón, enfermera especialista en Salud Mental que junto a María Angustias Ramos, psiquiatra y directora de la Unidad de Salud Mental del Virgen de las Nieves, coordinan desde hace siete años el programa de intervención temprana en la psicosis. La iniciativa está implantada desde 2008 en Motril y en Almería mientras que en Granada y Área Metropolitana llegó en 2011.

"La psicosis es la mas grave de todas las enfermedades mentales y la que tradicionalmente está asociada a la locura, a la cronicidad y a la incapacidad" explica María Angustias Ramos que se ve interrumpida por su compañera Ana Calderón que completa diciendo que "está más que demostrado por la evidencia científica que cuanto antes intervienes, mejor evoluciona el pronóstico". Eso tiene que ver no sólo con mejorar los síntomas sino con mejorar sobre todo la capacidad funcional de la persona, es decir su día a día.

Aquí vuelve el mensaje de esperanza: La recuperación total de una psicosis es un hecho, "hay un 3% de la población que va a tener un brote psicótico", argumenta la enfermera. Pero eso no quiere decir que todo el mundo que tiene un brote tiene por qué estar toda la vida con unas limitaciones ni con medicación", finaliza. Ese es el trabajo de este programa: que cada vez haya menos fases avanzadas de la enfermedad y que para el paciente, a pesar de tener una patología que requiere un seguimiento, sea lo menos limitante y pueda continuar con su proyecto vital.

Desde 2011, en este programa se ha atendido a un total de 384 pacientes, el 75% varones y el 25% restante mujeres, con una edad media de 25 años. De entre estos casos, los sujetos que han consumido tóxicos está presente en más de un 60%, explican las especialistas. De ellos, actualmente siguen en tratamiento 261 pacientes.

El periodo crítico son los tres primeros años desde que se tiene el primer brote es ahí donde se convierte en vital 'atacar' la patología. En ese punto comienza el trabajo de este equipo humano. "Lo primordial es una atención rápida, tenemos una lista de espera diferenciada y de hecho no llega a ser de más de una semana, está en una media de 4 días", explican.

La clave está en vincular al paciente y hacer que confíe en ellos, para eso, cuentan que hacen una intervención proactiva. "Si el paciente no viene, lo buscamos, lo llamamos, vamos a su casa, hablamos con la familia… intentamos vincularlos al programa porque son gente muy joven". La media de edad es gente de 25 años aunque el pico de edad de pacientes con primer brote es de 20-21 años. "Para ellos es un fastidio porque es gente que está a mitad de la carrera y empezando a montar su vida".

Como máximo los pacientes permanecen en el programa cinco años y la media de salida es de dos. Durante todo el proceso hay distintas fases o departamentos: desde la intervención en los primeros brotes hasta el seguimiento ya sin medicación e incluso continúa en la ayuda para encontrar trabajo y reincorporarse a la vida. En cuanto a la medicación, estas profesionales lo tienen muy claro: menos es más. "A partir de determinado momento la mayoría están sin medicación", dicen, ya que se pueden permitir "dar una mínima dosis de medicación siempre y cuando haya una alta intervención psicosocial y psicológica".

Y precisamente en eso se basan sus terapias, que están destinadas tanto a pacientes como a familiares. Explican que "son sesiones en las que se ayuda a aprender sobre la enfermedad y también a detectar síntomas precoces de recaída y a aprender a manejar conflictos y comunicación". Es decir, darle al paciente o familiar herramientas para manejarse en situaciones "que caen en la casa como una bomba porque nadie esta entrenado para esto". Ana Calderón sigue explicando una realidad que se encuentran muy a menudo, "las familias tienen mucho miedo, porque lo que sale en prensa o televisión es siempre muy estigmatizante y la familia piensa cosas como que es tan malo como un cáncer. Por eso necesitan mucha ayuda y sobre todo información". En este punto las profesionales coinciden de pleno: "hay gente que tiene que estar con medicación toda la vida…pero mira, como un diabético, y eso no significa que no puedan hacer una vida normal".

El programa también cuenta con un grupo grande, el multifamiliar, en el que participan todos: profesionales, pacientes y familiares. "Ahí se habla desde dentro: sobre todo cómo estamos viviendo cada uno lo que nos está pasando, más que de síntomas, se habla más desde las tripas", cuenta Ramos. Su compañera explica que en esas conversaciones sale mucho el tema de la culpa. "Muchos padres se preguntan qué han hecho mal, el sentimiento de culpa es muy frecuente en la familias, debido al estigma de la enfermedad mental", explica la enfermera. Y sentencia: "la gente no se para a pensar que de cuello hacia arriba también enfermamos, como en el resto del cuerpo". En este sentido le coge el turno la psiquiatra: "una de las primeras cosas que hacemos con las familias es desculpabilizarles porque lo llevan fatal, y siempre hay ese sentimiento de culpa".

Pero, ¿en qué momento llega a la vida de una persona estos primeros brotes?. Es bastante sencillo, simplemente existe una predisposición a sufrir este tipo de crisis, que pueden sobrevenirse en un momento de la vida que confluyen muchas cosas: cierta vulnerabilidad al estrés y la predisposición genética de esa persona sumado a un entorno estresante. "Como por ejemplo un Erasmus o mudarte de ciudad para empezar una carrera…el consumo de tóxicos también es un factor muy importante, precipita aunque no provoca la patología"

"La idea es que podamos captar a esa gente antes de que tenga esos brotes", explican. Porque antes de la crisis "existen indicios que pueden ser detectados como el insomnio, el aislamiento social, los miedos…". Y para ello, el programa se extiende a la Atención Primaria y centros educativos con una campaña de sensibilización para ayudar a que se reaccione cuando se capte alguno de esos síntomas y para que la persona sea derivada al programa. "Como hay tanto estigma y desconocimiento se pasan por alto muchos de esas señales". Gracias a esta campaña cada vez llegan más pacientes con los síntomas tempranos, porque nos los van derivando.

Este proyecto, intenta sobre todo, evitar los ingresos hospitalarios forzosos, que aseguran, puede marcar al paciente de por vida. "Es algo que hay que evitar porque es entrar por el tejado, es muy doloroso". De esta manera, y huyendo de los viejos tabúes casi medievales, enfrentarse a esa realidad y atacarla desde el primer momento es la clave para que el mensaje de estos profesionales siga siendo una realidad: siempre hay esperanza.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios