Granada

Salvador Dalí y los pintores granadinos

  • Para algunos de nuestros profesores Dalí era un payaso, sonajero de los ricos, el hazmerreír de los pintores

  • Para otros, el padre del surrealismo

  • Pero no el padre de la pitonisa Pilar

Cada día sabemos más cosas de Dalí; ahora de nuevo resucita de su tumba para decirnos: "¿A mí? Que me registren". Porque resulta que habrá sido el padre del surrealismo, pero no es el padre de la pitonisa Pilar; débil pilar que no se sostiene; pero dejemos estos chismorreos propios de vulgares escorias televisivas porque aquí no hay sitio.

Corrían los años 50 cuando la obra del entonces polémico Salvador Dalí provocó en Granada una educada discusión, aunque no exenta de "amables piropos" dirigidos al arte abstracto en general y a la novedosa labor del pintor surrealista en particular. No todos los profesores de nuestros centros de formación se proclamaron defensores del arte vanguardista. No ver en el lienzo ninguna realidad convencional, una flor, un paisaje o unos pajaritos de colores no era entendible. No era fácil acercarse a la pintura de Kandinsky, Mondrian o Jackson Pollock, aunque teníamos más cerca a Picasso. Preguntados los más representativos pintores granadinos, estas fueron sus respuestas, cuando se atrevieron a contestar. Atravesaba Dalí esa etapa místico-nuclear con obras de inspiración cristiana, como era el caso de su Crucifixión ('Corpus Hipercubus'); obras que llegaban al gran público pero con cierta dificultad.

El entonces nada menos que ilustre director de la Escuela de Artes y Oficios don Gabriel Morcillo, toda una personalidad en el mundo del arte de entonces, aunque pocos saben que además de pintor fue presidente del club de fútbol Recreativo, llegó a decir esto a la pregunta ¿qué opina usted de Dalí?: "Para mí tiene un aspecto estrambótico…a su manera es artista y sus cosas son una verdadera charada de la pintura… El arte abstracto es una entelequia de paranoicos que nunca comprenderá la gente". Más o menos se le hicieron las mismas preguntas a otro afamado pintor granadino; el catedrático de la Escuela de Bellas Artes San Fernando de Madrid Soria Aedo y vino a decir, haciendo equilibrios sobre las ramas: "me gustaría saber lo que es el arte abstracto". Otro de los profesores de la Escuela granadina de Artes y Oficios, Rafael Revelles, pontificó diciendo que "la carencia de normas trae consigo un desquiciamiento que da al traste con cualquier manifestación artística… En cuanto a Dalí, su persona no me interesa. Como pintor es un paranoico sincero…".

Más benevolente se mostró el pintor gallego afincado en Granada Benito Prieto, pero dijo de Dalí que era "el sonajero de los ricos, el hazmerreír de los pintores de la verdad". Sin embargo para Manuel Rivera "es estúpido que un artista de nuestro tiempo siga los cauces viejos por buenos que sean". Rivera se define como un artista actual comprometido con su tiempo y piensa que la sujeción a normas estéticas no ha definido nunca a las grandes figuras del arte. Alumno de Gabriel Morcillo, sin embargo su sensibilidad era muy diferente, como diferentes eran los criterios entre alumno y profesor. Empezó pintando bodegones y acabó con mallas y redes metálicas. "Necesito partir de una idea lírica, o de un dolor, o de una emoción". Y a la pregunta sobre la obra de Dalí ni siquiera quiso opinar.

Otro de los pintores consultados fue Xavier Montes para el que Dalí era "un vividor disfrazado de loco para explotar la estupidez humana". Dicho esto y con el paso del tiempo el pintor de Cadaqués Salvador Dalí resulta ser más famoso que este Xavier Montes. Lo cual no quiere decir que la estupidez no exista en el mundo del arte. Para otro de nuestros más atrevidos pintores, Antonio Moscoso, Dalí es un extraordinario pintor y dibujante lleno de resonancias de la mejor pintura clásica. Ha pasado mucho tiempo y hoy Dalí pudiera ser enjuiciado por estos mismos pintores seguramente con otros criterios.

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