Granada

La Tarasca recupera el traje vintage flamenco

  • La Pública recorre el centro entre una multitud que, con sus discrepancias, se mostró más a favor del vestido que otros años.

Con un aire a Marisol vestida de gitana, la Tarasca se paseó ayer por las calles del centro acompañada de sus gigantes y sus cabezudos. A ritmo de charanga, desfiló con el diseño que habían creado expresamente para ella Sonia & Isabel, una marca de Coria del Río pero que comercializa sus modelos en la tienda Querencia, en la esquina de la Plaza del Carmen. Y, aunque la mala fama precede al gusto de la histórica maniquí, que nunca ha creado tendencias precisamente, en esta ocasión, sin llegar en ningún caso al consenso, el atuendo flamenco vintage tuvo bastante éxito.

En líneas generales, el diseño corto y con los colores de la bandera de Granada no dio pie a comentarios tan nocivos para el mundo de la moda granadina como otros años. María del Carmen López, que llevó a su sobrina a ver el cortejo festivo, se llevó tan buena impresión cuando la vio que llegó afirmar: "Algún año tendría que ser el primero que fuera bien".

Gustó sobre todo entre el público femenino más joven, aunque entre las señoras de más edad también logró una cuota de seguidoras. "Está preciosa, muy moderna y muy guapa", comentaba Caridad Mojícar, natural de Alicante pero afincada en Granada desde hace siete años. Su amiga Estrella Jiménez se mostraba algo menos receptiva hacia el atuendo de la maniquí. "No va estrafalaria, pero hombre, el vestido largo hubiese estado mucho más bonico", comentaba con prisa la señora, porque se les había hecho tarde. "Nos vamos para las casas, que hemos dejado allí solos a los maridos y no saben que hemos venido ", dijo antes de perderse entre el gentío que abarrotaba las calles Reyes Católicos, Gran Vía, Cárcel Baja o Mesones.

Porque el calor desluciría los maquillajes, dejaría la marca de  los tirantes en los hombros que no cayeron a la sombra o las gargantas más secas que la mojama,  pero no frenó al público para ver a la Tarasca.

Como es tradicional, muchos acudieron con sus hijo o sus sobrinos. Y como es tradicional,  también muchos niños se asustaron y se pusieron a llorar al ver a los cabezudos. En este grupo se encontró la sobrina de María Carmen López, María Ángeles Vallecillos, de tres años, que sólo quería parapetarse tras las piernas de su tía y que la dejaran en paz con la procesión pública.

Otros niños lograron mantenerse más serenos en primera fila,  aunque tenían el semblante muy serio  y no se perdían ni sólo detalle del cortejo.

Si Querencia fue la encargada de vestirla, la cercana peluquería Barrales fue la encargada e peinarla y maquillarla. Y según comentaban los espectadores, acertó con una apuesta clásica, sencilla y muy andaluza: los ojos enfatizados con sombras oscuras y ahumadas y un moño bajo con raya en medio. Quizás esa sencillez fue lo que atrajo a las más jóvenes. Maite Ortiz, de 18 años, y su amiga, de 19, coincidían en que ellas sí se vestirían como iba la Tarasca. "Es que este año se lleva mucho el traje corto", añadían antes de salir corriendo para coger un bus al ferial, porque su intención era pasar todo el día en las casetas.  Pero como en el deseo va la penitencia, de concederse su voluntad habrían tenido que sufrir la manga larga del diseño, poco propia para una feria  a casi cuarenta grados.

"Ya no se podrá decir aquello de vas más feo que la Tarasca", explicó el edil de Cultura, Juan García Montero, quien se mostró también muy satisfecho por la labor desarrollada por las diseñadoras de la firma Sonia & Isabel desde que se les adjudicó el trabajo.

Aunque en el 52 y en el 57 ya se había vestido de flamenca, García Montero, dijo que es "bonito" reivindicar el traje andaluz en una fiesta "tan especial" y aseguró que es durante el Corpus cuando la mujer granadina puede vestirse de gitana porque "es el máximo exponente de la moda" (de la feria, claro).

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