Hace unas semanas, el Boletín de Coyuntura Económica de Caja Rural de Granada advertía de que la crisis dejaría "cicatrices" en la provincia, que tendrían consecuencias más allá de la recuperación económica. Entre esas secuelas, además del 'destierro' laboral de miles de trabajadores, se encuentra la atomización del tejido productivo granadino, que se ha agravado como consecuencia de la recesión. En la actualidad, el 55,1% de las empresas que mueven la economía granadina no tiene ningún trabajador a su cargo. Hace apenas ocho años, este porcentaje era sensiblemente inferior, del 52,4%, lo que significa que el tejido empresarial granadino, en lugar de tender hacia la concentración como claman desde distintos organismos económicos, ha pronunciado su dispersión. De las 56.884 compañías que a fecha de 1 de enero de 2016 formaban la red empresarial de Granada, 31.377 estaban compuestas por una sola persona, el trabajador autónomo, según la información del Directorio Central de Empresas (Dirce) del Instituto Nacional de Estadística.

Si se eleva el listón incluyendo el conjunto de las microempresas granadinas -aquellas que tienen menos de diez asalariados-, el porcentaje es bastante superior y representa un 96,7% del total, con 55.026 del total de 56.884.

El problema es que en estos ocho años de crisis económica son las grandes empresas las que se han visto más perjudicadas en relación a su peso provincial. Aunque en números absolutos la mayor pérdida corresponde a las empresas sin asalariados, en términos relativos la sangría ha sido mucho mayor entre las empresas de mayor dimensión. Desde 2008, las empresas sin trabajadores se han reducido un 3,8% (el tejido empresarial cuenta ahora con 1.232 compañías menos), pero los porcentajes empiezan a crecer a medida que se eleva el número de trabajadores. A día de hoy hay en la provincia un 5,1% menos de empresas con uno o dos trabajadores (16.695); mientas que la pérdida de compañías con plantillas de entre 3 y 5 personas (5.032) se ha elevado al 20,6%. Las firmas con equipos de 6 a 9 empleados (1.922) también han disminuido un 29,9%, mientras que la pérdida de las que tienen entre 10 y 19 trabajadores se eleva hasta el 34,9%.

A partir de los 20 trabajadores, la situación empeora. Las cifras en estos tramos son de por sí muy bajas, así que cualquier pérdida tiene consecuencias catastróficas para la creación de empleo y para la solidez del tejido empresarial. Granada apenas tiene en la actualidad 493 compañías de entre 20 y 49 trabajadores, prácticamente la mitad que en el año 2008, cuando había 868 empresas de este tamaño. Esto significa que este colectivo empresarial se ha reducido un 43,2% con la crisis. También se ha recortado un 38,7% el número de empresas que tienen entre 50 y 99 trabajadores (141); un 41,7% las de entre 100 y 199 (el total se queda en 56); un 19,5% las que dan trabajo a una horquilla de entre 200 y 499 empleados (apenas 33); y un 56,2% las que tienen entre 500 u 999 trabajadores, que se cuentan con los dedos de dos manos: 7. Las firmas que no se han resentido con la crisis son las que tienen entre 1.000 y 4.999 trabajadores, cuya cifra permanece estable y no se ha movido de las 3 compañías durante toda la crisis. En conjunto, las empresas de más de 20 trabajadores han sufrido una pérdida del 41,5%, pasando de las 1.254 de 2008 a las 733 de la actualidad.

La mayor atomización del mercado de trabajo no se explica solo por el hecho de que sean las empresas grandes las que han caído más, sino también por que las empresas pequeñas son las que sustentan ahora el crecimiento del tejido productivo. En los dos últimos años, que coinciden con una reactivación de la economía y con un repunte de la red empresarial (el mínimo se alcanzó el 1 de enero de 2014, con 54.404 firmas, y desde entonces se ha crecido un 4,5%, recuperando 2.480 compañías), han sido las empresas de menos de diez habitantes las que han posibilitado este incremento. De las 2.480 firmas que Granada ha recuperado desde 2014, 2.303 corresponden a microempresas, lo que se traduce en un 92,8% del total.

El colectivo de empresas de más de diez trabajadores, sin embargo, ha evolucionado de forma desigual: Granada ha recuperado 162 compañías de entre 10 y 19 empleados; 1 de entre 20 y 49; 10 de entre 50 y 99; 11 de entre 100 y 199; y 1 de entre 500 y 999. La nota negativa la ponen las compañías con plantillas de 200 a 499 empleados, que ahora son ocho menos que hace dos años.