Ayer, las pared frontal del Mercado de San Agustín aparecía luciendo un improvisado altar. Sofá, barras de pan, notas de cariño en post-it, flores, una maceta y una estampa de Fray Leopoldo son el homenaje ciudadano a un indigente que falleció la pasada semana. Este vecino de la plaza de San Agustín murió en la calle al igual que la mujer que pereció en las antiguas instalaciones del Granada 74 hace unas semanas. Noticias que conmocionan a la ciudad cuando se conocen, aunque por desgracia su antesala y verdadera crudeza se puede ver a diario en las entradas de los bancos, esquinas y portales. El altar que se alza en la puerta del mercado parece ser que ha sido instalado por 'compañeros de calle' del fallecido. En los primeros momentos la tapia solo lucía un ramo de flores aunque ha ido incorporando elementos y símbolos conforme han pasado los días.