Granada

Un año de reforma laboral

  • El pasado 16 de junio se cumplió un año desde que el Consejo de Ministros diera luz verde a la reforma laboral que desembocó en la huelga general del 29-S

Guadalupe S. Maldonado / granada

Hace ya un año y diez días que el Consejo de Ministros decidió dar el visto bueno a un proyecto de reforma laboral que, aun sin desvelar cuáles serían sus efectos, no convencía ni a empresarios ni a sindicatos. Un año y diez días más tarde, la postura de los agentes sociales no ha variado ni un ápice. La reforma laboral que frenaría el paro, acabaría con la temporalidad y aceleraría la contratación, no es merecedora de ningún elogio: inútil, tibia, ineficaz son sólo algunos de los adjetivos -y no los más enérgicos- con los que UGT, CCOO y la Confederación Granadina de Empresarios (CGE) califican a la normativa que entró en vigor de forma definitiva el 9 de septiembre con su aprobación en el Congreso de los Diputados.

El profesor Elías Melchor, miembro del departamento de Economía Internacional de la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas de la Universidad de Granada, aporta algo de luz sobre la realidad de la reforma laboral que, a la vista de los resultados, pocos se atreverían a calificar de exitosa. Melchor recuerda que desde el primer momento se consideró "poco ambiciosa" respecto a sus principales objetivos, de los que podrían destacarse la reducción en la temporalidad de forma paralela al fomento de la contratación indefinida y la potenciación del empleo.

Pero, ¿qué ha pasado un año después? Lamentablemente, poco. Pese a que la reforma laboral introducía una limitación temporal a los contratos de obra y servicios y se ampliaron los colectivos susceptibles de aplicar los contratos de fomento de la contratación indefinida, "la realidad no parece que haya ido en ese sentido", explica el profesor de la UGR. Entre enero y mayo de 2011, los contratos temporales han aumentado en el territorio nacional en 127.300 (un 2,5% más), mientras que los indefinidos se redujeron en 17.300 (un -3,3%). "No parece que el objetivo de reducir la contratación temporal se haya conseguido, sino más bien al contrario", indica Elías Melchor.

El segundo objetivo, el de aumentar el empleo, también ha chocado con el muro de una crisis inmune a la reforma laboral aprobada por el Gobierno. Los 90.995 desempleados que había en la provincia al cierre del mes de mayo de 2011 arrojan un incremento de 3.459 personas respecto a mayo del año pasado. O, lo que es igual, un aumento del 3,95%. En el conjunto del territorio nacional la situación no es muy distinta: en el último año el paro ha crecido un 3,04%, hasta alcanzar los 4.189.659 desempleados.

"A la luz de los datos disponibles, no parece que la reforma laboral puesta en marcha hace un año al calor del proceso de reformas impulsado desde instancias internacionales como consecuencia de la crítica situación que se vivió un mes antes haya dado los frutos esperados", señala el profesor de Economía Internacional de la UGR, que apuesta por "medidas más enérgicas que abordasen una reforma en profundidad de nuestro marco laboral, en línea con lo que desde la Unión Europea se nos viene exigiendo y a lo que nos hemos comprometido".

También el presidente de la CGE, Gerardo Cuerva, exige más energía. "La reforma laboral no ha servido para mejorar la situación del mercado laboral español, principalmente porque no ha atajado los problemas reales sino que ha intentado paliar la situación con remiendos insuficientes". Y, ¿cuál sería la solución? "Medidas más valientes acordes con las reivindicaciones de las organizaciones empresariales", asegura Cuerva, que apuesta por una normativa que fomente la flexibilidad interna, que permita la aparición de nuevos modelos de contratos que faciliten la contratación y la movilidad geográfica de los trabajadores.

"Ha sido una reforma laboral tibia y, en consecuencia, sus logros han sido también tibios. No hemos conseguido frenar la caída del empleo, muchas de nuestras empresas siguen estando abocadas al cierre por culpa de las imposiciones del mercado de trabajo y los empresarios seguimos padeciendo la rigidez de la normativa laboral. Éste no es el camino adecuado para salir de la crisis", zanja Cuerva.

En esa última afirmación coinciden plenamente los sindicatos, aunque no en el resto del planteamiento. Donde los empresarios ven tibieza, las organizaciones sindicales ven un atropello a los derechos de los trabajadores.

"Los datos vienen a darnos la razón y justifican sobradamente la convocatoria de la huelga general del 29-S, porque esa reforma no era ni urgente ni necesaria para crear empleo; tampoco ha servido para frenar la destrucción de empleo ni para reducir la temporalidad o eliminar la segmentación de nuestro mercado de trabajo. Ha servido para lo que era su objetivo fundamental: recortar derechos de los trabajadores y poner el despido a precio de saldo". Así de tajante se muestra la secretaria general de UGT de Granada, Manuela Martínez, que no dudó en reiterar que la reforma laboral se ha demostrado "ineficaz y un estrepitoso fracaso".

Y el motivo no es otro que la errónea dirección adoptada por el Gobierno. "Una vez más se ha optado por abaratar los costes laborales para incrementar la competitividad de nuestras empresas, considerando a los trabajadores como simple mercancía y no como el activo fundamental en el que deben basar su ventaja competitiva. En definitiva, se ha utilizado la receta que la Unión Europea está 'sugiriendo' a los países del sur: impulsar la competitividad abaratando los costes laborales dado que ya no pueden hacerlo devaluando su moneda por estar en el euro".

Ante esta situación, UGT apuesta por una reforma que reconozca "el valor central del trabajo, que garantice los derechos individuales y colectivos" y que, en definitiva, suponga "un cambio de rumbo que plante cara a las continuas presiones de las instituciones internacionales y gobiernos de corte neoliberal y que logre la recuperación de la economía, del empleo y del Estado de Bienestar".

Desde CCOO van todavía más allá. Su presidente, Ricardo Flores, asegura que "una reforma laboral no sirve para salir de la crisis ni para acabar con el paro". En todo caso, apunta el líder sindical, "para romper con la dualidad de nuestro mercado de trabajo entre empleo estable y temporal, con derecho y sin derechos". Pero esa oportunidad, según Flores, "la perdió el Gobierno" con una reforma del mercado de trabajo que abarata el despido y, con ello, "provoca una destrucción masiva de empleo estable".

Tal y como se aprobó en el Consejo de Ministros primero y en el Congreso de los Diputados después, "la reforma laboral sólo ha servido para hipotecar el mercado de trabajo del futuro al destruir el empleo de calidad presente y para abrir espacios de negocio al sector privado".

Lo que sí concede Ricardo Flores es que la reforma laboral "pudo ser una buena oportunidad para generar un nuevo modelo productivo basado en la formación, la innovación y la cualificación de los trabajadores, todo ello basado en un empleo estable y con derechos". Pero la opción final adoptada por el Gobierno, según CCOO, apostó por la dirección contraria: "regalar más abaratamiento de costes laborales a los empresarios y, por tanto, repetir las recetas que nos llevaron a esta crisis, porque la merma de derechos es también la merma de la productividad y de la disminución del consumo y, por lo tanto, de esta continua desaceleración económica".

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