Ayer y hoy

Las calles del Albaicín hablan

  • Las paredes se llenan de recuerdos. Desde Soto de Rojas a Gómez Moreno y Benítez Carrasco o desde el Padre Manjón a don Antonio el médico, la panadería Solana y el fundador de los Pastoreros

Se acumulan los simpáticos homenajes en las paredes de las calles albaicineras; nada que ver con los vandálicos grafitis importados del quinto pino. Andurreando por el barrio, milagro sea que no nos encontremos con pintorescos homenajes más o menos modestos pero cargados de entrañables sentimientos expresados con tipismo.

No caben aquí todos pero sí algunos que nos llaman la atención; la más antigua lápida junto al Arco de las Pesas es de 1576; pero igual están dedicadas a un famoso escritor granadino del siglo XVII que allí tuvo su Paraíso cerrado, Soto de Rojas, que a un famoso escultor de Baza y vecino del Albaicín, como fue José de Mora, en cuya casa esculpió la preciosa imagen del Cristo de la Misericordia en 1695. Y nos hemos quitado el sombrero ante la placa homenaje al sabio Gómez Moreno junto a la Iglesia de San José

El Albaicín recuerda que en una de sus casas vivió José Castillo Bravo, el fundador de Los Pastoreros; aquel curioso pastor de ovejas nacido en los Bérchules y al que popularmente se le conocía como el Padre Pastor. Y otras entrañables placas nos evocan nombres inolvidables: los cantaores Enrique Morente y Antonio Cuevas El Piki con su busto en la Placeta de Toqueros (Peña de La Platería).

Un bonito azulejo de Fajalauza adornado con granadas y colocado en la Plaza Aliatar inmortaliza al doctor Sánchez Santiago, al que el barrio reconoce sus "valores profesionales y su labor en pro de la infancia y la juventud". Fue don Antonio el médico el fundador en 1970 del equipo de fútbol C. D. Rayo Eneas.

Un matrimonio gitano al que me encontré mientras hacía la foto me habló de don Antonio como si de un dios se tratara; dicen que fueron miles los enfermos que atendió y miles de pesetas las que perdonó. Más arriba se encuentra el recuerdo de otro popular galeno, el doctor Orte Company.

Nos hemos recreado leyendo los preciosos versos de una placa sobre los muros de la Iglesia del Salvador que recuerda al poeta albaicinero Manuel Benítez Carrasco, dice así: "de virutas y pan casero/en esta casa nací/ aprendí el Ave María/ en la Cuesta del Chapiz…/Por donde quiera que fuera/ mi pensamiento, Granada/ mi corazón, Albaycín". ¡Ay, Benítez Carrasco! Si llegas a nacer en otra ciudad ponen tu busto en la Plaza Mayor, con tres acacias bien grandes y hasta tu madre en el balcón.

Manolillo, el del bar Aixa, firmó una placa en la que se buscan "empleados" sin necesidad de que aporten experiencia. Dice así: "Se necesitan clientes, no es necesario que tengan mucha experiencia".

Mariví, en la calle Panaderos y Horno del Hoyo coloca unas placas muy gráficas anunciando especialmente el chocolate con churros. En los azulejos va su nombre metido en una granada con la Alhambra al fondo, una taza de chocolate hirviendo y hasta una rueda de churros. No cabe mayor elocuencia. Tal vez están pensados para los turistas de cualquier idioma, aunque vengan de Marte.

Las estrechas callejuelas del Albaicín son difíciles de recorrer para el novato; es fácil perderse; una vecina prudente, la simpática Porrona puso una placa curiosa donde está la Plaza Larga y El Cafetín: "¡Ay mare que me perdío!…/yo vivo en el Albayzín /orilla la Plaza Larga/y enfrente del Cafetín"

Recuerdos al inigualable Padre Manjón, al modesto poeta local Ataulfo Barroso en el Paseo de los Tristes, al regente del café-bar Aixa, Miguel Laguna desde 1968, a Rafael Piquero entusiasta del adorno el día de la Cruz, a Ángel Puertollano "El Pimpollo", a la antiquísima panadería de los Hermanos Solana, fundada en 1864, casi tan antigua como el trigo.

En las paredes del Albaicín prefiero las placas de Fajalauza dedicadas a los buenos vecinos y no los pintarrajos, mamarrachos y grafotes llegados de Vandalia.

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