Granada

Algo cambia en Dehesas Viejas...

  • Un grupo de técnicos del Plan de Prevención de Vandalismo, en colaboración con el Ayuntamiento y el centro educativo, han conseguido que los jóvenes conozcan alternativas de ocio distintas a la discoteca

En la comarca de los Montes Orientales hay un triángulo que lo llaman el 'triángulo de la muerte'. Une a los pueblos de Montillana, Campotéjar e Iznalloz. Las carreteras que conectan a estos pueblos y que son frecuentadas por los jóvenes de estas localidades están consideradas como unas de las vías más peligrosas de la provincia. La comarca, además, registra uno de los índices más elevados de embarazos prematuros y, últimamente, suele ser una ruta conocida por el tráfico de estupefacientes. Evidentemente, en estos pueblos los niños jugaban a ser mayores demasiado pronto, pero algo ocurrió.

Justo entre estos tres municipios se encuentra Dehesas Viejas. Un pequeño pueblo en el que desde hace unos meses se está gestando algo...

Todo comenzó el pasado octubre cuando un grupo de jóvenes comenzó a frecuentar el pueblo. Ese grupo de jóvenes en realidad eran expertos integrantes del Plan de Prevención de Vandalismo, un equipo de técnicos especializado en trabajos juveniles que ha desarrollado ya un plan de vandalismo en la capital. Miguel Ángel Caballero, responsable del grupo, explica que su llegada al pueblo buscaba ofrecer todo aquello que los jóvenes no tenían o no conocían. "Lo que no era normal es que un niño de 12 años, por no tener alternativas, comenzara a frecuentar discotecas", matiza. Con la colaboración del Centro Educativo del pueblo, de la Asociación de Padres y del Ayuntamiento iniciaron una estrategia de trabajo que ha comenzado a dar sus frutos.

"Cuando llegábamos cada viernes por la noche y nos poníamos a trabajar en la plaza o en la calle nos miraban con cara rara, pero, eso lo esperábamos", explica el técnico. Su máxima es que los problemas concretos de los jóvenes necesitan soluciones también concretas, pero también, que sean atractivas y creativas. "¿Y qué hicimos?, comenzar a atraerlos". Para los niños, una feria del humor, una cadena de talleres pulseras, pintado de camisetas y una fiesta de graffitis. Para los más mayores y, quizás los más conflictivos, "algo distinto". Que les gusta la música... en el pueblo se monta un concurso de hip-hop y de música rapera; que son expertos en tunear coches... se prepara un concurso que mida la habilidad de los jóvenes para montar y desmontar vehículos; que les gusta el deporte...en el pueblo se crea un campeonato de futbol sala.

Lo que comenzó siendo para ellos un "intento" ha conseguido enganchar al 80 por ciento de los jóvenes del pueblo que cada noche de fin de semana consiguen llenar el local que el Ayuntamiento les ha cedido. No se trata de impedirles que se beban una litrona en el parque, que, lo pueden hacer luego, explica Caballero, sino de que sepan que además pueden hacer otras cosas, "y si se beben una litrona menos, mejor", apostilla.

El esfuerzo de los técnicos, de los educadores y de los técnicos municipales ha comenzado a dar sus frutos y Dehesas Viejas se ha convertido en el epicentro de ese llamado 'triángulo de la muerte'. "Ahora son los jóvenes de esos pueblos los que llegan aquí para ver qué se hace durante el fin de semana", comenta el trabajador. El éxito de la experiencia ha llegado a los pueblos colindantes que ya han mostrado su interés en albergar alguna de las experiencias que se realizan en Dehesas.

Lo que está claro es que algo ha cambiado en Dehesas Viejas... y eso lo saben los jóvenes que hace unos meses cogían el coche para irse a la discoteca y ahora son los monitores que proponen 'a sus colegas' otras formas de divertirse.

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