El dicho popular afirma que al cementerio se va con los pies por delante, que al revés es síntoma de mal fario. Dos décadas de penurias se anduvieron en el cementerio de San José de Granada. Un 20 de julio del 36 empezaron a llegar casacas de prisioneros a las puertas del camposanto, dos días después del golpe de Estado fascista ejecutado por Franco y sus revanchistas seguidores.

Para hablar de los horrores del Franquismo y curarse en salud no hay mejor remedio que acudir a historiadores anglosajones, donde brillan nombres como Ian Gibson o Paul Preston. Es este último quien en su libro de 2011 El holocausto español:Odio y extremismo en la Guerra Civil, señala que el guarda del cementerio de San José quedó sumido en la demencia por la cantidad de presos fusilados en la tapia que marcaba los límites de su lugar de trabajo. El 4 de agosto del mismo año, solo 15 días después de empezar los asesinatos, ingresaba en un manicomio. El sepulturero que lo sucedió no corrió mejor sino: junto con su familia tuvo que abandonar la casa anexa al cementerio a causa de los chillidos y desgarros que de allí saltaban.

En la tarde de ayer, bajo una densa capa de nubes y un calor empalagoso, se hizo un poco de justicia en la ciudad de Granada. Justicia que, aunque en España siempre es lenta, siempre llega. Con 80 años de retraso histórico, pero llega.

Cuatro mil nombres recogidos en placas metálicas que recordarán para la posteridad a todos aquellos que un día fueron sacados de cárceles para ser montados en camiones y más tardes fusilados a bocajarro.

En un acto de solemnidad pulcra convocado por la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica (AGRMH), se presentó el primer panel que recorrerá el camposanto de San José, declarado por la Junta de Andalucía como Lugar de Memoria. Se espera que el resto del panel quede totalmente instalado para diciembre de este mismo año. Se cumple así una reivindicación de décadas, "que recordará la resistencia republicana en Granada".

El presidente de la asociación, Rafael Gil Bracero, recordó que estos 80 años de espera "nada tienen de glorioso", en clara alusión a las palabras de la concejal del PP en Granada Telesfora Ruíz, que se refirió a dicha efeméride con tales términos durante una comisión municipal.

También lamentó los actos alternativos organizados por otras asociaciones relacionadas con la memoria histórica el pasado lunes en el mismo lugar y que, a su juicio, debilita los intereses comunes de estos movimientos.

4.000 historias que desde ayer tienen un sitio privilegiado en la ciudad de Granada. Un lugar que vio dar los últimos pasos a quienes defendieron sus ideales frente a los fusiles del terror fascista que alumbraba España.