tráfico de personas | Más allá de la prostitución

Las distintas caras de la Trata

  • Mendigos o vendedores ambulantes son algunas de las víctimas que llegan a España engañadas por organizaciones bajo el pretexto de encontrar un trabajo

Vas en coche y te detienes en el cruce de siempre. Acaba de ponerse el semáforo en rojo y alguien toca en tu ventanilla. Es Mor, el subsahariano que te hace la misma oferta día tras día desde hace cuatro años: "Un paquete de pañuelos o un ambientador por un euro". Nunca sueles comprar nada, pero él siempre está ahí, en el mismo sitio cada mañana, saludando con una sonrisa mientras intenta ganar algo de dinero.

Cruzas la calle para entrar al supermercado y, cabizbaja y sentada en la puerta, está la misma mujer de siempre. Es extranjera. Lo sabes porque así lo explica en el que cartel que muestra, en el que además puede leerse que pide dinero "para mantener a sus hijos". Parece mayor pero probablemente no tenga más de 30 años.

Y luego está Alika. Es nigeriana y cuando cae la noche suele estar sentada en una zona poco transitada de un polígono. En verano siempre tener un abanico, en invierno, una hoguera prendida en un bidón. Aunque llegó a España el año pasado, salió de su país en 2014. Una conocida le propuso irse a Europa y le ofreció la posibilidad de pagarle el viaje, bajo el pretexto de que aquí había mucho trabajo. Cuando llegó a España se enteró de que venía a ejercer la prostitución. No puede dejarlo. Sus jefes la tienen amenazada con hacer daño a su familia.

Parecen tres historias totalmente distintas, pero son las aristas de un mismo problema: la trata de seres humanos. Por lo general, cuando se habla de la trata, se asocia directamente a la prostitución. Sin embargo, esto solo es una parte del problema, porque la trata de personas tiene diversas caras.

"Son organizaciones que explotan al ser humano. Por ejemplo, el mendigo que está en el supermercado o la persona que vende en el semáforo, lo que hace es recaudar dinero para sufragar lo que le costó el viaje a Europa. Estas redes van a controlar que esa persona esté en el punto indicado ejerciendo la venta y a las horas que les corresponde porque están amenazados si no lo hacen". De este modo explica el subinspector del Grupo 1 de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía Nacional de Granada, David Vega, qué es el tráfico de seres humanos, conocido como la trata y que "no solo es prostitución, sino que también abarca otras prácticas".

En concreto, la trata de personas implica captar, trasladar, recibir o alojar a una persona mediante el empleo de algún medio ilícito como el engaño, coacciones, amenazas, violencia -física, psicológica o sexual- o abuso de la situación de vulnerabilidad. Todo ello realizado con la finalidad de someter a la persona a algún tipo de explotación de tipo sexual, laboral, en la mendicidad, para la comisión de actividades delictivas o para la extracción de órganos.

Por lo general, las principales víctimas son personas de países subdesarrollados o en vías de desarrollo que son engañadas bajo el pretexto de que vienen a España a trabajar. En este sentido, el subinspector Vega advierte que salir de la trata es muy complicado: "La mayoría de las víctimas tienen una situación muy complicada y muchas veces son las propias familias quienes los ayudan e incitan a que viajen bajo la creencia de que van a tener una vida mejor".

Así, este subinspector de la UCRIF explica que "el acuerdo al que llegan con estas organizaciones es que estas personas, a cambio de haberles pagado el viaje, tienen que trabajar para ellos y devolverle una cantidad que por ejemplo puede ascender a 60.000 euros. De no cumplir con el acuerdo, lo que hacen estas organizaciones es amenazar con hacer daño a sus familiares, a quienes además obligan a hacerse cargo del pago".

Durante los dos últimos años, las actuaciones contra la trata en Granada han aumentado de forma considerable, sobre todo en cuanto al tema de la prostitución se refiere. Hace unos meses, la UCRIF consiguió desarticular una red que estaba favoreciendo la inmigración con fines de explotación sexual, en la que se localizó a una menor de 16 años víctima de trata. "Cuando la sacamos de ahí, nos contó cómo el día más duro de su vida fue cuando perdió la virginidad con un cliente"; testimonios que, como bien expresa Vega, "te acaban marcando".

La presión ejercida sobre la prostitución callejera ha surtido efecto. "Sin embargo, se aprecia que ahora se empieza a potenciar otro tipo de prostitución que se lleva a cabo dentro de domicilios", explica el subinspector Vega mientras comprueba cómo en las últimas 12 horas se han colgado cerca de 1.000 nuevos anuncios de servicios sexuales en domicilios de la provincia de Granada en una página web de prostitución.

Con respecto a esta nueva modalidad de explotación sexual, "es más difícil de investigar ya que a no ser que haya constancia de un indicio muy claro y contundente, no podemos entrar y hacer un registro, por ejemplo". Mientras que en los clubes que de forma regular se dedican a la prostitución se llevan a cabo investigaciones cada cierto tiempo, y se pasa un cuestionario individualizados a cada una de las mujeres por el que se van marcando indicadores para saber si puede o no haber indicios de que sean víctimas de trata.

Para luchar contra esta realidad, existe un grupo multidisciplinar en el que trabajan instituciones como el Proyecto Esperanza, la Fundación Amaranta, Cruz Roja, Inspección de Trabajo, la Oficina de Extranjería u otros organismos, pero también es importante la colaboración de la ciudadanía. Y entonces, ¿qué ocurre cuando se rescata a una persona víctima de trata? "No es una tarea fácil, pero con ayuda de las asociaciones, se les intenta dar formación e integrar en la sociedad".

Para ello, se ha creado la figura llamada interlocutor social territorial, que en este caso ejerce el propio David Vega. "Se trata de un enlace con el que se establece un canal directo de comunicación entre la Policía y las asociaciones para solventar problemas que pueden plantearse una vez las víctimas son acogidas". Una de estas asociaciones es la Fundación Amaranta de Granada.

En este sentido, desde la Fundación explican que, "cuando la Policía necesita apoyo con alguna de estas víctimas, colaboramos con ellos. Así, informamos a las mujeres sobre los derechos que tienen, ya que muchas veces son reacias a creer en los agentes porque en la organización donde estaban siendo explotadas, las intentan convencer de que no deben fiarse de ellos".

Además, la colaboración también es a la inversa, ya que si desde la Fundación detectan alguna posible víctima, lo ponen en conocimiento de la Policía. Tal y como explicaron desde Amaranta, "cuando detectamos una posible víctima de trata lo ponemos en conocimiento de la UCRIF. Solemos ir con la mujer a Comisaría para que pueda ser identificada. También aportamos un informe social sobre ella donde se recogen datos sobre la captación, el origen o la explotación que ha sufrido en España (si es que ha llegado a haberla), para que la Policía tenga una información previa y la víctima esté más tranquila y no se vea sometida a tantas preguntas en la primera toma de contacto con los agentes".

Asimismo, en caso de que la mujer se encuentre en "situación irregular, se le ofrece periodo de establecimiento y reflexión que dura 90 días, y durante ese tiempo, trabajamos de la mano con la policía para favorecer, que en caso de que la mujer quiera, pueda poner una denuncia", según indicaron desde la Fundación.

Acabar con la trata debe ser tarea de todos. Como recuerda David Vega, hay un teléfono -el 900 150 090- en el que se atienden llamadas de personas que quieren dar información con respecto a un lugar donde se ejerce la prostitución y creen que hay víctimas de trata. En este sentido, subraya la importancia de la colaboración ciudadana porque, aunque la prostitución no se vaya a erradicar, "al menos el usuario debería interesarse por saber si la mujer que va a prestarle esos servicios, lo hace por iniciativa propia o por obligación".

Todos podemos ayudar a acabar con este tipo de situaciones y conseguir que se respeten los derechos fundamentales de todas las personas. Y es que, como se enfatiza desde las campañas de sensibilización, "contra la trata no hay trato".

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