TRES AÑOS DE AISLAMIENTO FERROVIARIO | análisis y opinión

Un drama con fechas de quita y pon

Un drama con fechas de quita y pon

Un drama con fechas de quita y pon

Unos pocos personajes, unas cuantas fechas: Francisco Álvarez Cascos, ministro de Fomento (PP), asegura en 2001 que el AVE de Granada será una realidad en 2007.

-2004, José Blanco, secretario de organización (PSOE), confirma la fecha y promete que el presidente Zapatero visitará Granada, en Alta Velocidad, en 2007.

-José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía (PSOE), aventura en 2009 que Granada tendrá Alta Velocidad en 2013, fecha que asume José Luis Rodríguez Zapatero.

-2011, José Blanco, ministro de Fomento (PSOE), estima que la llegada podrá adelantarse a 2012.

-2013, Ana Pastor, ministra de Fomento (PP), afirma que el AVE en dos fases permitirá que el proyecto se culmine en 2015.

-2016, Rafael Catalá, ministro de Fomento (PP), se compromete a que el final de las obras se producirá en octubre de 2017.

-Noviembre de 2017, Iñigo de la Serna, ministro de Fomento (PP), asegura que el AVE llegará a Granada en los próximos meses, cuando acaben las pruebas.

En abril de 2018, las pruebas siguen… y seguirán quizá hasta finales de este año, cuando quién sabe qué ministro, que presidente nacional o autonómico y de qué partido, señalen que, sí, ahora sí, Granada tendrá AVE… más de 26 años después que Sevilla y 11 más tarde que Málaga.

La aterradora y vergonzante sucesión de nombres y fechas -en la que, por razones de espacio, no están todos aquellos que han comprometido fechas para la llegada del AVE a Granada en los últimos 20 años- le ha de servir al lector, al menos, para concluir que el aislamiento ferroviario contra el que hoy se manifiesta Granada no es una cuestión de colores o partidos políticos.

Lo diré en pocas palabras: ningún político local o foráneo de los que en los últimos 20 años ha tenido algo que hacer o decir en relación con la llegada del AVE a Granada ha estado a la altura de las circunstancias. Ninguno.

Quienes gobernaban, se mostraron condescendientes cuando gobernaban, quienes estaban en la oposición, exigieron mientras estuvieron en la oposición; pero todos cambiaron de actitud… cuando cambiaron de bancada.

Solamente un personaje de este triste drama que hoy nos tiene tres años sin tren ocupó siempre la misma posición: los granadinos; los trabajadores, los empresarios de esta provincia, que año tras año vieron, resignados, cómo una de las herramientas fundamentales para el desarrollo económico y social de Granada jamás llegaba, pese a las muchas promesas, a los muchos personajes y a las fechas de quita y pon.

Si en mi calidad de presidente de la Confederación Granadina de Empresarios y de Cámara Granada puedo erigirme hoy en portavoz de las empresas granadinas, he de decir con rotundidad que hoy no estamos compitiendo en igualdad de condiciones con nuestros compañeros -y competidores- de otras provincias. Una Granada sin tren es una Granada aislada, alejada de los principales centros de negocios y marginada respecto al resto de provincias.

En abril de 2018, ni Fomento ni ADIF están cumpliendo con los compromisos de transparencia que adquirieron con Granada. La tierra a la que tantos y durante tanto tiempo menospreciaron, bien merecería, cuando menos, un trato leal. Eso es lo que, por escrito, va a exigir una vez más la Comisión de Infraestructuras de la Confederación Granadina de Empresarios (CGE) y la Cámara de Comercio de Granada. Queremos que el Ministerio de Fomento cumpla y convoque mensualmente una reunión de seguimiento que nos permita al menos conocer la situación real -reitero, real- del proyecto. Granada se ha ganado disponer de información concreta, precisa y transparente.

Así las cosas, la CGE y Cámara Granada no podían sino respaldar la movilización contra el aislamiento ferroviario que se produce hoy: porque es ciudadana, porque pone fin a la resignación y porque ha de abrir una nueva etapa.

A lo largo de los últimos meses he reiterado mi opinión de que de una vez por todas los esfuerzos reivindicativos en Granada deben plantearse en relación con las infraestructuras y estrategias básicas del futuro y no sobre los debates cortoplacistas que tanto gustan a nuestros representantes políticos.

La gravedad y singularidad de la situación a la que ahora nos enfrentamos no hace sino confirmar mi opinión: haciendo oír con fuerza nuestra voz, la sociedad granadina tiene que lograr, más allá de las banderas políticas -respetables, pero que claramente no han defendido los intereses de todos-, que lo que hoy ocurre en el ámbito de la Alta Velocidad no ocurra pasado mañana en el ámbito eléctrico, de la conexión ferroviaria con el arco mediterráneo, de la movilidad metropolitana o de las políticas del agua.

Si lo empresarios nos sumamos hoy al clamor granadino contra el aislamiento ferroviario es porque consideramos que la historia de Granada no puede seguir escribiéndose con la forma de un drama con fechas de quita y pon.

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