Granada

Los fantasmas del bajo albaicín

  • El barrio, que llegó a tener hasta 20.000 vecinos, soporta una época de abandono urbanístico y despoblación · Las viviendas vacías son pasto de ocupaciones y reflejan el lado su ruinoso

El Albaicín no tiene grandes problemas de limpieza ni de movilidad, los vecinos no se quejan en demasía del abandono de las plazas o los parques pero sí lo hacen de la presencia de fantasmas. Sí, hay fantasmas. Los espectros que vagan por sus calles son conocedores del mayor problema que sufre el barrio y se aprovechan de él. La despoblación y el abandono de los inmuebles es la enfermedad actual del Albaicín. Los miembros de la asociación lo denominan abandono urbanístico y lo achacan a todos los responsables del mismo, administraciones (Ayuntamiento y Junta) y particulares. Las casas vacías se multiplican y son pasto de ocupaciones ilegales y también del paso del tiempo que las deteriora de tal manera que lo que eran inmuebles de una belleza extrema se convierten en un peligro para los vecinos ante un posible derrumbe.

En el Albaicín han llegado a vivir más de 20.000 almas. Ahora a duras penas se llega a las 8.000. Es curioso, pero vivir en una de las zonas más bellas de la ciudad es algo harto difícil y, según cuentan desde la asociación de vecinos, no porque sea muy costoso sino por las pocas facilidades que ofrecen para ello.

Cuando el PP presentó en 2007 su programa electoral incluyó una serie de compromisos con los barrios. "Nosotros hubiéramos firmado a pies juntillas cada uno de los puntos que se detallaba para el Albaicín", dicen desde la asociación. El problema es que, según cuentan, se han cumplido pocos y para ellos, no los más importantes.

Las reivindicaciones vecinales a pocos meses de las elecciones son prácticamente las mismas que entonces. Yendo de lo general a lo particular las falsas promesas se ven a simple vista. "Una de sus primeras premisas era cuidar la imagen y la estética del barrio". Pues bien, desde la calle Elvira, plaza de San Gregorio hasta Camino Bajo de San Nicolás, el Callejón de las Monjas o el Palacio de Daralhorra se encuentran plagados de grafitis y pintadas. Y el cielo de las calles, llenas de cables. ¿Eso es cuidar la estética?, se preguntan. Esta primera impresión de cierto abandono también se traslada al tema de los edificios. El PP prometió mejorar "lugares emblemáticos como el Carmen del Negro" y pasada la legislatura el carmen sigue con el cartel de la inversión que se le iba a destinar y en un estado caótico. La maleza se está comiendo parte de las paredes de este edificio catalogado y su estabilidad deja mucho que desear, a pesar de que se invirtieron 6 millones de euros para realizar una serie de trabajos en su parte más profunda. Ni que decir tiene la inversión que se ha hecho en el centro del Gallo -que sigue sin abrir- y las necesidades que tienen Casa Agreda o la Casa de Zafra que a paso de tortuga avanzan en rehabilitación o mejora.

En cualquier caso, los residentes son conscientes de que no sólo los edificios municipales necesitan un proceso de rehabilitación sino también las numerosas casas privadas, deshabitadas y abandonadas, que hay en el barrio. Por eso, apremian al Ayuntamiento a que aplique ya la ordenanza del mantenimiento y cuidado de edificios que aprobó hace uno mes. "Primero que se la apliquen a ellos mismos y tomen cartas en el asunto en los edificios municipales y luego que insten a los particulares a que intervengan en sus viviendas, primero por la seguridad pública y segundo, para que el Albaicín no parezca un barrio fantasma". Y es que entre sus empinadas y empedradas calles se pueden ver desde pequeños apartamentos a casonas del siglo XIX completamente desvalijadas y que se ocupan durante determinadas épocas del año. "Al no haber gente de manera habitual, excepto los vecinos de siempre, no hay vida de barrio, no hay comercios ni trasiego y el Albaicín se convierte en un barrio de visita", aseguran.

Aún así, los miembros de la asociación consideran que esta zona es una de la que más dinero aporta a la ciudad, razón por la que el Ayuntamiento deberían escuchar a los vecinos que la mantienen viva. Por ejemplo, otra de sus demandas históricas es la mejora en los accesos. Una de las principales vías de entrada al barrio por la parte baja es Plaza Nueva. "Allí hay unas pilonas que abren el paso a residentes y al transporte. Problema: De dos a cinco de la tarde y a partir de las diez de la noche se quedan abiertas y pasa todo el mundo. El centro de Cáceres -ponen como ejemplo- también es Patrimonio y allí no entra nadie". La cosa se complica porque el Ayuntamiento, dicen, tampoco ha negociado la promesa de crear un aparcamiento en el Peñón del Tigre, Muralla de la Alberzana , la calle Zenete (a medias con la Junta y que lleva 8 años parado) y en el colegio Bermúdez de Castro. La falta de estacionamiento hace que sean habituales las imágenes de los coches subidos a las aceras o sobre el empedrado que además de impedir el paso a los peatones estropea el pavimento.

Precisamente, el pavimento es otra de las guerras que ha tenido el barrio. La asociación asegura que en muchas partes del Albaicín, mirar al suelo, es ver toda una paleta de colores aplicada a las calles. Ocurre en la Cuesta de la Alhacaba donde en el cruce de cuatro calles hay asfalto, adoquines, empedrados y "parcheados" con el nuevo soterramiento del cableado. Consideran que la guerra entre el Ayuntamiento y Cultura debería tener una tregua en ciertos temas y, el Patrimonio y el cuidado del barrio es uno de ellos.

Por último, hay otro aspecto que los vecinos destacan, la seguridad. La puesta en marcha de un retén de la Policía Local en el llamado Centro del Gallo se lleva escuchando en el Albaicín desde hace años. "Es más que necesario, al igual que la policía de barrio". Los robos, especialmente los tirones, han sido el día a día durante mucho tiempo. Los vecinos cuentan que han estado atemorizados y que pocas han sido las soluciones que se han dado. "Llegamos hasta manifestarnos pero el retén nunca llegó y aunque los robos han bajado -porque también hay menos turismo- la creación de este cuartel sería una de nuestras apuestas".

A pesar de todo, el Albaicín rezuma belleza por todos los rincones "estén o no en ruina". La asociación considera que muchas de sus peticiones no necesitan excesivo dinero para hacerlas sino simplemente interés y ganas de que el barrio siga vivo. Afortunadamente, los vecinos ya ofrecen su mano para colaborar en que todo lo anterior se mejore. Ese es un buen paso.

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