Granada

A la feria, con el bolsillo más vacío y la comida puesta

  • La crisis ha cambiado los hábitos en el recinto de Almanjáyar: a la calle con la digestión hecha, jarras de bebida para todos, tortilla por gambas y porteros-comerciales de casetas

Las asociaciones de consumidores siempre han recomendado, como medida de ahorro y práctica de consumo responsable, ir al supermercado sin hambre. Al parecer, este consejo se ha aplicado este año a la feria del Corpus. Ya sea de día o de noche, en los días 'chicos' o en los grandes... El caso es que la diversión se afronta con el estómago lleno, con la comida puesta de casa porque es el único modo de participar de la fiesta con el bolsillo tan maltrecho.

El Corpus Christi lució en Granada a las horas del pico cerrado, lo más, del aperitivo. La asistencia a la tempranera y larga procesión religiosa ha sido la antesala de una tanda de vinos, cañas, cocacolas y refrescos varios que, a diferencia de otros años, se ha rematado mayoritariamente con la comida de casa. Dicen los hosteleros que el año pasado ya se notó, pero que en este Corpus no hay duda de que los almuerzos en la calle ya no son para todos. La gente tiene ganas de salir, de participar en la fiesta, pero gastando poco y eso requiere cambiar los horarios.

Los animadores de los columpios de Bib Rambla que repiten de otros años también lo han notado. Pese a que las atracciones están rodeadas de terrazas de restaurantes y suelen ser un lugar idóneo para dejar a los niños mientras los padres almuerzan, "en las horas del mediodía estamos sorprendentemente tranquilos; la gente viene luego, a media tarde". Salir se sale, pero a la hora del café, que se puede costear.

Y en el ferial... la jarra de palito o rebujito con vasos para media caseta. Ni siquiera las tradicionales comidas de empresa, amigos o agrupaciones han salvado la situación, porque pocas de éstas se han organizado este año. Y si las ha habido, con recortes. Solo hay que asomarse estos días a cualquier barra. Los platos son escasos y su contenido, acorde a la situación: tortillas, pinchitos y muchos colines... Sin rastro del jamón y las gambas que, como decía el jueves un feriante de buen talante, han estado este año como el lince ibérico.

Resulta extraño ir a la taquilla de los tickets sin tener que esperar, y encontrar a la encargada esperando un cliente como agua de mayo. Y es que ésta no es la feria de las aglomeraciones, de la gente saliendo por la puerta de las casetas, ni de los porteros restringiendo el paso... De hecho ya los hay que salen al encuentro del paseante para tentarlo con las ofertas que los caseteros no han tenido otro remedio que ir improvisando para dar salida al género.

El fin de semana se incorporan a la fiesta los granadinos de fuera de la capital que no han tenido días libres esta semana. Ellos son la esperanza de muchos caseteros para enmendar un poco estos días. Lo que parece claro es que el Corpus aguanta porque hay demanda de diversión (quizás ahora más que nunca), aunque sea a la hora del café, en plena digestión o hasta con la fiambrera en el bolso.

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