Granada

El fuerte impacto en el mundo emocional

  • Expertos en Psiquiatría, Psicología y Criminología exponen cómo influyen la vegetación, las altas temperaturas, la luz y un entorno "hostil" en el comportamiento

La sucesión de días calurosos en un entorno que puede resultar hostil, en esta época del año, por múltiples variables (paisaje urbano, ubicación geográfica, condiciones laborales y del propio hogar, entre otras) tiene un fuerte impacto en el mundo de las emociones, que puede desencadenar mal humor, conductas agresivas o indeseables. El verano predispone a la irritabilidad y al insomnio. La luz, las horas de sol, la temperatura, la humedad, etcétera, influyen en la salud; y muy especialmente en la salud mental. Expertos en Psiquiatría, Psicología y Criminología desvelan los efectos de las condiciones estivales en el comportamiento humano.

"El calor afecta a todas las personas, pero de manera muy distinta en cada caso. Hay personas que biológicamente y corporalmente viven de mejor modo el calor, dependiendo de la estructura cerebral de cada una. Es una cuestión fisiológica; y esto sucede entre personas de una misma familia", explica el reconocido psiquiatra Jaime Rodríguez Sacristán, al destacar las "múltiples variables que, junto al calor, influyen" en el comportamiento y en las emociones: los cambios del clima, la posibilidad o no de disfrutar de unas vacaciones, la luz, la atmósfera, la radiación solar, etcétera.

Rodríguez Sacristán recuerda estudios que, hace ya unos cincuenta años, desvelaron que en el periodo estival aumentan los problemas psiquiátricos. "Durante los cambios de estación, como es la etapa que vivimos ahora, el cambio de la primavera al verano, al igual que ocurre de la primavera al otoño, aumentan los trastornos del comportamiento, las enfermedades psiquiátricas, los problemas de angustia, e incluso la psicosis. Aumentan estos problemas o sus síntomas", añade el doctor Rodríguez Sacristán. Son problemas vinculados a la subida del termómetro y a otras muchas circunstancias que rodean a cada persona.

La edad es otro de los factores que influyen en la capacidad del organismo para adaptarse a condiciones externas que pueden llegar a ser extremas por las elevadas temperaturas. "Los niños y los adolescentes, en general, se adaptan mejor al calor, son menos sensibles a nivel emocional, si bien también les afecta", añade el psiquiatra. A edades en torno a los 15, 16 ó 17 años, los menores ya son jóvenes y sí comienzan a ser especialmente sensibles a las altas temperaturas.

La psicóloga Victoria Mellado, miembro del grupo de trabajo de Psicología del Duelo del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, recuerda que "la temperatura externa ideal está siempre por debajo de la temperatura corporal. Si nuestra temperatura es de 36-37 grados, lo ideal es que la temperatura no supere estos valores, ya que ante temperaturas más elevadas el organismo tiene que realizar un esfuerzo para adaptarse". Ese sobreesfuerzo genera irritabiliad especialmente ante cambios bruscos, ya que el organismo no está preparado.

"La evolución al alza de la temperatura genera problemas de sueño y apatía", añade Mellado. Ante estos cambios habituales en la entrada del verano, las personas con problemas de regulación de la serotonina, el neurotransmisor de la felicidad, son especialmente sensibles; así como personas que sufren depresión, entre otros grupos sensibles.

La influencia del clima en el comportamiento criminal que hace uso de la violencia contra las personas "se ha constatado en estudios realizados en EEUU" y se pueden aplicar en Granada: "en verano aumentan estos delitos respecto al invierno", explica el catedrático de Derecho Penal Borja Mapelli, director del Instituto de Criminología de la Universidad de Sevilla. "Aumentan con las temperaturas medias del verano, pero cuando llegan las temperaturas extremas, sin embargo, disminuyen. En estas situaciones tendemos a encerrarnos", añade.

Los delincuentes del sur de España, pese a vivir en un clima más duro desde el punto de vista del calor, ejercen menos violencia que los delincuentes en EEUU o en el norte de Europa. "Además de otros muchos factores, esta realidad se debe gran medida a la cultura latina, que está basada en valores como la solidaridad y la humanidad, frente a otras culturas que son más violentas, frías y se basan más en el consumismo", añade este experto en Criminología.

Otro ejemplo que expone el catedrático: las personas de color, que proceden de la África Subsahariana, no son violentas -en general-, pese a las condiciones extremas de calor en este continente. Esta comunidad inmigrante no es considerada problemática desde el punto de vista de la violencia criminal. El clima afecta y predispone a comportamientos violentos pero otros muchos factores, entre los que destaca la cultura, ejercen un efecto contrario. El comportamiento criminal violento contra las personas "debe analizarse desde un punto de vista multifactorial, en todo caso", concluye.

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