La tronera

Ya estaría funcionando

AYUNTAMIENTO y Junta pusieron punto final el jueves a un contencioso de casi cuatro años: el trazado urbano del Metro por Granada. Con 2011 a la vuelta de la esquina, en una fecha de ese año autoridades e invitados se retratarán y pasearán sonrientes, cual niño en día de Corpus a lomos de uno de los caballitos que suben y que bajan, en la jornada histórica del viaje inaugural.

Es tiempo, pues, de mirar adelante y no embolicar recordando tantas y tantas vueltas como el Metro ha dado estos cuatro años, casi tantas como dará a partir de esa fecha soñada. Que no aparezcan nubes en el cielo azul que ahora preside la relación municipal-autonómica. Pero, por las mismas razones, tampoco deberían algunas voces reaccionar a la defensiva, como están reaccionando, fundamentalmente desde la Plaza del Carmen, contra quienes están -estamos- cumpliendo la obligación de informar, ámbito en el que entra de lleno recordar que la propuesta finalmente acordada estaba ya sobre la mesa en 2002.

Cinco años atrás. Si el 29 de noviembre de 2007 se llegó al acuerdo histórico que proyecta la inauguración para 2011, no hay que ser experto en matemáticas para calcular que en este 2007 ya estaríamos viajando de Caleta al Zaidín a bordo de esos flamantes vagones que ahora se proyectan a cuatro años vista. Si se recuerda este antecedente de 2002 es para que todos reflexionemos acerca de esta Granada nuestra y para que, en ocasiones sucesivas que se puedan presentar, se pongan sobre la mesa de negociación mayores dosis de flexibilidad, de reconocerse en el contrario, de saber captar la parte de razón que pueda tener el otro... A todos nos irá mejor.

Que la propuesta de entonces, cuya esencia se recoge en el acuerdo del jueves, sólo era una propuesta más. Tal vez. Que la polémica surgió fundamentalmente en torno al Camino de Ronda soterrado o en superficie: de acuerdo. Tan cierto como que la Junta aceptó muy pronto el soterramiento que proponía el Ayuntamiento. Tan de acuerdo como podríamos estar con alguien que interpretase que tantas vueltas y más vueltas, idas y venidas, dimes y diretes, buscaban más que nada evitar que las obras comenzasen antes de las elecciones del pasado mayo. Sí, esas obras que se hubieran unido a las que tuvieron levantada la ciudad durante dos tercios del anterior mandato, para desespero de vecinos desesperados que hubieran considerado desesperante sumar a tanta zanja el inmenso túnel que se abrirá por la Redonda.

Cuatro años de continuas propuestas y contrapropuestas vencen la capacidad de memoria de la mente más privilegiada. El viernes, al informar del acuerdo del día anterior, la prensa local coincidía en la apreciación de que la propuesta aceptada tomaba las formas y esencias de otra de 2002. Descartado que existiese un concierto periodístico previo con el fin de fastidiar, habrá que concluir, como ya ha hecho una alta autoridad municipal, que todos somos muy torpes. Un mal de muchos que en esta casa al menos no consuela. Sí consuela, y redime con la verdad, contemplar el documento que ayer reproducía Ideal. Documento que demuestra, por si alguien lo dudaba, que el contenido del acuerdo de ahora ya existía en 2002.

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