Granada

Cinco horas con Juana

  • Desde el anuncio de su entrega, de madrugada, hasta su salida del Juzgado, a las 4 de la tarde, todo fue confusión y especulaciones para los medios de toda España

La desaparición durante 27 días de Juana Rivas y sus hijos tuvo ayer un colofón a la misma altura en el grado de confusión e incertidumbre. El anuncio de su entrega se hizo de madrugada, fue detenida en un aparcamiento subterráneo, su entrada al Juzgado no pudo ser vista y hasta el último minuto había dudas de si saldría en libertad por la puerta principal o detenida dentro de uno de los coches policiales que iban y venían por la rampa del garaje.

Desde mucho antes de la hora anunciada por las personas de su entorno para la entrega (las 11 de la mañana), decenas de medios de comunicación de toda España hacían guardia en la puerta de los Juzgados de Caleta, acompañados de un dispositivo policial extraordinario, con cintas y agentes haciendo barrera para limitar el paso incluso a las zonas públicas de la entrada. Lo que hacía pensar que las fuerzas de seguridad también conocían el rumor: Juana se iba a entregar.

Las cámaras ya se situaban mirando a Maracena, ya se dirigían a la otra acera, en función de las especulaciones o anuncios que iban haciendo las personas del entorno de Juana, que a su vez también se iban concentrando en la puerta de los Juzgados. El momento de mayor confusión fue cuando salió del aparcamiento público la hermana de Juana Rivas y fue confundida con ella por la mayoría de los medios presentes, hasta que fue difundido que ella no había podido hacer ese paseíllo porque había sido "escoltada" por la Policía, que la interceptó en el subterráneo, la metió en un coche y la metió por el garaje de los juzgados sin ser vista. En realidad había sido detenida por orden judicial.

Esta versión de las personas del entorno de la madre de Maracena es la que sirvió a los medios durante bastante tiempo para suponer que Juana Rivas ya estaba a disposición judicial, pues ninguna fuente oficial lo confirmaba. Los agentes que custodian el edificio habitualmente y los abogados que entraban y salían eran preguntados con insistencia. Y para más despiste, la abogada de la detenida, María Castillo, salió del Juzgado sin hacer declaraciones y rostro enfadado, lo que llevó a pensar que Rivas podría haber sido conducida a otro lugar. La asesora habitual de la vecina de Maracena, Francisca Granados, tampoco fue muy clara en esto: "Ha ido a hacer una gestión urgente y muy importante".

Todo eran especulaciones. La declaración de Juana ante el juez ya empezaba a ser un hecho confirmado pero otra duda seguía rondando: ¿Dónde están los niños? ¿Los entregará? Las fuentes judiciales siempre habían informado de que la actitud que tuviera la madre respecto a sus hijos iba a ser determinante con respecto a su situación personal como detenida.

La Fiscalía informó entonces de que la madre habría tenido una posición "obstruccionista" en la comparecencia y no había dicho dónde estaban los niños, así que había pedido su ingreso en prisión provisional y sin fianza. Todo hacía temer lo peor para Juana y los medios comenzaban a mirar hacia los furgones policiales de detención que iban y venían. A las 2 de la tarde comenzaron a abandonar el edificio funcionarios, jueces, fiscales, que observaban el espectáculo de medios reunidos con interés.

Todo esto con el sonido de fondo de un megáfono y las voces de decenas de mujeres, que apenas cesaron durante 5 horas.

Casi a las 4 de la tarde Granados dio la noticia de que Juana saldría en libertad, por la puerta principal y allí se formó un corro de periodistas al que esta mujer, la más buscada este verano, estuvo encantada de atender, casi entre lágrimas, con el auto judicial de su puesta en libertad muy apretado en la mano.

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