Granada

Entre la indignación y los selfies en el portal

  • La ciudad se convirtió ayer en un escenario monotemático La puesta en escena de la operación levantó la curiosidad y la ira de la ciudadanía

Granada vio ayer su reflejo en las cámaras de televisión, en los camiones de Policía, en los coches saliendo a toda prisa de los edificios municipales y en las cajas de documentos camino de los juzgados.... y no le gustó lo que vio. La ciudad amaneció bien temprano con un soniquete feo que tenía sus primeras notas en la antigua Gerencia de Urbanismo, en el edificio de las Hermanitas de los Pobres, ubicado en la calle Gran Capitán. El desalojo de los funcionarios y la barrera de policías a las puertas el inmueble ponía en alerta a los ciudadanos que, a primera hora de la mañana, llegaban al edificio para resolver trámites burocráticos en el edificio municipal. "No se puede pasar", explicaban los policías una y otra vez a los ciudadanos que se acercaban sorprendidos ante la seguridad que rodeaba a la sede municipal. "Esto se veía venir" se escuchaba entre los funcionarios desalojados del edificio a los que los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal dieron el 'día libre' mientras desarrollaban su trabajo en los distintos despachos de la extinta Gerencia de Urbanismo. Desde la calle se podía ver cómo los chalecos reflectantes de los agentes de la Policía recorrían los pasillos de cristales en un ir y venir incesante.

Pronto, el foco de atención se desplazó hasta la calle Obispo Hurtado, a las puertas del edificio donde se encuentra la vivienda del alcalde en la capital. Sin ningún motivo aparente y llevados por el mimetismo, los ciudadanos iniciaron una carrera a toda prisa junto a los periodistas hasta llegar a la casa del alcalde, sin saber muy bien qué pasaba. Apostados en los portales, con el mismo sosiego de quien espera una procesión en Semana Santa o el paso de un cortejo, los ciudadanos esperaban que ocurriera algo aunque no sabían muy bien el qué. Por supuesto los teléfonos móviles se convirtieron en una herramienta irremplazable para seguir la noticia y para contar al vecino, amigo, pareja o familiar lo que estaba pasando.

"¿Qué pasa aquí? preguntaba una señora ante el tumulto que se generó en la calle. "Que han detenido al alcalde", contestaba otro algo más informado merced a las decenas de periodistas que se agolpaban en la estrecha calle. "Pues estamos buenos, no se escapa ni uno, y nosotros a pagar otras elecciones", apuntaba indignada la vecina.

Ese mismo sentimiento fue el que se propagó por toda la acera de Obispo Hurtado a lo largo de la mañana. Pero entre la indignación, la ira y el enfado, los ciudadanos se iban haciendo un selfie con el bloque donde vive el alcalde de fondo. Las expresiones faciales, como se puede deducir, eran de los más variadas. "Yo no sé lo que pasa aquí pero voy a sacar fotos que igual hay que llevarlas en algún momento al Sálvame Deluxe", le contaba una amiga a otra.

Quienes mejor pudieron seguir la actualidad informativa fueron los alumnos de la residencia estudiantil Students, que colinda justo con el bloque donde vive el alcalde. No debía estar la mañana muy saturada de apuntes porque los chavales, asomados al balcón, siguieron teléfono en mano el desarrollo de un evento único. "Venga, mirad para arriba que hacemos un Periscope", decían risueños mientras ponían todo su empeño en captar alguna imagen cada vez que se abría la cochera del edificio. Está claro que los smartphones se han convertido en una herramienta la mar de socorrida en cualquier evento en el que se junten más de una decena de personas.

"Mucho ha tardado en que pasara algo así. Aquí hemos visto cómo un bloque de la misma calle tardaba años en levantarse mientras que el del alcalde se terminó en meses", explicaba una pareja de vecinos de la zona. El edificio donde se ubica la residencia del alcalde en la capital tampoco estuvo ayer exento de polémica vecinal. Hace unos meses, PSOE e IU alertaron de ciertas irregularidades en el edificio explicando que el bloque se excedió en la construcción de metros, por lo que se le abrió un expediente sancionador inicialmente de 500.000 euros que finalmente se quedó en 60.000, algo por lo que pidieron explicaciones.

La expectación que se vivía en la calle vivió varios puntos álgidos centrados en la puerta de la cochera. Y es que cada vez que el portón se abría los móviles lanzaban su ráfaga de fotos. Al final tres coches salieron del garaje aunque al alcalde no se le pudo ver por estar tintadas las ventanillas traseras.

"Con razón está España descapitalizada, ¡si se lo han llevado todo!" "Si es que el dinero es muy malo", se oía entre el barullo mientras el primer edil abandonada su vivienda camino del Ayuntamiento, donde continuarían los registros.

Poco a poco y dejando de lado la presunción de inocencia que debe acompañar a todo detenido, la ciudad se iba convirtiendo en un monotema que tuvo su momento culmen al mediodía, justo cuando llegó el tiempo de los informativos y Granada se convirtió en el eje central de la mayor parte de los telediarios de la televisión. En muchos bares de la ciudad la tele mostraba la gravedad de la situación en Granada. "No quiero ni poner la tele, no quiero ver al alcalde en esa situación", explicaban en uno de los numerosos bares del centro, donde la tele copó la atención de la sobremesa.

Con la llegada del buen tiempo Granada se convirtió ayer en un hervidero de turistas que tampoco fueron ajenos a este revuelo mediático que tuvo a la ciudad todo el día en vilo. "¿Qué pasa hoy aquí?" preguntaban unos turistas en la plaza del Carmen que al conocer la detención del alcalde no dudaron en sacar a colación los papeles de Panamá, aunque los dos casos no tuvieran nada que ver. El caso es que los ciudadanos demostraron ayer una vez más el cansancio que les genera conocer un día sí y otro también investigaciones, registros, acusaciones y detenciones entre la clase política así que entre una sensación de pena, vergüenza y cabreo, se fueron citando por las redes sociales a lo largo de toda la mañana en una concentración que finalmente tuvo lugar a las 19:30 de la tarde a las puertas del Ayuntamiento poco después de que el alcalde compareciera para decir que se queda.

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