Granada

55 minutos de viaje con frenazos y un gato negro de 'invitado'

  • El Metro se llena de viajeros en su primera jornada de funcionamiento

  • Los granadinos echan en falta la gratuidad de los transbordos al bus urbano

Uno de los trenes llega a la parada de Armilla, una de las cabeceras del trayecto del Metropolitano.

Uno de los trenes llega a la parada de Armilla, una de las cabeceras del trayecto del Metropolitano. / maría de la cruz

En Armilla la felicidad y el alivio se notaban a partes iguales. La gente se agrupaba en las máquinas expendedoras para obtener un billete que les dará el pase a su primer trayecto a bordo del Metropolitano de Granada. Los 'metroguías' no dan abasto para explicar a los presentes las formas de pagar el transporte. Billete simple, de ida y vuelta, tarjeta monedero o el soporte verde del Consorcio. Cualquiera sirve, salvo el 'CrediBus' de Rober. Algo que no se cansarían de repetir.

La mañana transcurrió tranquila aunque con algunas incidencias. A las 12:50 el Metro procedente de Albolote llegó y se produjeron las primeras aglomeraciones en las puertas para validar el billete lo que impidió que la gente pudiera salir con rapidez. Esta escena se repitió en las 26 paradas del recorrido, ya que los granadinos no querían perderse el estreno del Metro ligero.

Minutos. Es el tiempo que tarda el Metro en recorrer las 17 paradas repartidas en la capital

El reloj marcaba las 12:55 cuando se inició la marcha con suavidad y las sonrisas se dibujaron en los pasajeros. Sonrisas que se tornaron extrañas. "Va lento", era la queja más repetida.

Tras siete minutos de trayecto, los vagones llegaron a la parada del Centro Comercial Nevada. El primer cruce con la carretera se superó gracias a los operarios apostados en la rotonda deteniendo a los vehículos. A las 13:04, el Metro paró en el Parque Tecnológico y desde la ventana se observaron aglomeraciones de universitarios en las marquesinas de autobuses. "El Metro es muy caro por eso los jóvenes van en bus", comentó una señora. Cierto o no, la edad media de los viajeros del transporte recién estrenado era bastante elevada.

"Próxima parada, Hípica" anunció la voz en off del Metro, seguido de un "¿Qué ha dicho?" de un señor que no la escuchó. Quejas sobre el bajo volumen del anuncio, sobre lo tardía que suena, sobre el silencio en el anuncio de algunas paradas y sobre que no se diga en inglés en una ciudad con tanto turismo fue el murmullo en los vagones entonces. Mientras, el tren se paró a las 13:13 horas y más gente se sube al Metro. Los murmullos se disiparon y el silencio inundó los vagones. El Metro iba ahora soterrado y la gente miraba por los cristales tratando de ver algo más allá de las luces de emergencia.

A las 13:15 horas el Metro llegó a su primera parada bajo tierra, Alcázar del Genil. "Ohhhhh" se escuchó al admirar la estructura y decoración del subterráneo. Todas las quejas se convirtieron en halagos hacia la arquitectura.

Comenzó así el periplo del Metropolitano soterrado, con velocidades que, en comparación con los tramos en superficie, se asemejaban a la de un Fórmula 1. Tras parar en Recogidas y Méndez Núñez, el tranvía volvió a la superficie en el campus de Fuentenueva, tras 8 minutos subterráneo. Una joven a punto de bajarse hizo la cuenta, "Se tarda casi media hora en ir de Armilla al campus, y 20 minutos de aquí al Nevada", comentó con su compañero de viaje, que asintió con gesto de aprobación.

Todo marchaba bien cuando ocurrió el primero de los muchos frenazos que quedaban por vivir en el trayecto. Tras dejar la Universidad, un gato negro se cruzó en las vías, obligando al conductor a frenar. Un 'pisotón' que casi hizo caer al pasaje en pie. Antes de llegar a La Caleta, a las 13:25 horas, se repitió la acción, esta vez a causa de un señor que cruzaba las vías sin temor a que el Metropolitano lo arrollara.

El Metro llegó a Villarejo a las 13:27, y comenzaron los problemas con los coches. A pesar de la intervención de la Policía Local, un vehículo se paró en un cruce antes de llegar a la parada de Luis Amador obligando al tranvía a frenar nuevamente. En esta parada, a las 13:29, una mujer escribió un mensaje en un grupo de amigos: "A mí me sale mejor el Metropolitano que el SN2. He tardado desde Alcázar de Genil hasta aquí 15 minutos".

El Metro siguió su marcha, y sumó incidencias durante su recorrido. Antes de llegar a la Avenida Argentinita, un coche y una motocicleta se saltaron el semáforo de la rotonda, con el consiguiente frenazo. Más adelante, un vehículo sí se detuvo en un cruce, dando marcha atrás después y continuando su camino paralelo al tranvía. A las 13:32 horas el Metro paró en la Estación de Autobuses frenando antes de llegar debido al cruce de un peatón.

Muchos turistas se montaron con maletas y algunos, un poco desorientados, se bajaron en la siguiente parada tras comprobar que la dirección era Albolote. Algunos de los pasajeros que subieron no validaron su billete, algo que se repitió en muchas paradas. "Yo es que creía que hoy era gratis, eso ponía en el Whatsapp", se justificó uno de los pasajeros, que viajó con la confianza de que un revisor no le comprobara su billete.

La última parada en Granada capital se produjo en el Cerrillo de Maracena a las 13:36. Media hora es el tiempo que tardó en cruzar la ciudad. El Metro enfiló así su traslado hasta la población de Maracena, en la que el Metropolitano fue recibido con un coche estacionado a su derecha, cerca de los raíles. La primera parada en el municipio de las tres del itinerario se dio a las 13:39 y una mujer se marchó satisfecha tras durar 15 su particular trayecto desde La Caleta. De nuevo aparecieron operarios parando el tráfico en cruces. A pesar de todo, una motocicleta cruzó un semáforo en rojo y obligó, una vez más, a frenar al Metro, con el consiguiente resoplido de unos pasajeros. Tres minutos tardó el metro en recorrer Maracena, y cinco Albolote, donde finalmente se detuvo a las 13:47.

Fue entonces momento de hacer balance. "Desde Recogidas a Maracena han sido 22 minutos, y hasta aquí 30", comentó un hombre. "Y desde la Estación de Autobuses al PTS serán casi 20 minutos", le contestó su mujer. En total, fueron 55 minutos para recorrer los 16 kilómetros de trayecto, con frenazos y una velocidad media de casi 19 km/h. Quizá en un futuro, si las incidencias lo permiten, se tarden 47 minutos y la velocidad aumente hasta 20 km/h, con ninguna incidencia. Mientras tanto, la gente podrá disfrutar del paisaje y montarse en un metro que, como todos los pasajeros comentaban, "ya era hora de que llegara".

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