Encuentros en el palacio de los patos l Juan López Martos y José Benavente Herrera www.hospes.es / www.fuenso.com

La nueva cultura del agua obliga a adaptar los usos a la realidad

  • Los expertos son partidarios de reducir las hectáreas de regadío y hacerlo más sostenible l La apertura de pozos garantiza el agua aunque hay riesgo de sobreexplotaciónExpertos en la gestión y el estudio de los recursos hídricos apuestan por acomodar las costumbres a un clima cada vez más extremo

Juan López Martos: Tenemos tal déficit de agua que debería estar lloviendo hasta el Corpus sin parar. Por dar un dato preciso, según los datos del Plan Hidrológico ha llovido el 45 por ciento menos de lo que había caído el año pasado por estas mismas fechas.

José Benavente: Es obvio que la situación es preocupante, estamos muy por debajo de la media de precipitaciones.

J.L.M.: Todavía hay que avanzar en el tema de la concienciación aunque determinados planteamientos científicos sobre el cambio climático no son acertados; eso de decir que si no se arregla esto la playa va a desaparecer, es precisar demasiado pero lo que parece claro es que en Granada va a llover menos y va a llover peor.

J.B.H.: Ya en el año 86 en un congreso, antes de que se hablara del cambio climático, nos dirigimos al Observatorio de Cartuja, que era de los registros más precisos que había en España, y se veía una cosa clara: analizando valores medios no había grandes diferencias en la cantidad de agua precipitada. Llovía lo mismo con menos días y por tanto era mayor la intensidad de precipitación. Eso significa que el agua es hoy mucho menos aprovechable debido a la erosión del suelo. A veces no hay terreno que absorba tanto agua en un intervalo corto de tiempo; es lo que pasó en septiembre en Granada. Todo parece indicar que el clima mediterráneo será cada vez más extremo: años muy secos y años muy húmedos; el año medio es ya una utopía.

J.L.M.: Sin ser optimistas y poniendo sobre la mesa los datos que se tienen, nuestra sociedad necesita de forma urgente acomodar sus usos y costumbres y su actividad económica al clima actual. El agua cada vez va a ser menos aunque llueva más. Ahora el 20 por ciento del agua se dedica al abastecimiento humano y el 80 a regadío. El objetivo es mejorar el regadío y hay que plantearse que a lo mejor tenemos más regadío del que nos podemos costear. Hoy por hoy no tenemos un regadío sostenible.

J.B.H.: Totalmente de acuerdo, sin embargo la percepción es que gastamos más los urbanitas que los agricultores. Las campañas de concienciación se dirigen al ahorro en las ciudades cuando los que gastan cuatro veces más son los agricultores. No he oído nunca mencionar o plantearse si es sostenible el regadío en un país con esta tradición agrícola. Ahí está el quid de la cuestión.

J.L.M.: El problema es que nuestra legislación no contempla el coste del agua. Cuando era director general del agua tratamos de introducir el concepto de coste del agua con una cifra simbólica pero no fue aceptado por el entorno agrícola y mucho menos por los regantes. Lo que se pretendía y la UE va a exigir en un futuro es pagar lo que las cosas cuestan, el valor de agua no está aún asumido. En la ciudad, sin embargo, los ciudadanos sí pagan lo que cuesta el agua, incluidos los servicios de depuración.

J.B.H.: ¿Nadie ha pensado en que las ayudas a los agricultores debería ir más en la línea de subvencionar el secano que el regadío? Con ello evitaríamos esquilmar más los ríos y los acuíferos.

J.L.M.: Las subvenciones son perversas. A los alcaldes de los pueblos de la España seca hay que decirles que no pueden pedir más regadíos. Luego está el agua del mar que es más cara aunque se va a abaratando mucho. En términos energéticos, hoy desalar un metro cúbico de agua de mar cuesta la octava parte en kilowatios/hora que costaba hace treinta años. Viene a resolver el tema del abastecimiento y el crecimiento turístico garantizando su calidad pero el regadío, a ese precio, sólo se lo podrían costear algunos cultivos de invernaderos.

J.B.H.: En la última sequía el acuífero de la Vega salvó la situación. Granada tiene suerte de tener un embalse subterráneo de los más grandes de Andalucía y con unas condiciones fáciles de explotar. Seguramente en esta sequía tampoco habrá problemas de abastecimiento -no llega a un metro cúbico por segundo lo que precisa Granada-, pero sí puede ocurrir que esa agua deje de salir al río Genil, a la altura de Láchar. La particularidad que tiene la Vega es que el gran manantial de salida se visualiza en el colector del tramo del río Genil entre Fuentevaqueros y Láchar. Me atrevo a pronosticar que es un acuífero tan poderoso que permite solventar estas situaciones de emergencia pero no hay que llevar la situación al límite.

J.L.M.: A mis alumnos les decía que los acuíferos no son una fábrica de agua. Como las madres, agua no hay más que una: la que llueve. Granada si pasara sed en esta sequía sería por mala gestión. Tenemos embalses que son instrumentos para regular el agua artificial y tenemos acuíferos que son instrumentos naturales. Lo que tenemos que hacer es utilizarlos conjuntamente para optimizar los recursos.

J.B.H.: Luego está el problema de los pozos ilegales. Existe cierta percepción de desgobierno donde la maquinaria de control no es efectiva. Hay el doble de pozos ilegales en Granada y toda España. Pienso que el problema del agua es de gestión y para solucionarlo se necesitan criterios serios.

J.L.M.: Los alcaldes son los responsables del servicio. Si el agua es de mala calidad o falta, a quién se le debe pedir responsabilidades es al Ayuntamiento. Cómo lo gestione, ese es su problema. Con la cesión tratan de quitarse un problema de encima. Emasagra funcionaba bien y por otras razones el entonces alcalde Gabriel Díaz Berbel decidió vender una parte. No es tanto el hecho de que el gestor sea público o privado como que el ayuntamiento no puede hacer dejación de su responsabilidad. Un principio que siempre han defendido los franceses es que el agua sólo financia el agua. Las infraestructuras del agua son públicas y ahora llega un señor y se encuentra con el capital invertido; así es muy cómodo gestionar. Luego está el anuncio de subida de las tarifas cuando se dan periodos de sequía. Una empresa con experiencia en el mercado debe analizar los ciclos del agua y a partir de ahí aplicar siempre la misma tarifa independientemente o no de si hay sequía.

J.B.H.: Lo que es constatable es la excelente calidad del agua de los embalses, pocas ciudades tienen un agua mejor.

J.L.M.: El agua del grifo en Granada si viene de los embalses tiene más garantía sanitaria que la embotellada. El agua de los pozos sí es de peor calidad, sin ser mala.

J.B.H.: Evidentemente tiene más mineralización, está en contacto con rocas y, por tanto, al estar rodeada de macizos calizos tiene más calcio y es un agua dura. Y luego está el problema de los nitratos en una zona tan agrícola como la Vega que en algunos casos supera los límites permitidos pero que no afecta tanto a Granada capital sino a aguas abajo del acuífero aunque siempre se puede tratar y potabilizar.

J.L.M.: En la Confederación trabajamos desde hace más de treinta años con el asesoramiento de la Facultad de Geología. Los pozos se han hecho donde consideran ellos que hay menos problemas con nitratos y lo más cerca posible de un sistema que permita introducirlo en la red. Ahora vamos a hacer otro pozo. En España ya hay pocas grandes obras hidráulicas que hacer.

J.B.H.: España tiene un patrimonio hidráulico muy importante. Pero lo curioso es que la directiva marco europea es totalmente medioambiental. Introduce términos conmo desarrollos sostenibles, protección de ecosistemas acuáticos, planificación hidrológica, política de precios enfocada a la recuperación de costas, información y participación ciudadana, trasparencia en la gestión…. El cambio va a tardar aún pero para el año 2015 en buena parte debe estar traspuesto a nuestro ordenamiento. Nos vemos obligados a cambiar el chic porque lo que dice Europa no tiene nada que ver con lo que piensa el agricultor.

J.L.M.: Cualquier norma jurídica no basta con su aprobación, requiere un acondicionamiento de las mentes. El agua es un tema muy sensible y demasiados políticos lo utilizan con fines espurios, para sus propios intereses. Hay en España un debate sobre el agua tan preñado de ideología como de ayuno de conocimientos científicos. Un ejemplo es la polémica de los trasvases.

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