El compromiso de Mariano Rajoy con el Corredor Ferroviario Mediterráneo obvia, sin embargo, varias piezas clave para la provincia de Málaga. Fijada la lupa sobre la propuesta de trazado aprobada y avalada por la Unión Europea, que excluyó la posibilidad de recorrer el litoral malagueño, el olvido gubernamental viene lastrando en los últimos años la conexión ferroviaria entre Antequera y Sevilla, así como la mejora de las conexiones entre dos grandes plataformas logísticas de la comunidad por medio de una línea entre Algeciras y Bobadilla. En el caso del bautizado en su día como eje ferroviario transversal, su inclusión en el programa transeuropeo abría las puertas a que se beneficiase de la financiación comunitaria y, con ello, abandonase el estado de paralización en la que está sumida la infraestructura desde que la Junta, que llegó a anunciar una obra tasada en unos 1.300 millones, la abandonó. Los gestos del Ministerio de Fomento no hacen prever un impulso inversor a esta pieza clave en las comunicaciones entre las dos grandes provincias andaluzas. El freno es igualmente extensible a la línea Bobadilla-Algeciras, concebida como una obra clave para potenciar el transporte de mercancías. El secretario regional de Política Institucional del PSOE-A, Francisco Conejo, habló de ella como una línea "estratégica para el sur de España, para el Puerto de Algeciras y para el Puerto Seco de Antequera". "Si de verdad queremos apostar por un destino logístico en Andalucía necesitamos tener una conexión ferroviaria de primer nivel", insistió, recordando que de los casi 1.300 millones necesarios para acometer la modernización de esta infraestructura, el Gobierno apenas ha destinado en los últimos años 50 y sin ejecutarlos.