Granada

El nuevo perfil de la pederastia en Granada: jóvenes que manejan fotos de sexo duro con bebés a través del móvil

  • La Fiscalía observa un aumento en la gravedad de los delitos que se investigan en Granada, advertidos habitualmente por las autoridades norteamericanas

  • La última operación importante, este mes, ha tenido como objetivo un estudiante de 21 años con fotos de bebés

El fiscal delegado de Criminalidad Informática en Granada, Francisco Hernández.

El fiscal delegado de Criminalidad Informática en Granada, Francisco Hernández.

Los delitos de pederastia mediante el uso de medios tecnológicos han cambiado de perfil. Hombres más jóvenes, de entre 20 y 30 años, que utilizan móviles y redes sociales para intercambiar fotografías de niños cada vez más pequeños, incluso bebés, en escenas muy duras de sexo explícito. Es un patrón cada vez más frecuente en los casos recientes que han llegado a los juzgados de Granada y que han disparado las alarmas en la Fiscalía sobre la deriva de este tipo de delincuencia. 

El fiscal delegado de Criminalidad Informática en Granada, Francisco Hernández, tiene sobre su mesa un buen número de tomos con sumarios que le cuesta visualizar a la hora de sentarse a hacer los escritos de acusación. "Antes era más habitual encontrar a jóvenes en esas imágenes, pero cada vez son más niños, hasta bebés, en escenas de una dureza mayor". Se refiere a zoofilia, sadomaso, niños maniatados obligados a hacer masturbaciones o víctimas de violaciones

La consecuencia de ese endurecimiento de las imágenes que cada vez se encuentran con más frecuencia en los dispositivos de estos pederastas es que la Fiscalía aumenta las penas reclamadas en los escritos de acusación de cara al juicio, de modo que pasan de los 1 a 5 años previstos para el tipo penal más sencillo de la distribución pornográfica hasta llegar a los 9 años de límite que establece el Código Penal para la pornografía agravada.

Estas penas de entre 5 y 9 años están previstas para casos de distribución pornográfica en los que se utiliza a menores de 13 años, cuando "los hechos revisten un carácter particularmente degradante o vejatorio, cuando el material pornográfico represente a niños o a incapaces que son víctimas de violencia física o sexual, cuando el responsable sea ascendiente, tutor, curador, guardador, maestro o cualquier otra persona encargada", entre otros supuestos similares.

El consumo particular de estas imágenes (cuando no hay distribución) está penado con cárcel de entre 3 meses y un año, además de multas.

Otro de los cambios más habituales en ese perfil de la pederastia es la edad de los investigados, que antes solía superar los 40 años y ahora es más frecuente que estén en la franja de los 20 a los 30 años. "Cada vez son más jóvenes y reclaman imágenes más duras", explica el fiscal Hernández. 

Un agente de la policía revisa archivos de tipo pedófilo en un ordenador. Un agente de la policía revisa archivos de tipo pedófilo en un ordenador.

Un agente de la policía revisa archivos de tipo pedófilo en un ordenador. / EP

La última operación de este tipo llevada a cabo en Granada este mismo mes concluyó con la detención de un joven de 21 años, que vivía en Granada como estudiante universitario. Los registros se hicieron en paralelo en esta dirección y en su domicilio familiar, fuera de la provincia. La dureza de las imágenes encontradas y la corta edad de los menores que aparecían han contribuido a que el Juzgado endurezca las medidas provisionales y accediera a mandar al investigado directamente a prisión para minimizar riesgo de desaparición de pruebas y de reiteración delictiva. 

Este caso es un ejemplo bastante paradigmático de ese nuevo perfil de la pederastia que describe la Fiscalía. Si el canal habitual más utilizado antes para obtener estas imágenes eran los programas de descargas como Emule, ahora es más común el uso del teléfono móvil y de mensajes por redes sociales, especialmente Telegram, una red que es más opaca y reticente a compartir con las autoridades los datos de sus usuarios, pese a los indicios delictivos que haya detrás, como se dejó ver en su reciente controversia con el Gobierno ruso por los datos de terrorismo

Pese a la preeminencia de los móviles, los ordenadores siguen siendo otra de las herramientas fundamentales para este tipo de criminalidad, aunque ahora es más popular la inmersión en redes oscuras (darknet). Una de las primeras señales que buscan los investigadores al hacer un registro de los dispositivos es la presencia del icono de la cebolla de la red Tor, vinculada a ese mundo subterráneo de internet en el que es más fácil esconder los rastros y registros. 

Pero las herramientas y la preparación de los investigadores también mejoran y se hacen más sofisticados. En los casos más recientes abiertos en Granada, es común que el origen sea una alerta procedente de Estados Unidos, país que subvenciona a organismos dedicados a combatir la explotación infantil y detectar este tipo de delincuencia.

En cuanto es detectado un intercambio de imágenes de pederastia en las redes que tienen raíz en Estados Unidos, por ejemplo Facebook, la compañía lo reporta al Centro Nacional de Niños Explotados y Desaparecidos (NCMEC, por sus siglas en inglés), que envía un informe automático al FBI y éste a la Policía Judicial española. 

Esos informes NCMEC que vienen de Estados Unidos aportan todo tipo de detalles sobre el material distribuido, las conversaciones en redes, la dirección IP y la geolocalización para centrar el objetivo. De este modo, si aparece una dirección de Granada, la Policía abre una investigación bajo la supervisión judicial, que ordenaría la posible entrada y registro en el domicilio. 

La Policía suele pedir autorización judicial para lo que los investigadores llaman "examen en caliente", que consiste en revisar el contenido de los dispositivos en el mismo momento del registro, tal cual se lo encuentran. Es un modo de preservar las pruebas y evitar que se borren o bloqueen correos y se cambien contraseñas.

Ese examen preliminar se complementa luego con el análisis detenido de todos los ordenadores o dispositivos. Los móviles se pasan por una clonadora, que copia toda la información del teléfono. "Esos informes son como una autopsia psicológica del investigado, porque podemos saber mucho de él a través del uso del móvil", explica el fiscal de Criminalidad Informática. 

   

 

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