Granada

El pintor y la bailaora

  • El tema recurrente del pintor y la bailarina se repite desde la Cueva de Cogull, de hace 6.000 años, a las Cuevas del Sacromonte de hoy. Romero de Torres, Picasso, Morcillo, Jesús Conde, etcétera...

HA muerto la bailarina Pilar López, medalla de oro de Andalucía. Se muere con ella una musa de rítmicas siluetas en el aire, de esas que fascinan a los artistas en todos los tiempos. La expresión estética del baile o la danza han sido desde siempre fuente de inspiración tanto de fotógrafos, pintores y escultores como de poetas, músicos y diseñadores.

La primera huella de representación pictórica de escenas de danza se remonta nada menos que al neolítico y está recogida en la Cueva de Cogull (Lérida) con una antigüedad de 6.000 años. Es una danza fálica de clara alusión simbólica a la fertilidad. Pero a lo largo de toda la historia del arte son numerosas las representaciones de escenas de baile. Las más conocidas desde el siglo XIX las dejaron Degas, en sus numerosas bailarinas de ballet, el Picasso cubista de la Danza de los velos, hacia 1907, o Matisse, en su conocida Danza, de 1910. Y si de música hablamos, sirvan como ejemplos las Danzas gitanas, de Joaquín Turina o El amor brujo, de Falla.

Pero viniéndonos a lo nuestro, son muchos los pintores enamorados de la belleza desarrollada tanto por el marco que sirve de pintoresco escenario como por el encanto de nuestras bailaoras del Sacromonte, que han quedado inmortalizadas por sus propios paisanos granadinos o por los muchos viajeros y artistas que nos visitaron: Chateaubriand, Gustavo Doré, Davillier, entusiasmado con los bailes de 'La Perla', entre tantos otros. Lo que hicieron Sorolla con su 'Pepita la Gitana', y Zuloaga, con 'La Oterito', o Julio Romero de Torres con sus preciosas gitanas cordobesas, lo plasmaron también Rodríguez Acosta, los Carazo, López Mezquita o Morcillo en nuestras granadinas: Gabriel Morcillo se llevó las mil pesetas de premio por su cartel del Corpus de 1912, titulado Gitana. Ella aparece recostada con la Alhambra al fondo y su pandero de bailaora al lado. Y también a Enrique Padial se le ocurrió el tema de la gitana para un cartel de nuestro Corpus, como lo hizo Jesús Conde, aunque con gustos bien diferentes, por cierto.

zaafra y mAriquilla

En enero de 2006 se presentó en Granada un libro autobiográfico, titulado Ardiendo y echando chispas, firmado por la popular bailaora granadina María Guardia 'Mariquilla' y el periodista argentino Carlos Arbelo. Toda una radiografía de vivencias entrañables desde su infancia en el Sacromonte, en las escuelas del Ave María y en su dilatada carrera profesional, codeándose con lo mejor del mundo de la danza y de la música flamenca. El librito resulta atractivo desde la propia portada, diseñada por el pintor Zaafra.

Porque uno de los pasajes de la vida de María ha quedado inmortalizado en los pinceles de otro de los pintores grandes de nuestra tierra: David Zaafra. Cuenta el artista que allá por el año 1966, siendo componente de la Tuna de Industriales de Málaga, cruzando el estrecho a bordo del 'France', compartió escenario con el cuadro flamenco de Mariquilla que amenizaba la estancia en el barco. Guardó el pintor en su joven retina ritmos, cadencias y movimientos y los hizo brotar con el tiempo en su libro Mariquilla: arte y pasión flamenca.

Una vez más quedaron fundidos para siempre el pintor y la bailaora; una vez más pasa a la historia del arte el ayuntamiento de la musa y el artista, que en este caso tienen como protagonistas a dos granadinos de prestigio: Mariquilla, medalla de oro de la ciudad de Granada, aquella morenilla del Sacromonte que trabajó con Manolo Caracol en el tablao Los Canasteros, la que fundó El Jaleo en Torremolinos, la que hizo cátedra en Granada, llevó el nombre de nuestra ciudad hasta el Japón y le sobró arte para repartirlo entre sus hijas Tatiana y Lucía. Y David González 'Zaafra', pintor de mil exposiciones, retratista de los grandes, desde el Rey Juan Carlos a Severo Ochoa; desde Lorca a Falla, desde Juan Habichuela a Mariquilla; escultor y muralista, cartelista y escritor, numerosas veces condecorado, orgullo de una ciudad que presume de tener grandes artistas entre los suyos. Y no son los únicos pintores y bailaores grandes que tenemos, pero a los otros los reservamos de momento, porque si no empezamos los granadinos a valorar lo nuestro no sé quién lo hará. ¿O tenemos que esperar a que se mueran, como la genial Pilar López?

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