Empleo

Los presos de Granada aseguran que su reinserción pasa por obtener un empleo

  • Más de 450 reclusos se han beneficiados desde 2004 de los programas de inserción sociolaboral del Instituto Municipal de Formación y Empleo (IMFE) de Granada

La población reclusa privada de libertad durante algún tiempo se enfrenta a un "estigma" que provoca en ella bajos niveles de autoestima a la hora de emprender la búsqueda de empleo, la clave para integrase en una sociedad que manifiesta conductas de rechazo y desconfianza hacia los presos.

Así lo han puesto hoy de manifiesto presos del centro penitenciario de Albolote (Granada) durante la presentación del balance de intervención con reclusos para su inserción sociolaboral, que ha contado con la asistencia de varios reclusos.

Norma es una reclusa mexicana que ha superado muchas barreras durante su estancia en la cárcel de Albolote: ha estudiado turismo a través de la UNED y ha participado en un curso de formación de teleoperadora con el objetivo de facilitar su inserción sociolaboral cuando salga de la prisión.

"Hay una propuesta real de empleo, por lo que quien quiera reinsertarse puede hacerlo", añade Norma, quien además de haber contraído matrimonio con otro preso de la cárcel, ha sido una de las 450 beneficiarias de los programas de inserción sociolaboral organizados por el Instituto Municipal de Formación y Empleo (IMFE) y la Dirección general de Instituciones Penitenciarias.

Mediante las aportaciones económicas de estas instituciones, se ha podido contratar a dos profesionales de la inserción laboral, llamadas "señoritas" por sus alumnos, con dedicación exclusiva a los presos.

En concreto, imparten actividades lúdicas para captar su interés y cursos de formación y orientación profesional, y facilitan la búsqueda de empleo mediando con las empresas, una tarea considerada por las técnicas del IMFE como "una de las más complicadas".

En total se han beneficiado 450 personas reclusas desde 2004, de las cuales 273 han recibido orientación individual, 177 en grupos, 43 han participado en procesos formativos y 12 haciendo prácticas profesionales.

Además, 49 han conseguido un empleo y uno de los reclusos se atrevió a montar su propio negocio.

La población preferente de estas actuaciones son los reclusos en tercer grado, los liberados condicionales y los jóvenes internos, que hoy han mantenido un encuentro con la vicepresidenta del IMFE, Marifrán Carazo, y el director de la prisión de Albolote, Nahum Álvarez.

Otro de los jóvenes que ha participado en el programa de inserción sociolaboral es Miguel, quien lleva cuatro años en la prisión de Albolote y ha tenido la oportunidad de aprender a instalar placas solares en un curso de cinco meses.

"Si no hay trabajo no hay integración, así que preferiría quedarme en la cárcel si no encuentro un empleo", reconoce el joven, para quien ser recluso es tener una "mancha negra", por lo que pretende afrontar su salida con mucha fuerza y autoestima.

La vicepresidenta del IMFE ha explicado que la intervención con reclusos para su integración laboral pasa primero por una entrevista para evaluar su nivel de empleabilidad, analizar su historial personal y profesional, detectar sus carencias y competencias, y de este modo, diseñar un itinerario de inserción.

El director del centro penitenciario de Albolote, la segunda prisión en España junto a la de Albacete en firmar un convenio con un consistorio para facilitar la reinserción laboral, ha considerado que la colaboración entre los organismos es "esencial" en el camino hacia la libertad, un recorrido "complicado" y reconocido por los propios reclusos, a los que no les falta la ilusión

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