Aniversario del sistema de transporte

De la protesta a la adaptación

  • La línea convence a los usuarios tres años después de su puesta en funcionamiento

  • Exigen mejorar las frecuencias de los autobuses de largo recorrido que discurren por Camino de Ronda

Corría el año 2014. Los granadinos vivían con expectación el estreno de grandes proyectos. El AVE estaba cerca. El Metro también. Y Granada se preparaba para modificar el sistema urbano de movilidad al 100%. Una apuesta arriesgada del anterior equipo de gobierno del PP que se hizo realidad el 29 de junio de ese año. El día en que los granadinos pudieron subir por primera vez a la Línea de Alta Capacidad. Se trataba de un nuevo modelo de autobús azul frente a los clásicos vehículos rojos de la Rober que nació para conectar el Palacio de Congresos y la Caleta en tiempo récord. Tras un descontento inicial, los granadinos parecen haberse acostumbrado a un nuevo modelo de transporte que, tras tres años de servicio, convence. Aunque por supuesto, siempre hay aspectos (muchos) por mejorar.

En la parada de la LAC, María del Mar Martín explica los beneficios de este autobús. "Lo uso porque es una buena conexión por el Centro, tiene buenas frecuencias aunque últimamente a veces tarda más de lo previsto", detalla esta vecina. No obstante, tiene algún 'pero' respecto al sistema de revisión porque una vez fue sancionada. "Creía que podía hacer ida y vuelta en la LAC como si hiciera un transbordo pero no es así", detalla Martín que tuvo que pagar 40 euros como multa. Ahora, esta sanción tiene un coste de 20 euros. Fue rebajada ante las constantes quejas de los usuarios que, despistados, eran alertados por los revisores día sí día también en una revisión polémica que llegó en forma de queja multitudinaria al propio Defensor del Ciudadano de Granada, Manuel Martín.

Los cambios mejoraron el servicio pero eso conllevó un coste económico mayor

Guillermo Benavides, un joven que suele hacer el recorrido Maracena-Centro de la capital, también se muestra satisfecho con la LAC, que le permite recorrer todo el eje Gran Vía-Avenida de la Constitución a gran velocidad. Una vez en Caleta, se sube al N3 que tarda algo más. Por su parte, Antonio Fernández, que suele hacer el recorrido entre Huétor Vega y la capital a bordo primero de un autobús metropolitano para, después, subirse a la LAC, reconoce que no haría ningún cambio: "Es sencillo montarse y suele cumplir los tiempos".

Quienes necesitan hacer transbordos para llegar a casa o al trabajo sí tienen más reparos. "Yo tengo suerte porque por mi puerta pasa el U3, que me lleva desde Cartuja al PTS donde voy al hospital", destaca Antonia García. No obstante, las líneas universitarias suelen dejar de prestar el servicio en los meses de verano, lo que sí podría perjudicarla. Ahora espera que con la reorganización sanitaria le cambien al Virgen de las Nieves. "Podría ir andando incluso".

Tampoco están demasiado satisfechos quienes cada día utilizan los autobuses que discurren por Camino de Ronda. A ciertas horas pasan colapsados y, con el calor que hace estos días, la desesperación reina. "El otro día estuve esperando más de 15 minutos el SN5 y cuando llegó venía colapsado", explica Ari Martínez, que también suele utilizar el U3 para ir a su trabajo en el PTS cada mañana. "Siempre va lleno", denuncia este usuario que considera imprescindible incorporar más autobuses a la línea para mejorar la frecuencia. Lo mismo que piensa Carmen Fernández, que suele ir al PTS o a la zona de Trauma en el SN5. "Siempre llega tarde y mal", explica esta usuaria que ha llegado a esperar durante más de 20 minutos. "A veces llegan dos autobuses juntos y tarde", añade Fernández, que también echa de menos algunas líneas clásicas. Habrá que esperar a la llegada del Metro para conocer la redistribución de las líneas del Ayuntamiento de Granada. De momento no hay fecha para lo primero, así que lo segundo todavía tardará. Paciencia.

Aunque ahora la LAC cuenta con la aceptación de los vecinos, el camino hasta llegar aquí ha sido largo. Acostumbrarse a un nuevo modelo de transporte no fue nada sencillo. El 29 de junio de 2014, día de la inauguración, los granadinos comprobaron con felicidad la modernidad de una nueva línea que cumplía con los tiempos. Cuando llegabas a la parada poco importaba si no daba tiempo a coger uno de los autobuses. En apenas tres minutos llegaba otro a través de un eje completamente despejado. El Ayuntamiento sacó de l recorrido por el que circula la LAC en torno a cuarenta líneas de autobús de calles como Gran Vía o Avenida de la Constitución, con el consiguiente beneficio para el medio ambiente y la bajada de la contaminación acústica que quedó demostrada con las investigaciones de Lucas Alados y Jerónimo Vida. Sin embargo, pese al jolgorio inicial muy pronto llegaron los problemas. Concretamente tan solo un día después del estreno. Era lunes 30 de junio y, de repente, había que 'aprender' otra vez a coger el autobús que además eran completamente distintos como consecuencia de la redistribución de líneas que cambiaron sus clásicos nombres como 33 por SN1 o 10 por SN2. También había que aprender a conjugar el verbo transbordar. Todos los caminos pasaban por los intercambiadores de la LAC situados en la Caleta y en el Palacio de Congresos, provocando un auténtico quebradero de cabeza a los vecinos. "Quiero ir a la Chana desde el Zaidín, ¿cómo lo hago?", se preguntaban con desesperación muchos usuarios. En general lo ideal era llegar al intercambiador de la LAC para después conectar con la línea que conectaba con el barrio en cuestión.

El resto de usuarios de la vía también mostraban sus reticencias y dudas. Sobre todo los taxistas, que convivían personalmente con la LAC en zonas calles principales como Gran Vía, donde el autobús era y es el protagonista. Había que hacer todo lo posible para que cumpliera los tiempos. La situación en materia de movilidad estuvo pacificada relativamente hasta la llegada del mes de septiembre, la vuelta al trabajo, al cole, al instituto y a la Universidad. Los granadinos se encontraron de repente con un nuevo modelo de transporte "desconocido" a pesar de los esfuerzos realizados por el Ayuntamiento de Granada para explicar el funcionamiento del servicio mediante campañas informativas, personal en las propias paradas y mapas y folletos a todo color.

Las asociaciones de vecinos de Zaidín, Norte y Chana estallaron en este mes e iniciaron una amplia recogida de firmas apoyados por los grupos de la oposición para solicitar al equipo de Gobierno la creación de nuevas líneas para conectar los barrios sin transbordos. También firmas recogieron decenas de colectivos con Facua a la cabeza, que despreciaban el nuevo sistema de transporte. Fue así como en octubre de 2014 nacieron las denominadas líneas de los barrios: SN3 (Rebites-Chana); SN4 (Zaidín-Chana) y SN5 (Avenida de Cádiz-Parque Nueva Granada). La SN4 fue la primera línea que entró en el Centro después de que la llegada de la LAC desterrase al resto de autobuses gracias a una parada en Recogidas que recorría la Acera del Darro.

Para esas fechas existía otra gran reivindicación que tardó bastante en llegar. Se trataba de conectar el Centro con la Estación de Autobuses. En esa época el SN1 (antiguo 33 que discurría entre Cenes de la Vega y la estación) no pasaba por el Centro. A la altura del Palacio de Congresos se desviaba para emprender su camino por el Camino de Ronda. Pero, ¿cómo explicar a un turista en plena Gran Vía que debía coger una LAC y hacer un transbordo en Caleta al N4 para llegar a la estación? La complicación era total. Dos años tardó el Ayuntamiento de Granada en solucionar este problema. Fue a través del Observatorio de la Movilidad, que nació en octubre de 2015 a propuesta de Ciudadanos, tras el pacto con el PP que hizo alcalde a José Torres Hurtado en las elecciones de mayo de ese año. Una de las exigencias de C's al Ayuntamiento era que el ya ex alcalde diese un paso al lado, pero también que la entonces concejal de Movilidad, Telesfora Ruiz, se encargara de otra área. Finalmente la movilidad y la protección ciudadana recayó en María Francés, quien en marzo de 2016 autorizó la propuesta del citado Observatorio para el paso de la línea SN1 por Gran Vía. Por fin el centro recuperaba la conexión con la Estación de Autobuses de forma directa. También por esta vía empezó a circular la SN4 (Chana-Parque Tecnológico de la Salud).

Durante las reuniones del Observatorio decenas de colectivos presentaron sus recetas para mejorar la movilidad. El problema es que lo que deseaba uno lo descartaba otro haciendo casi imposible tomar una decisión que gustara a todos. Otra de las grandes medidas adoptada en el marco de estos encuentros fue darle la vuelta a la calle San Juan de los Reyes, maniobra que recayó en manos del PSOE tras la llegada de Paco Cuenca a la Alcaldía en mayo de 2016 después del estallido de la operación Nazarí. Además de este giro, la nueva concejal de Movilidad, Raquel Ruz, devolvió las líneas C1 y C2 a la Carrera del Darro todos los días de la semana en diciembre. Desde entonces hasta ahora, las medidas en materia de movilidad han sido mínimas. La deuda millonaria con Rober y la llegada del Metro condicionan la toma de decisiones. Habrá que esperar para conocer las propuestas del PSOE para mejorar la movilidad.

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