Granada

La sequía marca la campaña vinícola con caídas de producción de hasta el 30%

  • Las variedades tintas son las más afectadas, mientras que las blancas acusan una caída media del 15%

  • Muchas bodegas están ya "al límite"

En algunos casos las uvas llegaron deshidratadas, estresadas y sin calidad por la falta de agua.

En algunos casos las uvas llegaron deshidratadas, estresadas y sin calidad por la falta de agua. / g. h.

"Irregular". Esta es la palabra que mejor define la campaña vitivinícola granadina, marcada por la prolongada sequía, las heladas de la pasada primavera y un verano demasiado largo y caluroso que adelantó la floración. Las bodegas granadinas no se han librado de la caída de la producción, que se sitúa entre el 10 y el 15% en uva blanca y hasta un 30% en tinta, aunque estos porcentajes se acentúan o atenúan en función de la zona, la variedad y de si el cultivo tiene o no sistema de riego. El presidente de la Denominación de Origen Protegida Vinos de Calidad de Granada, Horacio Calvente, asegura que, a falta de cerrar los datos de la campaña, la producción de las bodegas se ha resentido de la misma forma que lo hizo la cosecha.

Esta situación pone contra la espada y la pared a muchas de las bodegas granadinas, que llevan ya tres campañas de caída de la producción motivada por la sequía y las altas temperaturas. "A partir de 2013 se han ido acentuando los problemas y está afectando mucho a la producción", indica Calvente, que asegura que la diferencia la marca tener "apoyo de riego" o no. Esto ha provocado que la zona Norte (Guadix y Baza) y la Alpujarra sean las que arrastran mayores problemas de producción. En algunos casos, según Calvente, las uvas estaban completamente deshidratadas y sin calidad a la hora de la recolección.

La caída de la producción pone en jaque la rentabilidad de las empresas productoras. "Se elevan los costes de producción, ya que con el mismo trabajo obtenemos menos kilos uva, esto eleva el precio de la materia prima y el coste del producto final, por lo que la rentabilidad es menor", explica el presidente de la DOP Vinos de Calidad de Granada, que recuerda que como consecuencia "la cuenta de resultados se resiente" y provoca que la mayoría de las bodegas vayan ya "muy al límite". "En el sector llevamos muchos años saliendo adelante con mucho esfuerzo y mucha inyección de dinero", recalca.

Los resultados difieren en función del tipo de uva. La blanca, por ejemplo, ha dado incluso más kilos que el año pasado y de mucha calidad. Aunque la campaña comenzó adelantada, la bajada de temperaturas a principios de agosto permitió que las parras y las uvas, que estaban "deshidratadas y estresadas", se recuperaran, llegando más equilibradas al final de la recolección. Sin embargo, las uvas tintas han tenido en nivel general menos cosecha, sobre todo en las variedades más tempranas, mientras que las uvas más tardías han tenido una cosecha "más uniforme".

En cuanto al precio, la uva tinta, que es la que más ha faltado, se ha encarecido de media entre 15 y 20 céntimos el kilo. Si el año pasado estaba entre 40 y 50 céntimos, este año se ha situado entre los 60 y los 70. Sin embargo, Calvente asegura que esta subida de los precios no se trasladará al precio de las botellas y, por tanto, no tendrá que se asumida por los consumidores. "Generalmente la subida del precio de las uvas no se traduce en la subida del vino. Este vino se venderá dentro de dos o tres años, algunos incluso dentro de cuatro, y ahí lo que influye es la economía y la situación del mercado, no tanto el coste de la uva. Al final, 20 céntimos de kilo de uva en una botella de vino se traduce en 30 o 35 céntimos más de coste. Pero lo que marca es la situación del mercado", explica Calvente.

El año pasado, la producción de la Denominación de Origen se situó en unos 600.000 kilos de uvas y unos 400.000 litros de vino. Respecto a esas cifras confirma Calvente, hay una reducción importante, sobre todo en tinto, cuya uva se ha resentido más por la falta de lluvias.

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