Pilar Aranda. rectora de la universidad de granada

"La sociedad tiene que entender que la Universidad pública es muy buena"

  • El nuevo modelo de calendario académico y la reivindicación de un modelo de financiación que permita avanzar en la excelencia marcan hoy sábado la inauguración del curso universitario

Solemne y festivo. La Universidad de Granada celebra hoy la apertura del año académico que estrena modelo de calendario y la reivindicación, como es habitual, de un sistema de financiación que se ajuste a las necesidades de una institución que presume, y con razón, de ser motor de la provincia. Su rectora, Pilar Aranda, destaca el esfuerzo que realiza la comunidad universitaria para ser eje de la ciudad, asumir los cambios y mirar al futuro.

-El año académico comienza marcado por nuevo el calendario académico después de un año difícil de transición...

-Ha sido un ejercicio de democracia interna. En la decisión han participado todos los colectivos y se han valorado los pros y los contra. Quiero destacar que se ha hecho un análisis muy riguroso. El calendario del año pasado fue el peor posible, porque hubo exámenes, digamos, todos los meses, pero quiero agradecer a la comunidad universitaria el ejemplo participativo y el esfuerzo. Hemos comenzado el año con un calendario que se ha cambiado. El cien por cien de los centros votó por ese cambio. Se ha respetado la decisión de cada centro y hemos tenido también en cuenta la experiencia de otras universidades, que ha sido buena.

-La reacción de algunos colectivos estudiantiles fue de oposición total...

-Es cierto que ha habido opiniones a favor y en contra. Es cierto que hay estudiantes que están en contra. Igual que hay profesores que están en contra. Creo que es una medida que beneficia a la vida académica de toda la comunidad. Ese cambio es muestra del dinamismo que tiene la Universidad. Estamos abiertos a seguir evaluando y hacemos una autocrítica continua. Analizaremos los resultados, pero cuando tenemos al 95% de las universidades españolas con un modelo aprobado desde hace años, estar fuera de ese modelo dificulta mucho a la vida académica. Nuestros estudiantes pierden posibilidades de movilidad, de intercambios dentro de los programas nacionales, de poder acceder a másteres, de solicitar becas...

-¿Teme nuevas protestas?

-La protesta forma parte de la vida universitaria. Me imagino que habrá alguna, pero eso a mí no me da miedo, en absoluto.

- La deuda de la Junta ha dejado de ser un problema, pero queda pendiente el modelo de financiación.

- Es cierto que no está aprobado, pero hemos manejado numerosos indicadores que ya van apuntando a cómo nos vamos a financiar. Lo que ya está claro es que se van a cubrir los costes estructurales, es decir, los capítulos I y II de las universidades. Queremos funcionar como lo que realmente somos, un sistema público, respetando la autonomía de cada universidad. No olvidemos el principio de autonomía, que es lo que nos diferencia. Cada universidad andaluza es diferente, en antigüedad, en características, en objetivos... El objetivo global es la formación óptima de los estudiantes como ciudadanos con un espíritu crítico, pero no olvidemos que cada universidad tiene un perfil y hay que apostar en cada una por un tipo de investigación, en otras por la estabilización de la plantilla, en otras por la captación de talento... Somos exigentes a la hora de demandar, pero también porque somos exigentes a la hora de pedir que nos demanden. Presentamos resultados y queremos que esos resultados se evalúen. No pedimos un incremento presupuestario sin más, sino que queremos hacer más cosas y cosas distintas de las que venimos haciendo. Y esa es la demanda colectiva.

-¿Cuánto piden?

-No hemos querido dar cifras. Sí hemos querido que el incremento presupuestario, y así se lo transmitimos a la presidenta [de la Junta, Susana Díaz], sirva para cubrir los acuerdos que se van a adoptar en la mesa de negociación colectiva. Queremos que la comunidad universitaria, que los trabajadores, profesorado y personal de administración y servicios, recobren los derechos que han perdido en los años de crisis y, aparte, aumentar el tema de investigación. Queremos que las convocatorias y el tema del PAIDI estén completos.

-Pese a la crisis y a las dificultades económicas, los resultados en los ránkings internacionales son muy positivos. ¿Se puede morir de éxito?

-Alguien comentaba que estamos peligrosamente bien situados. Es cierto que estamos en un lugar excepcional, somos la segunda universidad de España por detrás de Barcelona. Somos conscientes del motor que somos en ese desarrollo. En estos días ha habido algunos titulares no muy afortunados, y hay que poner las notas en su sitio. La universidad española es buena. Tenemos 20 universidades entre las 500 primeras del mundo, y hay 20.000 universidades en el mundo. Esos datos no se sacan. Hay un dato muy llamativo. La probabilidad de un estudiante español de ir a una de las 1.000 mejores universidades del mundo es de un 17,5. La de un alemán, un 13,4. Y la de un estadounidense es de 7,5. Sólo los supera Gran Bretaña. Esos datos hay que reconocerlos. Si además vemos la financiación y presupuestos, podemos decir que las universidades españolas son muy buenas. Además, la financiación privada, que en esas universidades que están en el top es elevadísima, en España ha ido disminuyendo mucho hasta reducirse en algunos lugares en prácticamente nada. Tenemos que mejorar, por supuesto, pero la sociedad tiene que entender que la universidad pública española es muy buena. No quiero pensar que detrás de esta campaña de descrédito de la pública estén los intereses de grupos que apuestan por universidades privadas. Las hay muy buenas, pero, qué casualidad, la campaña siempre se hace la segunda quincena de agosto y la primera de septiembre... cuando hay que hacer las matrículas.

-Precisamente la crisis obligó a reducir los presupuestos de centros y facultades. ¿Habrá más dinero en el próximo ejercicio?

-El esfuerzo que se ha hecho también vino por la deuda [de la Junta]. Este año se ha incrementado algo y esperamos que se incremente más. Ha habido una contención del gasto porque hemos hecho una apuesta por programas de captación de talento, de contratación de nuevas plazas, hemos hecho ofertas de empleo públicas importantes, algo que creo que hay que destacar, y además se han puesto en marcha los mecanismos para la estabilización y promoción del profesorado. Pero llega un momento en el que también tenemos que empezar a pensar en infraestructuras. Hay compromisos adquiridos que tienen que salir adelante.

-En la última convocatoria de ayudas de la European Research Council (ERC) no se ha seleccionado ningún proyecto de la UGR, un dato que deja claro que es necesario atraer a los mejores para competir con el resto de universidades...

-Exactamente. Animamos a los investigadores a que soliciten el ERC, pero evidentemente, es muy competitivo. Debo destacar que nuestros resultados en captación de fondos de proyectos internacionales han mejorado sustancialmente. Es cierto que tenemos que atraer a los mejores. Nuestros resultados en los ránkings tienen un efecto llamada para investigadores. Pero también hay un efecto llamada importante en el posgrado. La demanda de posgrado se ha incrementado en un 34%. Para el posgrado se buscan referentes de calidad. Y un incremento del 34% de la demanda nos indica ese efecto llamada.

-En cuanto a las infraestructuras, seguimos con prioridades como Melilla o la Biblioteca de Filosofía Letras...

-Melilla es un reto importantísimo. La apuesta que hacemos por Ceuta y Melilla debe que ser correspondida por el Gobierno de España. La financiación que da queda un poquito lejos de lo que supone Ceuta y Melilla. También está la cuestión de la Biblioteca de Filosofía y Letras, el edificio de San Jerónimo donde está Ciencias del Trabajo y Trabajo Social, que requiere de alguna intervención... El propio Espacio V Centenario va un poco más lento debido a que hemos hecho un esfuerzo presupuestario para atender a las personas, para hacer una oferta pública de empleo en condiciones.

-El pasado curso también se habló de la necesidad de la reestructuración de algunos centros. Por ejemplo, en Medicina se planteó la ampliación el Departamento de Antropología de Miguel Botella.

-Lo estamos viendo para que esté de la manera más idónea posible. Creo que adecuar todo se va a los 400.000 euros. Como en todo, hay que hacer números. La comunidad universitaria debe conocer lo que supone la contratación de un nuevo profesor, lo que supone la promoción, el plan propio de becas... Y lo que hace el equipo de gobierno y el consejo de gobierno es priorizar.

-¿Se llevarán todas las facultades de la rama de Salud al PTS?

-Esa es la idea. A largo plazo tendremos que abordar el cierre por parte de la Universidad de nuestra oferta formativa en el PTS. Está encima de la mesa pero hay otras prioridades.

-Otra infraestructura pendiente es el AVE...

-Fue muy duro cuando estuve en la presentación de las universidades andaluzas y en los mapas tanto Córdoba como Sevilla y Málaga destacaban sus buenas conexiones. Estamos perdiendo muchísimas oportunidades. Debe de llegar ya y que se soterre. Pero si vamos a tardar en el soterramiento, el AVE debe llegar urgentemente ya. Y el soterramiento debe financiarlo el Ministerio.

-En cuestión de personal, está pendiente la reivindicación del profesorado interino.

-Hemos llegado a un acuerdo los vicerrectores de Personal Docente con tres centrales sindicales. Lo que demanda el SAT en este caso no es acorde a legalidad y no podemos cumplirlo. Ya hay un acuerdo firmado que tendrá que ser ratificado en la mesa de negociación. No quiero tener un colectivo sin todas las cautelas legales, y eso lo han entendido los tres sindicatos. Si queremos optar por la universidad de excelencia la apuesta por el personal es importante.

-Sobre la recuperación de derechos, ¿qué reivindicaciones se estudiarán este curso?

-Nos gustaría la recuperación de sexenios y quinquenios y rebajar de 32 créditos la dedicación docente. Otros retos son la tasa de reposición y esperamos que la lista de espera de acreditados que se reduzca en año y medio o dos años. En las cuestiones que afectan al PAS también hay que trabajar intensamente.

-Un tema recurrente cada inicio de curso es el botellón y las novatadas, cuestiones que parece que han dejado de ser noticia...

-Es un tema que está totalmente superado. Hay que seguir haciendo campañas de lo que es saludable. Y una cuestión que tiene que ver con el adelanto del calendario es que la ciudad ahora está como a mediados de octubre. Ya tiene la vida universitaria y eso tiene su efecto en la economía.

-Sobre el protocolo contra el acoso impulsado desde la UGR, ¿le sorprende la cantidad de casos que se han denunciado?

-Somos reflejo de la sociedad. Esa apuesta por la prevención hace que se pierda el miedo a denunciar. Soy la primera que animo a que se denuncien las situaciones de acoso. Y de esas denuncias sólo una ha ido por la vía penal.

-Un caso que ha tenido trascendencia mediática ha sido la denuncia contra el profesor Gurpegui por supuestos comentarios homófobos en clase.

-Me reuní con el profesor, me trasladó su situación y es un tema que está en la Inspección de Servicios y en el Decanato.

-¿Y puede avanzar al ser una denuncia anónima?

-Las denuncias anónimas tienen el valor que tienen...

-Ninguno...

-Ninguno, pero yo tenía que oír a un profesor que veía denunciado de una manera anónima. A mí, será porque me he formado en una época dura, en la que había que dar la cara -aunque ahora parece que nos vino todo dado-, me gusta que se dé la cara.

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